Colaboración de José Martínez Ramírez
PARA D. JOSÉ CUENCA ANAYA
Se
levanta algo inquieto antes del alba,
después
del aseo saborea pan, con ajo
y
aceite, tostado despacio en las ascuas
que
quedan de anoche y añade un palo.
Mira
sus perdices y elije una que canta
como
Sinatra, de ahí su nombre tan caro.
En
el cazadero se adivinan gargantas
y
plumas en celo, el pájaro tendrá trabajo.
Sus
reclamos tan suaves levantan la mañana,
un
par entra en la plaza con mucho desparpajo,
la
cresta levantada y sus dos alas arrastras.
Presenta
batalla y el mío responde con cuajo,
una
carambola bajo la retama, de alba,
mientras
el rocío brilla sobre el mostajo.
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