Colaboración de Paco Pérez
ALMENARA, ANÉCDOTAS
CAPÍTULO X-H
“EL MANCO PATILLAS”
Cuando
era un niño en las casas no había “televisores”
y en muy pocas se podía escuchar las voces de una “radio” al pasar. Esta realidad favorecía que las familias no
encontraran otra forma de distraerse que reuniéndose alrededor del fogón o del
brasero si era invierno o en la acera de la calle si era verano. En estas
tertulias los mayores llevaban la voz cantante y los demás escuchaban sus
relatos guardando un silencio sepulcral… ¡¡¡En nuestros días ni los escuchamos para solventarles lo más elemental!!!
Como
ya soy algo mayor pues algo pillé de esa cultura y así fue cómo, conversando
con mi abuelo Francisco Pérez Soriano “El Viejo” una noche de invierno, tuve
las primeras noticias de José del Moral
Almagro, más conocido en nuestro pueblo como “El Manco Patillas”.
Siempre
que se le mencionaba era para recordarlo como un señor “Manco” que “hablaba mucho y,
además, cargado de razón” pero también es verdad que era poco respetado
porque solía estar ebrio cuando lo hacía.
Desde
aquellas primeras noticias sobre este señor no se me había presentado la
ocasión de volver a escuchar algún comentario sobre él, y ya habían pasado algunos
años, pero un día, durante la visita que hice con mi esposa a casa de sus
padres salió de nuevo su recuerdo. Estábamos hablando de temas corrientes y reapareció
la figura de este señor gracias al recuerdo que de él tenía Manuel Moreno Jiménez “Manolo Carabinas”, mi suegro. Los
hechos que recordó sucedieron cuando él
todavía estaba soltero y vivía en Almenara
con su hermano “Juan Carabinas”; éste
sí estaba casado, tenía sus hijos y había arrendado
un cortijo, esa era la razón por la que vivían “Los Carabinas” allí.
Un
día, Manolo vino a Villargordo para resolver unos asuntos en
el Ayuntamiento y al concluirlos subió
a su montura para regresar al cortijo. Aún no había acabado la mañana y el
cielo estaba tan encapotado que unas nubes tremendamente negras cubrían los
campos, parecía que la noche ya había llegado y la realidad era que la amenaza
de lluvia estaba a punto de convertirse en realidad. Subido en el caballo
intentaba llegar lo antes posible al cortijo porque las gotas como puños
comenzaban a golpearle el cuerpo y de no llegar pronto acabaría empapado. Ya
divisaba la cortijada, estaba a punto de cruzar la “Cañada de Almenara” y, desde la distancia, divisó un bulto en medio de la corriente de agua.
Al llegar al lugar y estar junto a él comprobó que era una persona que estaba caída de bruces sobre el agua, descabalgó para
ayudarle y, al darle la vuelta, comprobó que era José. Inmediatamente lo sacó del agua y, como mi suegro tenía una
fuerza descomunal, pudo subirlo a su montura y llevarlo hasta su cortijo.
La
lluvia no cesó y por la noche se convirtió en torrencial, la cañada creció y “El Manco Patillas”, de no haberse
presentado Manolo “Carabinas”, no hubiera podido dar más
discursos a sus paisanos en los bares porque se hubiera ahogado… ¡¡¡Quién sabe dónde hubiera aparecido muerto y
cuándo!!!
Con
el paso de los años la figura legendaria de este señor se perdió de la escena
local de nuevo y ahora, con los relatos “almenareños”,
he decido recordarla para que no se pierdan sus anécdotas.
Hace
unas fechas, en la cafetería, retomé el tema y pregunté a dos personas mayores,
Segundo Moreno y Tomás Lendínez. Ese paso me permitió localizar a los familiares
que aún viven en Villargordo, Josefa Recena Moral “Pepa la Campillera”. Esta señora es
hija de Ana Moral del Moral “La Patillúa”, la que fue sobrina de
nuestro personaje, ella ha sido quien me ha facilitado las puntualizaciones
esenciales del relato y las fotos que aún conservaba de estos familiares, la
pena es que no tenga de José.
Estos
son los padres del señor José del Moral
Almagro “El Manco Patillas”,
vivían en un cortijo de Almenara y
tuvieron dos hijas y cinco hijos:
-
María Francisca, la abuela de Pepa.
–
Segunda, la madre de “Los Tobalillos”.
