Colaboración de Paco Pérez
ÉL NOS SIGUE LLAMANDO
Los
textos nos muestran cómo es la actuación del Señor para manifestarse a los hombres en cada momento de la
historia. Sus formas no son las mismas porque debemos pensar en el nivel
cultural de quienes debían recibirle… ¿Sería
una barbaridad afirmar que ya está todo anunciado y que sólo nos queda a las personas
la opción de ponernos a trabajar para que su proyecto dé los frutos que harán
del planeta el lugar idílico soñado y que Él nos regaló?
Isaías nos relata
una de esas formas de manifestarse, la experiencia que tuvo él. Leemos ISAÍAS 6,12ª. 3-8:
[El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor
sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y
vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo:
- ¡Santo, santo, santo, el Señor de
los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!
Y temblaban los umbrales de las
puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije:
- ¡Ay de mí, estoy perdido!
Yo, hombre de labios impuros, que
habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y
Señor de los ejércitos.
Y voló hacia mí uno de los
serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas
tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
- Mira; esto ha tocado tus labios,
ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.
Entonces, escuché la voz del Señor,
que decía:
- ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por
mí?
Contesté:
- Aquí estoy, mándame.].
Estas
manifestaciones eran necesarias, Isaías
quedó muy impresionado con tanta grandeza y majestuosidad, reconoció ante Él sus miserias, quedó liberado de sus errores
por uno de los serafines y, finalmente, lo eligió el Señor para que transmitiera al pueblo sus mensajes.
Ochocientos
años después llegó el momento cumbre de su obra, Jesús entra en acción y, con métodos diferentes, puso en marcha el Reino de Dios entre los hombres.
El
lago de Galilea tuvo una importancia
muy grande para la puesta en marcha de los planes de Dios pues en aquel entorno comenzó Jesús a ser conocido. Allí vivían algunos de los apóstoles que Él escogió para que le siguieran y en sus aguas, o en sus
proximidades, se protagonizaron algunas de las escenas bíblicas con las que
comenzó a ser muy conocido y seguido.
Jesús, al
principio, estaba solo pero, tal vez, sabedor de que su misión necesitaba de
una actuación colectiva buscó rodearse de personas que comprendieran sus
palabras, se convencieran de la verdad que comunicaban y entonces le siguieran.
¿Cómo consiguió en aquel ambiente inculto el
seguimiento tan incondicional de ellos?
Primero
se los ganó con la palabra y después pasó a realizar ante ellos la escena maravillosa
de la “Pesca milagrosa”. Para que
nosotros comprendamos en nuestros días qué efecto debió causar a los presentes
esa acción deberemos viajar hasta aquellos tiempos y entonces comprenderemos
mejor que cuando realizaba ante ellos esas acciones
extraordinarias les hacía pensar sobre “qué había ocurrido” y “quién
lo había hecho”, en este caso “una
pesca abundantísima” y “un tal Jesús”.
Como
la sociedad, antes y ahora, lo que busca son realidades y no promesas vanas
pues es lógico que después de presenciar aquella escena los pescadores que le acompañaban quedaran asombrados, reconocieran a Jesús como su autor, no
dudaran de lo que había hecho y que le
aceptaran su propuesta de seguimiento sin titubear.
Jesús dejó las
bases del proyecto del Reino en
marcha y después tocaba remar a los que vinieran detrás. Los apóstoles fueron
los que continuaron con su labor formando las primeras comunidades cristianas.
Entonces apareció Pablo y el Señor encontró en él las cualidades
adecuadas para que cambiara su comportamiento y pasara de perseguir a los
cristianos a morir por el Señor.
Pablo, a las
comunidades cristianas que él fundó, les recomendaba que siguieran practicando lo
que les había enseñado era el fruto de lo que él había aprendido de quienes
habían conocido a Jesús, los instaba a continuar aplicando esas
experiencias en sus vidas la para que así la fe siguiera presente en ellos y
entonces todo marcharía pero, si no seguían en ese camino todo se vendría
abajo. Les recordó que él fue el último, el más pequeño de todos, que fue
elegido por Jesús, que recibió de Él el encargo de transmitir a los demás
la VERDAD y que no se cansaba de
repetir:
-
[…que Cristo murió por nuestros pecados, según las
Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las
Escrituras…].
Pablo les reconoció
que pasó de perseguir la doctrina de Jesús
a defenderla. Esta razón fue la que dio impulso a su vida hasta que la entregó
defendiendo el Reino.
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