Colaboración de José Martínez Ramírez
Entrega II
Desde
mi ventana cordobesa
veo
mariposas que quieren volar,
guitarras
flamencas y velas
apagadas,
gorriones y persianas.
Ni
suben ni bajan, permanecen,
como
mi recuerdo, tristísimo.
Porque
no estás aquí, te has ido.
Te
escribo por necesidad,
para
seguir viviendo y no morir
de
amor, mi Huelva…
IV
Sin
ti a mi lado me siento pequeño,
apenas
una piedra, un latido
sin
vida, sin aliento,
sin
luz del alba, sin ánimo,
absolutamente
nada, hijo mío,
hijo
mío del alma.
V
Unas
monedas sobre el armario
recuerdan
mi egoísmo.
Pido
perdón por no gastarlas,
por
no regalarlas, por no destruirlas…
VI
Esta
noche, el cielo brilla
inundado
de estrellas.
Luna
escondida, primero de marzo,
última
helada invernal.
El
viento juega con las serradas
hojas
de las palmeras,
con
el naranjo amargo.
Tus
ojos, como olas de mar.
La
noche vuelve infatigable
y,
a tus besos, quise regresar.
El
murmullo del viento
me
va vistiendo de luto.
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