Colaboración de Tomás Lendínez
Capítulo I
Al
final de Otoño, cuando se acercaban
los fríos días del Invierno, se
comenzaba con las “matanzas”. Ya lo
dice un viejo y conocido refrán: “Por
San Andrés mata la res chica, grande o como esté”.
Señalar que una familia
estaba de “matanza” significaba que
estaba ocupada en un trabajo laborioso y complicado, esa circunstancia la
disculpaba de atender otros menesteres.
El
sacrificio del cerdo era pieza clave
en la economía de todo labriego medianamente acomodado ya que con ella se iba “tirando” todo el año. Era una mezcla de
rito y pureza artesanal de las más antiguas elaboraciones comunitarias
chacineras, siendo una tradición que desde hace muchos años ha caminado junto
al hombre y que desarrolló una cultura en su entorno, como podemos comprobar
por las muchas huellas que a través del tiempo se nos ha ido dejando. Como ejemplos tenemos:
1.-
las célebres esculturas de Guisando,
las que en arqueología son conocidas como “verracos” o “cerdos padres”.
2.-
El más grande de los “toros de piedra”
o “verracos” que se han encontrado
hasta la fecha está en la plaza mayor de Villanueva
del Campillo (Ávila).
3.-
También encontramos otro “verraco” junto a la ermita de la Virgen en Mingorría (Ávila).
4.-
Éste está localizado en la Plaza del Castillo de Ciudad Rodrigo
(Salamanca).
Hay
en otros lugares de España más
muestras de esta cultura y también en Portugal.
Veamos
ahora una “verraca”, está mostrada
en Murça (Portugal).
Al
fin y al cabo estamos hablando del “marrano”,
palabra que procede del vocablo árabe “maharrana”
y cuyo significado está prohibido porque el Corán no autoriza a sus fieles comerla. Por esta razón el “cerdo” es, un poco, la frontera que
separa la cultura cristiana de la árabe y de la judía.
La
matanza del “cerdo” está muy
entroncada en la religión y también en la mitología. En la antigüedad, entre
los labriegos, había un rito que consistía en sacrificar “lechones” y mezclar
sus carnes con harina de trigo para hacer unos panecillos que desmenuzaban
sobre las tierras de cultivo, lo hacían porque creían que así servía de
exorcismo para finalizarlas y asegurar las cosechas.
En
las obras literarias clásicas de Roma y Grecia se cita con frecuencia el tocino, el jamón y el embutido. Hay
que recordar el hecho de que durante la
dominación romana se institucionalizó la matanza del cerdo de forma
industrial.
CONTINUARÁ…
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