Colaboración de Paco Pérez
Hace
ya algunos años, remontándonos a los abuelos
y padres, viajar resultaba muy complicado y los desplazamientos solían
hacerse andando (ellos le llamaba a
música talón), con los animales
y en carros, si los viajes eran cortos. Cuando tenían que comprar las vestimentas para las fiestas las mujeres de la vecindad se
juntaban e iban andando en grupo hasta
Las Infantas y allí tomaban el tren que las llevaría hasta Jaén, el regreso era por la tarde y en
dirección contraria. El tren también
era el medio usado cuando viajaban a lugares situados muy lejos de nuestro pueblo.
Pasan
los años y unas décadas más adelante ya hubo una evolución notable en los medios de transporte locales pues
teníamos el llamado “coche de línea” que iba a Jaén todos los días, en mis años infantiles la empresa era
una propiedad compartida por Antonio
Cañas “Mazantín” y Benigno Agudo.
El
servicio de taxis comenzó (según comentarios de mis mayores) con el popular Santiaguillo, en mi niñez conocí el de Agudo y, unos años más tarde, vino de otro pueblo un señor conocido
como “El cordobés”… ¡¡¡Qué “cochazo”
negro trajo el tío”!!!
Finalmente
apareció Bergillos con su coche de
color verde, fue el que convirtió el taxi en una profesión digna y estable. En
los primeros tiempos se usaba este servicio cuando te estabas muriendo y entonces los familiares tenían que salir
corriendo con el enfermo a Jaén.
En
esta etapa el transporte para ir al trabajo también evolucionó y pasó de ir
andando a hacerlo en los vehículos de moda de entonces, las primeras bicicletas. Unos años más tarde nos vino
la siguiente revolución, las motocicletas.
Por
esa evolución las costumbres también cambiaron y en aquellos años ya era muy
frecuente escuchar “te vendo la
bicicleta” o “te vendo la moto”
pero nunca se escuchaba entonces “te
vendo el coche”, ahora sí… ¡¡¡Cambios
imperceptibles pero reales!!!
Ya
han pasado bastantes años de aquellas conversaciones cotidianas y ahora hemos cambiado
tanto que durante algunos años sólo escuchábamos decir a nuestros vecinos o
amigos:
-
¿Te gusta el coche, la casa, el yate o
el avión que me he comprado?
Esta
es una de las interrogantes que hemos tenido que escuchar, durante los años de
bonanza económica, para después contestar a quienes nos las formularon con un
escueto sí o un no lo he visto todavía. Lo que nadie nos decía en esas fechas,
al hacernos la pregunta, era cómo había realizado su compra: al contado o a plazos.
En
este ambiente de progreso y prosperidad estuvimos flotando durante
un tiempo y la ciudadanía, esa que es
tan necesaria para que los listillos suban a los sillones, veía como todos
progresaban y ella siempre estaba igual. Hubo un día en el que los listillos se
acordaron de que en el pasado los viejos “vendían
las motos” cuando ya no las necesitaban o porque estaban viejas y entonces
se dijeron, inspirados en esa forma de proceder… ¡¡¡Busquemos una buena publicidad y coloquemos nuestras motos a los
atontados tercermundistas de nuestros ciudadanos!!!
Las
economías iban entonces tan bien que nos bajaron los tipos de interés a unos
niveles ínfimos y ante esa situación pensamos los humildes ciudadanos: Con el
dinero del alquiler mensual me pago la hipoteca de una buena casa en una de las
muchas zonas residenciales que proliferan por todos los pueblos de España, incluido Villargordo. Muchos villargordeños, y otros venidos desde Jaén, se instalaron
en las viviendas nuevas del nuevo barrio de
“La Viña” de nuestro casco urbano.
Como los vendedores de solares no hicieron bien los deberes de la urbanización
previa, como nuestros políticos consintieron las edificaciones de las casas sin
cumplirse ciertos requisitos legales en el momento de iniciarse la cimentación pues
casi todos estaban, al acabarlas, en fuera de juego, no podían recibir los
permisos pertinentes y acabaron enchufados al alumbrado público y pagando una
miseria… ¿Quién pagaba el resto de la
cuota individual?
