Colaboración de Paco Pérez
DOMINGO DE RAMOS
Dios
llama siempre a las personas y, con la libertad que nos regaló, tenemos que
decidir si optamos por seguir su camino o el nuestro. Si nos sentimos atraídos
por el suyo deberemos confiar en Él y así nos
resultará más fácil seguirlo pues comprenderemos mejor qué espera de nosotros, notaremos
su presencia, comprobaremos que cada día nos orienta sobre qué debemos hacer, podremos
resistir los envites de los peligros que nos están acechando y,
con la fe que necesitamos, no responderemos con violencia a quienes nos maltraten.
Alcanzado este nivel personal de responsabilidad cristiana cada día nos
sentiremos más
empujados hacia quienes sufren e intentaremos ayudarles compartiendo sus
problemas y animándolos a seguir luchando.
Jesús tomó
condición humana para hacer más entendible su misión y por eso fue nuestro faro espiritual. Siendo quien era, no
se presentaba ante los hombres manifestándoles su condición de Hijo de Dios, sino que ofrecía sus
propuestas de vida con naturalidad a quienes se le acercaban, se mostraba
pacífico, los escuchaba, les ayudaba, rechazaba la violencia, huía de quienes
querían encumbrarlo, se presentaba como el último de ellos… ¿Así es como actuamos los humanos DOS MIL
años después de sus enseñanzas?
No
hemos aprendido la lección que nos regaló, a pesar del comportamiento tan
ejemplar que tuvo con las personas.
Hoy,
la cristiandad celebra la festividad del “Domingo
de Ramos” y en ella recordamos el
día en el que Jesús “fue aclamado” y después “acabó en tragedia”. Esta visión de lo
ocurrido está sustentada en la realidad de unos hechos históricos pero si realizamos
el enfoque tomando como referencia el “Plan
de Dios” entonces la realidad es como realmente fue, el triunfo de quien
luchó hasta el final para poner en marcha ese “PROYECTO”.
¿Por qué considero que fue un triunfó?
Lo
entiendo así porque comenzó eligiendo
a unos hombres como DISCÍPULOS para
que lo siguieran, aprendieran su mensaje de manera
práctica durante ese acompañamiento y para que, cuando llegara el momento de su
partida hacia el REINO, ellos
continuaran con la labor MISIONERA
que Él inició.
El
diseño realizado por el PADRE había
sido perfecto pero los DISCÍPULOS, a
pesar de haber presenciado a diario su actuación, no tenían claras las ideas
cuando llegó el momento final de aquel viaje ilusionante que iniciaron un día
junto al “lago”… ¿Por qué?
Porque
su proclamación por el pueblo como Mesías
fue la culminación de una “esperanza
histórica” que no fue bien interpretada por los judíos, debido a que sólo
lo vieron como el “cumplimiento de una
promesa que les había hecho Dios” y no como la “siembra” de las semillas para la futura cosecha del cristianismo.
Los
judíos, desde que les anunciaron la
venida del Mesías, como consecuencia
de las deportaciones que padecieron en el pasado y de las humillaciones que
recibían a diario de los romanos lo esperaban como un guerrero invencible que
los liberaría pero cuando vino Jesús y les propuso ofrecer la otra mejilla se sorprendieron, prefirieron a Barrabás
(un celota que luchaba contra Roma),
a Él lo acusaron de levantisco, lo
apresaron, lo mataron y todavía no lo han aceptado; no lo comprendieron ni sus discípulos y
por eso lo negó Pedro tres veces, Tomás
necesitó tocar sus heridas, dudaron
de su resurrección, tuvieron miedo y
se escondieron… Después se presentó
a ellos RESUCITADO, ya vieron que era el mismo de antes y para
los incrédulos este fue el empuje definitivo que necesitaban para comprender lo
que hasta ese momento no habían hecho. Desde entonces ya salieron sin miedo a
proclamar su condición de HIJO de Dios,
comenzaron su labor misionera y por ella, algunos, fueron martirizados.
¿Qué nos ha quedado de su ejemplo y qué
hacemos nosotros en el 2019?
Yo
tengo la sensación de que no respondo a Jesús
como Él espera de mí, creo que algo hago
pero considero que es insuficiente.
Que
cada cual se analice si lo considera oportuno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario