Colaboración de Paco Pérez
CON LAS PROMESAS ELECTORALES: EL
PSOE GANÓ Y ESPAÑA PERDIÓ
España,
entre 1936 y 1939, se vio zarandeada
por los acontecimientos lamentables que desembocaron en… ¡¡¡La Guerra Civil!!!
Lo ocurrido no fue una casualidad sino la consecuencia lógica
del enturbiamiento paulatino que fue experimentando la convivencia social,
situación ocasionada por los políticos que
entonces estaban en nuestras instituciones
públicas.
Siempre se habló mucho del acontecimiento y ahora también pero,
a mi entender, no se hizo entonces, y tampoco se hace en nuestros días, el
relato real de los hechos que se vivieron de manera justa porque cada parte sigue
arrimando el ascua a su sardina con el empuje del sectarismo y no con la fuerza
de la realidad, cuando las partes actúan así ya se estropea todo porque falsean
el relato al enterrar la verdad de manera premeditada.
Os propongo dar un salto en el tiempo, viajar al pasado y
hacer una parada en el periodo de tiempo comprendido entre el “14 de abril de 1931 y el 1 de abril de
1939”.
La proclamación de la II
República vino después de celebrarse unas “Elecciones Municipales”, no se había acabado el recuento de los
votos emitidos en todo el territorio nacional y por los resultados favorables
en algunas ciudades se pasó a su proclamación… ¿Cómo se pudo hablar de victorial electoral si no se había acabado el
recuento? ¿Cómo se pudo proclamar la
II República si lo que se votaba en esos comicios eran listas para gobernar los
ayuntamientos?
Antes de consumarse ese acto colectivo anómalo se cometieron actuaciones
irregulares increíbles que pudieron ser vistas en su día por los invidentes y ochenta
y siete años después no quieren reconocerlas muchos sectarios de nuestros días…
¿Se puede llamar “Golpe de Estado” a
ese hecho histórico?
Si nos ajustamos a lo que ocurrió no creo que haya dudas y
las consecuencias posteriores que se derivaron pues ya las padecimos los
españoles.
En nuestros días, al recordar la historia se comprueba que no
aprendemos del pasado para corregir los viejos errores y por esa razón seguimos
tropezando en la misma piedra. Como ejemplo tenemos lo que está ocurriendo en Cataluña desde hace algún tiempo y por
ello tendríamos que preguntarnos cómo le
podemos llamar a esos acontecimientos bochornosos que arrancaron con la “Declaración de Soberanía y del Derecho a
Decidir del Pueblo de Cataluña” y continuaron con la “Proclamación unilateral de la República de Cataluña” el 27 de
octubre de 2017. El Gobierno, ese
mismo día, aplicó a la Autonomía el
artículo 155 de la Constitución de 1978
y, tras unos días de pasos oficiales legales, el 31 de octubre de ese mismo mes la suspendió el Tribunal
Constitucional de manera oficial. El Gobierno convocó elecciones para el 21 de diciembre de 2017 y el 2 de junio de 2018, como
entendieron que todo estaba normalizado, levantaron la aplicación del 155… ¿Qué
ocurrió entre el 27 de octubre y el 2 de junio?
Algunos levantiscos salieron corriendo, acto que les pasará factura política, y otros decidieron quedarse para responder ante la Ley de lo que hicieron, gesto que les honra y les favorecerá en el
futuro. La Justicia encarceló y ahora, cuando acabe la fase de instrucción del
sumario, tendrá que enjuiciarlos para poder emitir una sentencia a los
encausados… ¿Se les acusará de “Sedición
y Rebelión” o sólo de “Sedición”?
Si analizamos los hechos con la ayuda de la verdad nos
daremos cuenta, una vez más, de que “nada
ocurre por casualidad” muchos años después. Opino así porque gran parte de nuestros
políticos están poniendo en marcha la interpretación que antes hicieron, y ahora
hacen, de su profesión: Acudir a las Cámaras
a no resolver nada, aplaudir a los suyos, silbar a los contrarios, bostezar,
echar la siesta alguna vez que otra, cobrar bien y de manera puntual… En fin,
servir a los intereses de su partido y olvidarse de los problemas de la ciudadanía durante cuatro años.
