Colaboración de José Martínez Ramírez
GRAN CAZADOR Y BUSCADOR DE SETAS
He
escrito unos poemas y deseo dedicárselos a este jiennense que nació en Iznatoraf, estudió derecho en la Universidad de Sevilla y desde siempre tuvo muy claro que quería trabajar en la
carrera diplomática. Esta profesión la ha desempeñado brillantemente, durante
años, en el Ministerio de Asuntos Exteriores en varios puestos de responsabilidad y, como
Embajador, lo fue con los gobiernos
de UCD, PSOE y PP.
Como
tenemos en común las mismas aficiones, la caza del reclamo de perdiz y la
búsqueda de setas, pues un día tuve el honor de conocerlo gracias a ello y al
mejor anfitrión del mundo, D. Antonio
García Vázquez.
Para
quien no conozca al Embajador Cuenca,
me voy a atrever a afirmar que ha sido una pieza clave en la historia
contemporánea de nuestra querida España y que, además, es un hombre que tiene
una cultura densa y exquisita y una inteligencia única e irrepetible. Por todo
lo bueno que atesora afirmo que, cuando sea grande, quiero parecerme a él.
D. José, reciba
un fuerte y sincero abrazo, cargado de admiración y afecto. Siempre a sus ordenes,
su amigo Pepe.
LA HIGUERA
I
Tenía
grandes sus hojas,
su tronco era liso
y
sus brevas jugosas.
Trepaba
con mis amigos
y
la lija de sus hojas,
por
hacer caso omiso
a
mi madre tan garbosa,
arañaban
sin aviso
nuestras pieles raposas.
La
recuerdo, yo, subido
en
sus ramas de diosa,
con
aquel cubo tan liso
sacaba
agua, qué cosas,
del
pozo para un guiso
y
para lavar las ropas.
II
Tras
unos viejos cajones,
con
mi escopeta herrumbrosa,
un
amanecer de gorriones
y
algarabía entre sus hojas.
Este
cazador de dientones,
así
comenzó sus curiosas
jornadas,
que son billones,
de
caza; algunas dudosas.
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