La
madre superiora llamada Ayuntamiento,
es decir, el resto de los vecinos que tenían su situación legalizada... ¿O no nos ha afectado a todos en los
impuestos?
Como
se les pagaba sin rechistar pues los aparatos
de aire acondicionado se instalaron de manera descomunal, se usaron a toda máquina en invierno
y verano, y con ellos decoraron las fachadas de las casas, me faltan dedos de
una mano para contar los aparatos que hay en algunas de las viviendas nuevas.
Las luces de los porches de las casas estaban encendidas de día y en sus
interiores se escuchaba la canción de moda… ¡¡¡Viva la madre superiora que nos la paga!!!
Con
ejemplos como el nuestro y durante muchos años, los listillos nacionales se
dieron cuenta de que el pueblo estaba con sus panzas bien alimentadas, chupaban
sin tener derecho y, como el caldo de cultivo estaba preparado para
experimentar el nivel de silencio en los corderos bien amamantados a nivel
local y nacional, pues decidieron “vendernos
las motos viejas”. Así, durante años, nos las fueron colocando una tras
otra y nosotros se las comprábamos todas porque creíamos en ellos… ¡¡¡Algunos se forraron de papeles, como hacemos
con los libros!!!
Los bancos nos ofrecían
bonos emitidos por el primer bandido del barrio como “Participaciones Preferentes” de gran garantía, después se vio lo que realmente eran,
una ratonera.
¿Por qué lo hicieron?
Porque
los políticos fueron los primeros
que nos “vendieron sus motos” al
controlar los bancos metiéndose en sus
consejos de administración y llevarse, para amamantar a sus cachorros
hambrientos, unos préstamos que
muchos de ellos ni han devuelto ni se les espera por ventanilla para hacerlo
uno de estos días. Esas mentiras que
nos vendieron durante muchos años todos explotaron porque los encargados de
impedir que se nos “vendieran las motos
tóxicas”, aplicando las leyes
vigentes, no lo hicieron y, por el contrario, sí permitieron que se deteriorara
el sistema financiero. Ocurrió porque
ellos se estaban forrando a costa de los de siempre, la ciudadanía indefensa. Todos chupaban y nosotros en la inopia más
profunda.
¡¡¡Así se volvió a vender la moto en España
durante décadas!!!
Pues
bien, como las modas son efímeras todo cambia en poco tiempo: la economía, el estatus de vida y la jerga
cotidiana.
Quienes
nos han metido en estos líos son los primeros que se apuntan a las nuevas
jergas para seguir “vendiéndonos la moto”
y todavía estamos algunos incautos ciudadanos que picamos y se las compramos… ¿Es correcta la actitud de quienes venden y
quienes compran?
Considero
que no se debe seguir vendiendo humo a la sufrida ciudadanía, esa que tanto
mencionan ellos cuando necesitan sus votos y a la que tanto marginan cuando
suben al polletón.
¡¡¡Coherencia, eso es lo que nos hace falta
aplicar desde las instituciones y por la ciudadanía!!!
Si
nos disciplinamos bien y aplicamos rigor y coherencia a nuestros actos entonces sí podremos ver con claridad
cuándo se nos quiere “vender la moto”
para colarnos una gamba podrida. De no proceder así quedaremos deslumbrados por
las apariencias externas y no lograremos ver la podredumbre que hay detrás.
Es
muy frecuente vivir escenas en las que se anuncia una cosa y después resulta
que el auténtico interés es otro. El acto del pasado día 27 de noviembre en el CEIP “Francisco Badillo” fue la
escenificación de una de las muchas escenas de charlatanería que suele protagonizarse
en la política, sea ésta del color que sea y gobierne donde gobierne.
Mi
abuelo solía decir mucho:
-
Yo no te pido que no fumes pero tampoco
quiero que eches esos cigarrazos.
Esa
tarde muchos de los allí reunidos acudimos por diferentes e ineludibles razones
pero nunca de manera alegre e inocente, porque sospechábamos que nos podían
ofrecer la “venta de su moto vieja”.
Una vez en el acto comprobé que las sospechas se confirmaban de manera
escandalosa.
¿Por qué opino así?
