Colaboración de Manuel Sánchez García
Las
gentes son como los atardeceres de mi pueblo;
como
los incansables corales que desde el
fondo
del mar navegan y navegan,
buscando
nuevos horizontes,
corriendo
nuevos caminos por los que soñar,
por
los que luchar y pelear.
Como
un cielo de estrellas es la gente de mi pueblo;
aquella
gente esclava de su tierra.
Esclava
de los amaneceres,
disfrutando
de los cánticos de las calandrias,
que
dan vida en los Llanos, en la Cañada Del Moral
y
en el Puente de las Cañas.
Aquella
gente que, de sol a sol, se arrodilla ante el mar;
un
mar de olivos con los que hablar,
de
los cuales nuestros antepasados admirar,
pues
sin ellos ninguna raíz llega a brotar.
Brota
el olivo, el cereal y hasta el largo paseo
brota
por un nostálgico despertar.
El
pueblo y las gentes siempre tienen la razón
y
una historia que guardan en el corazón;
la
historia del Cristo de la Salud,
tan
milagroso y al que tanto adoro.
De
múltiples rincones de España
en
julio llegan a mi pueblo, mi querido Villargordo.
Villargordo
y su Cristo de la Salud,
tan
venerado por sus vecinos,
por
la gente de tan largos caminos
que
bendicen sus hogares y familias
con
perfumes de concordia y bienestar.
Los
balcones lucen flores que invitan al cantar.
¿Qué
sería sin la ilusión de los chiquillos
que
ansiosos respetan la bajada del misericordioso
acompañado
de arcoíris de fuegos artificiales,
de
triunfantes y embellecidas melodías,
y
de antiguos vecinos con anécdotas a recordar
entre
lágrimas llegan a añorar?
Villargordo
será tierra viva de otras generaciones,
que
seguirá mimando el futuro del tesón y la perseverancia
ejemplo
en mi querida España
por
sus costumbres arraigadas como progreso inolvidable
de
alegres romances en los que desde niños
esperábamos
en las fuentes cristalinas de San Eufrasio
para
beber y reir,
andar
y morir.
Pero
mi pueblo no muere sin sentir,
el
corazón de su gente que al escribir,
escriben
y firman donde yo nací,
en
Villargordo mi tierra
entre
azahares del eterno abril,
mi
cuerpo a morir.
Precioso y lleno de sentimiento por tu pueblo y sus gentes. Gracias , volveré.
ResponderEliminarLas cosas del sístole y diástole
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