Por hacer esta pantomima, Cataluña está llevando a España
a una encrucijada rupturista que sólo se resuelve si “suben las barreras” para que sólo puedan circular por dónde quieran,
y sin control, los que se colocaron “fuera
de la Ley”, quienes se manifiestan
sin autorización, los que ponen lazos
amarillos en espacios comunes, quienes queman
la bandera nacional y las fotos del Rey, aquellos que gastan el dinero público en sus travesuras… Para completar la faena,
desde Madrid y por intereses personales,
les han dado vida formando el “cordón
sanitario” y allí no tardarán mucho en “bajar las barreras” para que no puedan transitar con la misma
libertad que ellos quienes piensan en “clave
de España”.
Si la “izquierda-progresista”
no les aplica ya el 155 y con la
energía que no lo hizo el PP… ¿Qué podría suceder si siguen trampeando, tanto
los que tienen que impedirlo como los que quieren consumarlo, para conseguir
los objetivos particulares que cada uno llevaba en su zurrón a la coalición?
Si la República Catalana fuera proclamada entonces
podrían darse, pienso yo, algunas de estas posibilidades:
1.- Que respetaran los principios
de la democracia y convocaran elecciones convencidos de su triunfo
abrumador. Así, los “partidos de
centro-derecha” podrían participar y, en el mejor de los casos, podrían obtener
un respaldo que les diera una representación insuficiente para gobernar.
Los partidos de la “izquierda
progresista” renovarían la aplicación del “cordón sanitario” contra el “centro-derecha”
y después acordarían la formación de un “gobierno
de coalición” en el que se repartieran las carteras o podría ocurrir que
gobernara la lista más votada con el apoyo de los demás.
Esta situación sería la más deseada porque, si gobernaran con
principios democráticos, la vida en común se normalizaría y así los catalanes
contrarios a la República no deberían
ser increpados, algo que ahora ya está sucediendo en casos puntuales.
2.- Que una vez realizada la proclamación de la República en Cataluña, como ocurrió hace un año, el Gobierno ya estaría formado por quienes la proclamaron, algo
sublime que resultó de un cóctel original en el que se mezclaran los principios
de izquierdas conocidos como social demócratas,
soberanistas, comunistas, republicanos
federalistas, ecologistas, feministas,
anticapitalistas… ¿Qué podría resultar del invento si algún
día se diera esta hipótesis?
3.- Al separarse,
de manera unilateral… ¿Los catalanes tendrían que entrar en una fase de
negociaciones con el Gobierno de España o con la proclamación ya estaría todo arreglado?
Propongo esta posibilidad por la situación real de
negociaciones en que ahora está el Reino
Unido con la Unión Europea por
su salida unilateral de ella. Cuando
se han encontrado con la realidad han comprendido el error que han cometido y
ahora, si pudieran, darían marcha atrás… ¿Podría ocurrirle a los catalanes igual si
algún día proclaman la independencia?
Lo que han montado en Cataluña
comenzó a cocerse en 2003, cuando Zapatero
les prometió, en un mitin de apoyo a Maragall:
[“Apoyaré la reforma del Estatuto que
apruebe el Parlamento catalán”.].
Once años después de que el señor Zapatero pronunciara esta nefasta frase para España acudió al plató de Risto
Mejide y en el transcurso de la entrevista le reconoció que no debió
decirla. Estas fueron sus palabras: [“Es
verdad que la frase no fue muy afortunada. Intenté rectificar. Quise decir
que apoyaría que el parlamento de Cataluña aprobara un Estatut conforme a la
Constitución.”].
Ese gesto lo honró, lo reconozco, pero lo hizo a destiempo
porque el mal sembrado ya había dado sus frutos y lo hizo cuatro años después
de que el “Tribunal Constitucional”
dijese que gran parte del “texto”
que presentaron en el Congreso de los
Diputados no tenía cabida en la Carta
Magna.
Con esta sentencia Zapatero
quedó en evidencia porque el PSOE los
apoyó como él les prometió, cuando debió de haber procedido con cordura, lo que
no hizo.
Las travesuras que el señor Zapatero nos regaló pasarán a la “Historia de España” y ahora todavía estamos viviendo las
consecuencias de una de ellas… ¡¡¡La
Memoria Histórica!!!
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