Colaboración de Paco Pérez
¿QUÉ FUE Y QUÉ DEBE SER?
El
Templo de Jerusalén polarizaba el movimiento religioso de Israel antes de
Jesús, en él todo estaba regulado: Quienes tenían que atender los servicios
religiosos, dónde tenían que ofrecerse, qué tenían que presentar a Dios,
cuándo, qué cantidades, dónde debían realizarse las compras para los
sacrificios… También estaban regulados los espacios para orar y quienes podían
estar en cada uno de ellos.
Su
grandeza deslumbraba a las personas al visitarlo y después manifestaban su
admiración por las cosas materiales que había en él. Lo comprobamos en LUCAS 21, 5-6: [En aquel tiempo, algunos
ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús
les dijo:
Este
texto nos ayuda a descubrir qué tiene
valor eterno y qué no, las piedras
y los exvotos se pueden comprar con
dinero y destruirse por acciones humanas perversas o por los efectos de la
climatología con el paso de los años pero las buenas obras, aunque sean las más sencillas y humildes, siempre alcanzarán
un gran valor ante Dios pues quienes
ayudan con lo poco que tienen vale más que lo que dan quienes se desprenden de
aquello que les sobra.
Cuando
les habló Jesús de la destrucción que se avecinaba les dio las claves para que
permanecieran tranquilos y para que no se fiaran del primero que les anunciara,
con la inminente llegada de catástrofes, la destrucción del orden que había.
Por
todos estos hechos el culto se apartó del verdadero sentido que debía tener, se
convirtió en un negocio de gran volumen y así, quienes intervenían en él, sólo
pensaban en sus beneficios monetarios. Por esa razón Jesús protagonizó la
escena de los “cambistas”, fue una
forma violenta de protestar contra los poderes oficiales que habían convertido el
lugar y el acto de la adoración a Dios
en un mercadeo vergonzoso.
El
pueblo judío realizaba las prácticas religiosas tradicionales pero éstas fueron
cambiando con el paso de los años y esa evolución es palpable si se analiza el
formato religioso judío de entonces y el cristiano actual.
Los
problemas religiosos siempre han estado presentes en el pueblo y por esa razón
el profeta Malaquías los conminó a
cumplir correctamente los mandatos del Señor
comunicándoles que si no cumplían serían castigados cuando les llegara el día
final y, por el contrario, que quienes sí lo hicieran serían premiados.
Los
profetas actuaban para guiar a las personas cuando se desviaban debido a que
estaban cansadas de cumplir los preceptos y de recibir como premio los golpes
que la vida da a veces, mientras comprobaban que quienes vivían al margen de
toda ley y justicia triunfaban.
Con
el paso de los años, en nuestros días también, se sigue repitiendo la historia
y por esas realidades se debilita la fe y aparece la crisis espiritual en quienes
sufren.
El
trabajo se convierte en instrumento de justicia cuando permite al hombre
realizarlo cada día para ganar el sustento y dar de comer a su familia, por eso lo recomendaba Pablo pues si las personas eluden la responsabilidad de ir cada día a
trabajar ponen en peligro la convivencia al no poder dejar de comer y si no lo
hacemos será la comunidad quien tendrá que ayudar a quienes pasen por esos malos
momentos, unos por culpa de la situación lamentable del mundo laboral y otros
porque no están dispuestos a doblar el eje. Si la responsabilidad de ayudar al
necesitado es de la comunidad cristiana también deben de saber los que la
forman que todos deben participar en la realización de las tareas colectivas.
Los
discípulos, hombres normales, interpretaron mal a Jesús cuando les habló de la
destrucción que se avecinaba pues creyeron que el “fin del mundo” estaba detrás de la esquina y la realidad era otra diferente:
Anunciaba el final de una cultura
religiosa, la judía, y el comienzo de otra nueva, la cristiana. Con ella
vendría la salvación del hombre pero
no se realizaría con un cambio radical sobre lo anterior
sino mediante la maduración lenta de un proceso previo… ¿Estamos contribuyendo a esa maduración lenta del proceso que nos enseñó
Jesús?
Creo que no y el fallo
es de todos pues hacemos muchos planes para el día de mañana y nos olvidamos de
que debemos cimentar bien el presente si queremos llegar a vivir con éxito el
futuro. Por ejemplo: Si durante nuestra vida laboral nos despreocupamos de
cotizar al fondo de pensiones… ¿Qué paga
cobraremos cuando nos llegue la jubilación?
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