–
Cándido, el padre de Fernando y Pepita, ambos son conocidos como “Los Cachos”.
–
Fernando y Manuel no se casaron y murieron muy jóvenes.
-
Francisco.
Esta
familia vivía en Almenara habitualmente
pero cuando los hijos tuvieron que ir al colegio ya vivieron aquí con ellos y
como éstos tenían unas capacidades intelectuales muy buenas pues los maestros
les aconsejaron que los pusieran a estudiar, los padres respondieron a sus
consejos favorablemente y tres de ellos hicieron carrera.
José estudió y
acabó Derecho en Madrid pero no opositó, sólo la ejerció
un poco tiempo en nuestro pueblo pero aquí pocas opciones de brillar y de
prosperar se le podían presentar a comienzos del siglo XIX, además, como parece
ser que cobraba por sus servicios mucho dinero pues ese fue otro factor que se
lo impidió.
Cuando
fue reclamado a filas lo destinaron a una de las plazas militares que España tenía en África, se enroló en la Legión
Extranjera que, mandada por Franco,
participó en la “Guerra del Rif”.
Esta circunstancia fue la que le ocasionó la pérdida de una de sus manos,
ocurrida por la explosión de una “Bomba
de mano”, de ahí le vino el apodo de “Manco”
y el añadido de “Patillas” porque
esta familia era conocida como los “Patillúos”
y con estos elementos le adjudicaron el de “Manco Patillas”.
La
vida desordenada que llevaba y la pobreza tan tremenda que afectaba a la sociedad
de entonces le hizo vivir una experiencia única. En una ocasión buscó la
compañía de una dama para pasar la noche, la encontró y, mientras dormía, la
señora le quitó la ropa y lo dejó durmiendo como su madre lo trajo al mundo. Lo
que no me contó mi informador, Segundo
Moreno, fue cómo se las ingenió al día siguiente para salir a la calle.
Cuando
venía por el pueblo y se ponía apipado, como daba muchas voces, pues cuando iba
por la calle los zagales acudían como moscas y se iban detrás de él. Durante
esas actuaciones improvisadas manifestaba su ideal político de derechas y
recordaba con cariño, por los años vividos en la Legión con él, la figura de Franco.
Eufrasio Moral “El Vago”, su primo, amaba también la
tertulia junto a un buen vaso de vino, tenían unas excelentes relaciones y por
esa razón pasaban juntos muchas horas en el bar. Al ser primos tenían una
característica común, cuando estaban pintones les entraba la inspiración y
generaban relatos y mensajes geniales. Por ejemplo:
-
Como el señor José fue soldado en África, cuando recordaba el pasado,
levantaba el brazo mutilado, se dirigía a quienes estaban en el bar y les decía
con energía:
[Soy un soldado
americano,
he cobrado mis haberes
y no le debo nada a nadie.
¡Eh, eh, eh, eh!].
Este
mensaje que lanzaba se ha conservado gracias al señor Antonio “El Jordano”, ya
fallecido, lo conocía muy bien porque trabajó durante muchos años en el cortijo
de sus padres. Parece ser, según Juan
Antonio Martos “El Hocicón”, que
como Antonio trabajaba de molinero en la Cooperativa “Cristo de la Salud” pues el día del remate, cuando se
ponía un poco alegre, lo recordaba y
repetía este mensaje tratando de imitarle.
Francisco optó por el sacerdocio y, durante un tiempo, marchó
a Roma para ampliar sus estudios. Esta
es la huella que se conserva de su presencia allí.
Cuando
acabó su periodo de formación le llegó el momento de examinarse y el tribunal
lo declaró no apto. Cuando recibió la notificación del resultado protestó ante
el tribunal, éste le comunicó su error y él les dijo:
-
[Si mi respuesta no está correcta les pido que lo
comprueben en el libro estudiado - les indicó también el número de página en que
estaba la respuesta. Si una vez comprobado lo que digo mantienen su decisión entonces
tendrán que aceptar que a quién suspenden es al libro y no a mí.].
Cuando
regresó a España fue destinado a Navas de San Juan (Jaén), en esa localidad estuvo durante
más de cuarenta años como párroco y, al morir allí, fue enterrado
en una capilla de la iglesia.
Manuel estudió
medicina en Granada y, al concluir
sus estudios, estuvo trabajando un poco tiempo en Villargordo, en aquellos años el titular de la plaza era D. Luís Sagaz Zubelzu. Después se
marchó y continuó trabajando en Sevilla.
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