Colaboración de Francisco Pérez López
SIN OLVIDARNOS DEL AMOR
Moisés también comunicó al pueblo el comportamiento
que debían tener con Dios: Guardar todos los mandatos y preceptos que
les habían entregado mientras vivieran, afectando
a padres, hijos y nietos.
Les
recordó que tenían un solo Dios al
que debían amar, este comportamiento
deberían mantenerlo siempre.
Debemos
tener muy en cuenta que Dios, en ese
momento, se estaba presentando a su pueblo con un formato de acercamiento
diferente a lo anterior.
Cuando
Jesús comienza a realizar su labor
evangelizadora ya es un mensaje y un actuar diferente al A. T.. Un día estaba
haciendo su labor, se le acercó un escriba
y le hizo la pregunta que las personas temerosas de Dios siempre se están planteando cuando no tienen claro qué deben
hacer para no fallarle y poder ir al final de sus días con Él al Reino. Leamos el
texto completo de ese hecho en MARCOS
12, 28-34:
[28. En aquel tiempo,
un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
- ¿Qué mandamiento es
el primero de todos?
29-31. Respondió Jesús:
- El primero es: Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor:
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
No hay mandamiento
mayor que estos.
32-33. El escriba replico:
- Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que
el Señor es uno solo y no hay otro
fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con
todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
34. Jesús, viendo que había respondido
sensatamente, le dijo:
- No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie se atrevió a
hacerle más preguntas.].
El
escriba entendió el mensaje pero después de Jesús dudo mucho que los cristianos lo hayamos entendido y por
eso me pregunto…
¿Nuestro compromiso se ajusta a la respuesta
que le dio?
Considero
que no porque hemos dado prioridad a cumplimientos,
preceptos y tradiciones que Él no puso
en el catálogo con el que le respondió
a su pregunta.
El
sacerdocio debemos analizarlo a
través de la historia y entonces conoceremos de él cómo funcionaba antes y después de Jesús.
Al
comienzo, los sacerdotes se
consagraban al culto pero su condición humana les hacía tener una temporalidad que
estaba sujeta a la muerte y por eso hubo muchos. Con Jesús cambiaron los hechos porque, debido a su inmortalidad, Él sigue
entre nosotros y siempre lo estará.
La
clase sacerdotal, a diario y por ser
hombres imperfectos, hacían sacrificios para pedir al Padre por sus pecados y por los del pueblo, por las cosechas, por
la salud... Jesús es el sumo sacerdote y no tiene que hacer sacrificios a diario como ellos porque, con el sacrificio de su muerte, los pecados
de los hombres de todos los tiempos quedaron lavados.
Esta
evolución nos debe llevar a una comprensión real del culto a Dios y a un comportamiento
diferente en nuestra relaciones de familia y sociales. Si lo logramos no seguiremos encorsetados en normas
estrictas que nos recortarán la libertad.
Jesús no deseaba
que fuéramos así y por eso enseñó a los judíos,
y a nosotros con ese ejemplo, que debían sacar el animal caído en el pozo antes
de que muriera o no sacarlo y que muriera porque era sábado. Él no se oponía
al sábado pero consideraba que era
más importante curar en sábado al
enfermo que no ayudarle y dejarlo abandonado a su suerte.
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