Celebrar
el comienzo de unas obras es loable y causan alegría pero convertir el acto en
un canto a las bondades de la gestión de nuestra Junta de Andalucía ya no me suena bien. Comprendo que se intente,
por parte de la Delegada, de arrimar
el ascua a la sardina de la Junta en
unos tiempos de abundantes escandaleras en el tema financiero y en los que les salpica el barro
que desprenden los sindicatos. Sinceramente, opino que se pasó con su intervención subjetiva. Lo creo así porque
su tema estrella fue la inversión realizada por la Junta en la financiación de nuestro proyecto y en los de otros 66
municipios, siendo más de 106 los proyectos de obras las que se van a realizar en
otros centros educativos. También habló de lo que se invertirá en términos
totales, de los puestos de trabajo que se generarán en total y de otras obras
menores que se abordarán el año próximo.
El
tema educativo lo abordó desde las bondades que recibirán los alumnos de
nuestro pueblo después de acabarse estas obras, como si éstas que ahora
comienzan sean, en el futuro, las causantes de las mejoras que ella predice
para ellos con el nuevo edificio. Lamentable discurso porque un edificio nuevo
y un viejo no son capaces de establecer distancias educativas pero una responsable
y profesional implicación de los sectores intervinientes en el proceso de enseñanza-aprendizaje sí.
Hagan
un clic en DISCURSO.
Otro
error, a mi entender, fue hablar de las inversiones de la Junta, no mencionar de manera explícita de donde vendrían los euros
y en qué porcentaje participarían cada una de las partes implicadas. Creo que
fue una temeridad hacerlo así porque en el cartel que hay a la entrada del Colegio sí queda muy claro el presupuesto y su origen. El tamaño de las letras coloca a los intervinientes en un
tamaño inverso al de su aportación… ¿Es
curioso o no?
Poco
paro se va a quitar en el pueblo
concediendo las obras a una empresa constructora que es de fuera, supongo.
Lo
siento pero yo decidí “no comprar su
moto” porque vi en ella los mismos desperfectos de siempre, tomé la
decisión porque apliqué a sus palabras objetividad
y coherencia, por ellas he decidido
seguir desplazándome a los distintos lugares ejercitándome con “música talón”.
Parece
ser que cada vez que una autoridad provincial visita nuestro CEIP “Francisco Badillo” la expresión “vendernos la moto” cobra actualidad.
Estaba
trabajando todavía en él cuando ocurrieron los hechos pero, como la visita fue
en horario laboral, permanecí en mi aula y no pude estar presente junto a las
personas que ese día pudieron acompañar. Estaba entonces Luisa de Directora y se
nos anunció la visita de la Delegada de
Educación.
Unos
días antes se comentó, lo hizo una colega, que la Delegada nos visitaría para intentar “vendernos la moto”. El calentamiento anímico le fue subiendo de
tono y cuando llegó el día fijado ella estuvo presente, se saludaron y le soltó
la pregunta anunciada, según se comentó por los testigos del acto:
-
¿Qué vienes a “vendernos la moto”?
Se
armó el revuelo propio y después se le incoó un expediente disciplinario por su
forma de comportarse ante la autoridad educativa.
Creo
que fallaron ambas partes. La compañera
porque el marco no era un acto político
y sí educativo. La Delegada porque tuvo un gesto dictatorial, provocado por la
ofuscación que le originó la pregunta, al sancionar el uso indebido de su libertad de expresión… Al final todo
quedó en un disgusto para todos los colegas, nos preocupó mucho la posible
sanción. Hubo mucho movimiento silencioso para que todo quedara en un disgusto.
Unos
años más tarde esta colega se fue a otro colegio a trabajar, participó en unas
elecciones municipales, las ganó el PP … ¿Sabéis quién gobernó?
El
PSOE con su apoyo. Cuando tuve
noticias de los hechos fue cuando me di cuenta de la incoherencia que aplicó aquel
día en el Colegio pues si unos años
antes protagonizó una oposición frontal a una persona que venía en
representación del PSOE sería porque consideraba que sus forma de hacer
política no eran las correctas… ¿Qué
circunstancias le hicieron cambiar de criterio?
Vivir
para ver, esa es la política que nos aplican la mayoría de los partidos y los
políticos que nos gobiernan. Con su apoyo el ayuntamiento que administraron,
durante cuatro años, quedó arruinado para unos pocos años.
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