Colaboración de Paco Pérez
RESPONDERLE ES OPCIONAL
Siempre se preocupó el Señor de las
personas pues deseaba que cambiaran su comportamiento y, con métodos distintos,
les fue comunicando qué esperaba de ellos.
Hoy
se nos muestra cómo fue llamado Jonás
por el Señor para que comunicara a
los habitantes de Nínive su mensaje de salvación. El pueblo reflexionó,
cambiaron, pidieron perdón por sus desmanes e hicieron sacrificios. Dios aceptó su repuesta, los perdonó y
no los castigó.
Leemos
MARCOS 1,14-15:
[Cuando arrestaron a
Juan, Jesús se marchó a Galilea a
proclamar el evangelio de Dios.
Se ha cumplido el
plazo, está cerca el Reino de Dios.
Convertíos y creed la Buena Noticia.].
Lo
ocurrido a Juan “El Bautista” hizo que Jesús iniciara su labor evangelizadora pero
no como continuador suyo sino como impulsor de una forma diferente de comunicar a los hombres la Palabra y de actuar después para ponerla en práctica.
No les habló, como hacía Juan, de la
necesidad de bautizarse para que
recibieran el perdón pero sí los animaba a convertirse,
no se lo proponía como un requisito para evitar el castigo sino como un medio
necesario para acceder al Reino de Dios.].
Al
hablarles del Reino lo hizo con palabras y con obras, era todo muy real porque solucionaba los problemas del
pueblo dándoles de comer, curándoles sus enfermedades, perdonándoles sus errores, acogiendo a todos, no creando clases
sociales…
Así
fue como mostró Jesús al hombre la
imagen de Dios, un Padre justo y misericordioso que quería a todos de igual manera y que deseaba
ofrecerles un mundo mejor donde el mal no triunfara y todos pudiéramos ser
felices.
Este
proyecto fue presentado al hombre
por Jesús de manera práctica, sigue siendo válido y aún podemos ponerlo en marcha.
Sólo le falta que sea recibido por los hombres con un espíritu renovado y
cargado de confianza y fe en su contenido… ¡¡¡Sigue vigente!!!
Jesús se marchó a Galilea para comenzar su labor
evangelizadora y lo hizo en la ciudad de Cafarnaúm.
Sus habitantes vivían de la pesca y de la agricultura y en ella había una guarnición
romana.
En
esta ciudad realizó Jesús acciones
extraordinarias, por ellas se dio a conocer y ahí se le unieron los primeros
discípulos cuando, al pasar junto al lago, se encontró a unos pescadores que
estaban haciendo su trabajo, Él los
llamó y ellos acudieron de inmediato. Los que le siguieron se llamaban Simón y Andrés, eran hermanos, y más adelante llamó a otros dos que
también lo eran, Santiago y Juan, a éstos los encontró cuando
estaban en la barca con su padre.
En
ambos ejemplos de llamada y seguimiento
hay un elemento común, todos le respondieron de inmediato y nos enseñaron que abandonarlo
todo para ir tras Él debe ser la
respuesta correcta.
¿Respondemos a Jesús cuando nos llama o sólo
nos acordamos de Él cuando truena?
Después
de Jesús, los apóstoles continuaron
su labor y hoy encontramos a Pablo
dirigiéndose a los corintios en un
formato que era muy entendible, les comparó la vida con una representación
teatral en la que cada uno tiene asignado un papel cuando actúa en el mundo
laboral, estado civil, creencias religiosas… Con esta realidad los llevó, y nos
lleva, a un punto común, Dios sólo
nos pide que seamos responsables en el
desempeño de nuestro papel, sea éste el que sea.
Contextualizando
estos hechos debemos aclarar que sus palabras estaban guiadas por una creencia:
Estaba cerca la segunda venida de Jesús y el final de los tiempos.
Por
esa razón Pablo les habló en unos
términos apocalípticos, como si les fuera a ocurrir de inmediato algo
definitivo, les aconsejó abandonar lo innecesario, centrarse en lo fundamental,
ser fieles a Dios desde el papel de
cada uno y los animó a prepararse para recibir ese acontecimiento inminente que
transformaría el mundo.
Quien
también evangelizó en esa línea fue Marcos:
[Está cerca el Reino de Dios.].
Les
aconsejaba vivir como Jesús, es
decir, practicando la justicia, solidaridad, compasión, fraternidad, paz, tratando a las personas más débiles como lo hacía Él y ayudando a todos.
El
Reino no es un algo que se puede tocar
sino una forma de actuar para tratar a los demás con cercanía y respeto,
alejándonos de aquellas prácticas que consisten en llevar una forma de vida
contemplativa que nos mantiene alejados de los necesitados y su realidad.
Si
consideramos que estos planteamientos están en la línea de lo que Jesús hacía pues deberemos preguntarnos…
¿Necesito reajustar mi comportamiento
cristiano?
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