Colaboración de Paco Pérez
ACEPTACIÓN
DEL MENSAJE
ADVIENTO IV
Las personas siempre buscamos respuestas inmediatas
pues no tenemos paciencia con quienes las tienen que dar, los hombres o Dios. Hoy nos encontramos con esa
realidad y ante ella nosotros debemos dar en cada momento los pasos adecuados,
después sólo nos quedará confiar en que las partes implicadas cumplirán con su
responsabilidad. Para que esto suceda es necesario tener fe verdadera en Dios… ¿Por qué?
Porque
Dios es eterno y su actuación lleva
un ritmo diferente al nuestro. Ejemplo: En el año 734-33 antes de C. el pueblo de Israel sufría los enfrentamientos entre
el Reino del Norte y el del Sur y el profeta Isaías trató de impedir la lucha
reconduciéndolos por el camino de la fe en Dios
y la no violencia hacia el entendimiento pero ellos no lo escuchaban y preferían
formar alianzas con otros pueblos fuertes para vencer a los otros. Intervino Dios, está en Isaías 7, 10-14:
[En aquellos días, el Señor habló a
Acaz:
- Pide una señal al
Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.
Respondió Acaz:
- No la pido, no
quiero tentar al Señor.
Entonces dijo Dios:
- Escucha, casa de
David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues
el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad: la virgen está
encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.].
Escucharon
al Señor, no hubo guerra, se cumplió
la señal dada pues la mujer dio a luz un niño y, dando gracias a Dios, le puso Emmanuel.
Con
este mensaje misterioso de salvación anunció lo que ocurriría muchos años
después, el nacimiento de Jesús, un
hecho que también salvaría a los hombres.
Cuando
llegó el momento de hacer realidad este anuncio se planteó una situación
extraordinaria y para comprender la grandeza de María y José lo mejor es
viajar al pasado del pueblo de Israel
y conocer la tradición que allí había para formar una familia. Para que el matrimonio judío tuviera validez tenían
que dar dos pasos, el contrato o desposorio y la cohabitación. María y José ya habían dado el primero y estando
en esa fase ella concibió a Jesús
pero, como no habían cohabitado, esta situación le permitía a José ejercer su derecho al repudio… ¿Fue fácil para José entender que María, sin cohabitar con él, quedara
embarazada porque el Espíritu Santo había realizado un milagro en ella?
La
grandeza de José quedó patente
cuando dudó, se planteó repudiarla, estudió hacerlo con la fórmula que le hiciera
el menor daño posible pues, como la quería mucho, no deseaba que María fuera acusada de adulterio y fuera lapidada.
Mientras intentaba encontrar la mejor solución el Señor le ayudó y, en sueños, le hizo comprender lo ocurrido, él
aceptó el mensaje, entonces comprendió las razones que María le había dado, la tomó como esposa y se convirtió en ejemplo
de esposo y padre.
Vivimos
en unos tiempos en los que la familia
está en horas bajas, donde los esposos no
se aguantan ningún contratiempo y así, con la primera ventolera que se les presenta,
rompen la unión sin mirar antes cómo van a quedar ellos y los niños, los
más débiles.
En
los tiempos bíblicos la estructura familiar era inamovible, cada cual tenía que
cumplir con su cometido y los mayores, abuelos y padres, eran respetados al
máximo. En ese marco familiar se aprendía la esencia de la convivencia y a cumplir con los principios religiosos del judaísmo. Además, contribuía a ello el
hecho de que las viviendas se construían agrupadas, lo hacían alrededor de un
espacio central que era usado por todas ellas, en él dejaban los aperos de
labranza, compartían el molino y el horno, se intercambiaban los animales y los
aperos, se ayudaban unas familias a otras en la recolección de las cosechas… ¡Aprendían de manera práctica el mensaje que
después nos legó Jesús!
Cuando
Él les predicaba acompañaba sus
mensajes con ejemplos que había aprendido en el ambiente rural donde se crío.
Han
sido suficientes XX siglos para que la individualidad
y el relativismo hayan eliminado la
cultura de la solidaridad y la convivencia, por eso tenemos los
ejemplos negativos de nuestros tiempos.
¿Dónde ponemos la creencia?
En
una conveniencia personal pues no nos atan los actos oficiales: Bautismo,
eucaristía, confirmación, matrimonio y defunción. En estos momentos puntuales es
cuando nos acordamos de que somos cristianos, el resto del tiempo hacemos lo
que creemos oportuno y nos quedamos muy tranquilos.
Sería
bueno analizar los hechos familiares actuales con la mirada puesta en el pasado
y en el presente, enamorarnos de la Sagrada
Familia y valorar lo importante que sería ilusionarnos con el ejemplo de María y José para cambiar los planteamientos familiares de nuestros
tiempos.
También
debemos fijarnos en el ejemplo de Pablo,
él también fue llamado por el Señor,
lo acogió y dio un cambio radical a su vida… ¡Pasó de perseguirlo a trabajar
por la divulgación de su mensaje y a morir por Él!
No
se cansaba de proclamar que debemos dar testimonio de Jesús llevando su mensaje a quienes estén alejados de Él o lo
desconozcan y para ello proponía estar cerca de quienes estuvieran marginados por
la sociedad. Aconsejaba que estar sin ataduras era la situación ideal para
servir a Jesús pues debemos estar preparados para sufrir las consecuencias de
su seguimiento.
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