“EL AÑO DE GRACIA”
DEL
SEÑOR
SEÑOR
Colaboración de Paco Pérez
Pasamos por la vida sin profundizar en ella, decimos que no tenemos tiempo cuando se
nos recuerda que no hemos cumplido con una obligación comprometida con
anterioridad y a continuación justificamos
nuestra falta con una y mil razones falsas. Todo el circo que montamos para
glorificar a la mentira se hubiera
solucionado en un minuto si hubiéramos caminado por la ruta de la verdad al reconocer
nuestro error…
¿Por qué
empiezo así hoy?
Leyendo un resumen del libro de José A. PAGOLA, “JESUS” (Cap. II, 39-44) he comprendido por qué Jesús, la verdad y la vida, se
mostraba tan próximo al hombre de su tiempo y por qué nosotros estamos tan
distanciados unos de otros. Vivió en Nazaret
y Pagola nos muestra ahí cómo era la vida allí y lo hace mediante una
descripción pormenorizada de las vivencias de sus gentes. Jesús era uno más de ellos y por ello supo sufrir sus penurias, sus alegrías y, a la vez, disfrutar en aquel ambiente rústico de las grandezas que el Padre le ofrecía cuando observaba la naturaleza
y a interpretar los mensajes que ésta le ofrecía, y nos ofrece, cuando nos
detenemos ante ellos con la intención de interpretarlos.
Cuando pasó a dar testimonio siempre usó ejemplos
tomados de esas vivencias que tuvo en Nazaret
y lo hizo porque conocía a sus gentes y ese ambiente favorecedor de la convivencia con sencillez, humildad y verdad.
Pasan los años y
la sociedad avanza pero en el campo de la convivencia
retrocedemos porque en Nazaret era supervivencia con
necesidades primarias y en nuestros pueblos
y ciudades convivimos presos de las necesidades tan elevadas que
cada día nos hemos impuestos nosotros mismos para alcanzar lo que es la felicidad actual, una bola de nieve que
mientras más años pasan más escasa es y, consiguientemente, cada vez hay que
hacer el número más difícil para conseguirla.
¿Viven nuestros clérigos tan entroncados con
los vecinos como hacía Él? ¿Conocen los
problemas y necesidades de sus gentes?
Cuando vivimos inmersos en este modelo social;
encerrados en palacios de cristal; protegidos de las inclemencias
ambientales; comiendo a diario
manjares apetitosos servidos sobre manteles de finas telas y cuando usamos vajillas
y cuberterías de excelentes calidades… ¡¡¡Nunca nos aproximaremos a la realidad de
nuestro entorno, Jesús sí lo hizo
porque nunca disfrutó de esos privilegios!!!
Pagola nos muestra en su texto la gran importancia
que tenía, en aquel ambiente de pobreza, las figuras de la familia, el compartir y la ayuda mutua. Todas estas realidades incidían, en aquellos años, en la convivencia entre las personas
haciéndola sincera y verdadera pero hoy, para desgracia nuestra,
estos valores están perdidos.
En NEHEMÍAS 8, 2-4A. 5-6.
8-10 leemos:
[En
aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea,
compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era a mediados
del mes séptimo. En la plaza de la
Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo
leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón.
Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.
Esdras,
el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta
ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en
un puesto elevado- y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras
bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos,
respondió: - «Amén, amén.»
Después
se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los
levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido,
de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el
sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo
entero:
-
«Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.»
Porque
el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron:
-
«Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no
tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el
gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»]
En
este pasaje se nos muestra el acto en el que Esdras presenta al pueblo el “libro
de la Ley de Dios”,
el que les serviría de guía. Este libro es conocido por los cristianos como Pentateuco y por los judios
como “Torah=Ley”.
Al
final de la lectura se conmina al pueblo a estar felices por ello y a
celebrarlo pero hay un mensaje de amor al prójimo al final de él: [Tenemos que divertirnos, sí, pero sin olvidarnos de
compartir nuestro plato con el que no tiene qué llevarse a la boca. Esdras ya tenía entre sus
preocupaciones a los pobres de su
tiempo, es decir, al prójimo sin nombre.]
En 1 CORINTIOS 12, 12-14. 27 leemos:
[Hermanos:
Lo
mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del
cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un
mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo
Espíritu.
El
cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo.
Pues
bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.]
Se nos comunica que la Iglesia de Cristo está abierta a todas las
personas del planeta y que no hace
distinción de razas o colores. También nos muestra un mensaje de unidad
dentro de la pluralidad.
Finalmente, quiero resaltar el mensaje de que ese
nexo está en la fuerza del Bautismo.
La aplicación de este sacramento es mi gran
preocupación y cada vez que aparece este tema me pregunto… ¿Será correcto aplicar el Bautismo, como se
hace en el seno de nuestros templos parroquiales, a los recién nacidos sin que
las cabezas pensantes consideren que Jesús lo recibió en el momento de comenzar
una nueva etapa en su vida?
Mi opinión es que debería esperarse a que lo
solicitase la persona cuando fuese adulta porque entonces es cuando realmente
conoce o no a Jesús y, basados en esa realidad, es cuando se
pide convencido.
En LUCAS 1,1-4; 4,14-21:
[Excelentísimo
Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que
se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por
los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo
también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he
resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En
aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se
extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue
a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre
los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del
profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me
ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los
cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para
dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y,
enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga
tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta
Escritura que acabáis de oír.»]
Hay varios temas de interés pero, para mí, uno
destaca sobre los otros: […el año de gracia del Señor.]
Se celebraba cada 49 años y se perdonaban todas las deudas y errores de las personas, es decir, se hacía borrón y cuenta nueva… ¿Por
qué no hacen eso quienes, algunos dicen ser cristianos, tienen en el mundo el
poder económico y ahogan a los menesterosos?
De hacerlo se acabarían las penurias de la sociedad
actual. Por ejemplo, los desahuciados de
sus viviendas no tendrían que dejarlas y se buscarían caminos alternativos
a ese problema.
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