Colaboración de José Carlos Castellano
Un día cualquiera y sentados
de forma holgazana, viendo los derribos del "Bar Tropezón". Corría el año 2010. Los vecinos curiosos,
sentados a la sombra, establecían los siguientes comentarios:
Las
mañanas a las sombras,
viendo
el polvo por alfombras.
Los
derribos del "Tropezón",
a
todos nos entretienen un montón,
y
cada uno da su opinión:
-
¿Por qué no quitan aquella viga?
-
Es la que sostiene y obliga
a
derribar la pared primero
para
que el camión pase holguero.
-
De cuándo en vez viene polvo.
-
¡Aaah!, en el campo más polvo.
-
¿Y aquel rincón es de Él?
-
No, aquel rincón de Pancho es.
-
Que lo tiren y todo cuadrado.
-
¡Claro! y cuando Juanito, de lado,
se
ponga a cagar sentado,
el
culo se le queda helado.
-
¿Quién lleva la cuenta de los portes?
-
La llevan, los de los transportes.
-
¡Eso es! ¿Y si lo quieren engañar?
-
¿Cómo?, si lo acordaron antes de empezar.
-
¿Vas para abajo? Di al Recreo,
ya
que vas de paseo,
que
traiga unas cervezas.
-
¡Claro!, no os calentéis las cabezas.
-
Lleva razón, a ligar que es la hora.
-
¿Dónde vamos ahora?
-
¿Al desguace?
-
¡Vamos, si es dónde más os place!
Y
cambiando todos de lugar,
marcharon
hacia el hogar.
Historia
fiel y exacta de aquella mañana,
en
un día veraniego de equis semana.
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