Colaboración de Juan A. Martos Moreno
Acompaño
a la banda de la Agrupación Musical “Maestro Miguel” por aquellos
pueblos y ciudades de nuestra geografía nacional en los que conocen la calidad
de sus componentes y por ello se les invita, año tras año, para que interpreten
las piezas musicales de su amplio repertorio en los actos culturales o
religiosos que allí se celebran.
No
hablo como padre de una muchacha que forma parte de ella y sí como una persona
objetiva que aprecia lo que presencia y escucha. Cuando presencio sus
interpretaciones estoy entre el público y allí nadie conoce mi condición de
padre, esta circunstancia me hace oír comentarios favorables hacia ella y estos
nacen de la calidad de la música que interpretan. Yo, como humano, también tengo
la facultad de poder escuchar lo que ocurre en mi entorno, sus actuaciones se
dan ahí o en otros lugares y, aunque no soy un experto musical, considero que
sé apreciar y diferenciar cuando se interpreta buena música y cuando se hace
ruido. En el primer caso ésta se percibe de manera placentera y en el segundo de los casos propuestos
terminas aburrido y no repitiendo.
La
banda acompaña en Jaén a Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Abuelo”, desde hace
cuatro años y con el éxito que siempre cosecha, en la madrugada de Viernes
Santo.
No
es una procesión cualquiera pues se trata de una de las mejores estaciones de
penitencia de Andalucía y, por supuesto, la mejor de toda la provincia de Jaén.
Esta
banda es la mejor embajadora que tiene nuestro pueblo, en los lugares que ya
son habituales sus actuaciones: Alcalá de Henares, Chinchilla, Ciudad Real,
Córdoba, Granada, Cádiz, Valdepeñas de Jaén, Torres, Pegalajar, La
Guardia y en otros muchos sitios de la provincia y fuera de la provincia.
Qué
jugador de fútbol no sueña con jugar en el Real Madrid o en el
Barcelona, pues qué banda de música no sueña con tocarle al ABUELO en JAÉN,
ésta ya lo ha convertido en una realidad.
Esperaba
el paso de la procesión para tomar a nuestros músicos y al ABUELO unas fotos,
todo el mundo hablaba y entonces escuché una conversación de unos mayores que
estaban próximos a mí. Una señora les comentaba que había escuchado de su
abuela la historia que circulaba por Jaén sobre el origen de la talla de la
imagen, hechos que se remontan al siglo XVI. Me alegró mucho escucharla porque
yo también la había oído de la mía en las conversaciones de la familia
alrededor de la mesa camilla.
Parece
ser que un señor muy mayor llegó al atardecer a una cortijada cansado y
extenuado, pidió ayuda y aquella familia lo atendió pasándolo hasta la cocina y
dándole de comer. Estaba sentado sobre un banco que habían construido con un
trono de olivo muy grande y, mientras cenaban, él les dijo:
-
¡Qué Nazareno más hermoso salía de este tronco!
Cuando
acabaron la cena el abuelo propuso a la familia que le dieran el tronco y él
les haría la imagen con él para regalársela. La familia accedió a su petición y
él se la llevó al pajar donde sería su dormitorio mientras estuviera con ellos.
Antes de separarse les dijo que no abandonaría el pajar hasta que no hubiera
acabado la talla y que por lo tanto no se preocuparan por él si no salía.
Se
pasaron dos días y el anciano no dio señales de vida, la familia comenzó a
preocuparse y al tercer día no aguantaron más y entraron en el pajar. Al
hacerlo se llevaron la sorpresa de que no estaba el abuelo y sí la imagen que
les había prometido tallar. También encontraron una nota que decía:
-
A través de esta imagen debéis de amar a Jesús y, si lo hacéis, tened la
certeza de que él nunca os abandonará.
Por
los alrededores se cundió la noticia y acudían las gentes con gran devoción
para ver la imagen del Nazareno.
Cuando
supieron la historia de la imagen la gentes ya no le llamaban Nazareno, lo
nombraban como “El Abuelo”. Lo llamaron así en recuerdo del abuelo que hizo la
talla.
Cuando
murió el matrimonio la imagen pasó a tener otra ubicación, el convento de las Carmelitas Descalzas.
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