Colaboración de Paco Pérez
Capítulo III
La
“libertad de expresión” es un derecho de la persona cuando ésta vive
en un país donde el sistema político es una democracia y deja de serlo, por
imposición, cuando nos gobiernan personas que ejercen sobre la ciudadanía un
modelo dictatorial.
Los
ciudadanos que viven en países con modelos democráticos, a veces, se olvidan de
que la “libertad de expresión” no da
a nadie el derecho a decir siempre
de los demás, o de vez en cuando, lo que les venga en gana o más les convenga,
no, ese no el principio de la “libertad
de expresión” y sí es el del “libertinaje”,
por muchos argumentos que nos den para defender su proceder dictatorial quienes
usan esa vía para opinar de ciertos hechos,
de las personas, de los pensamientos o de las confesiones religiosas.
Si
alguien quiere caminar por el sendero de la “libertad de expresión” a cualquier precio debe de comprender que
estamos otros que nos podemos sentir ofendidos por lo que se dice sin
necesidad, tenemos el ejemplo reciente de los tristes y lamentables atentados
ocurridos en Francia, los que desaprobamos la inmensa mayoría de las personas.
Desaprobar
los hechos ocurridos es un sentimiento sincero pero por él no me obligo a
participar en la pantomima mundial que se ha generado con “Je suis Charlie Hebdo” porque los hechos ocurridos los ha provocado
el “libertinaje” de una publicación satírica que no ha
respetado las creencias de una confesión religiosa y de su profeta.
Digo
esto porque considero que hacer ahora gestos de unión, como los que han
protagonizado los dirigentes políticos que nos gobiernan, marchando en la
manifestación de París todos cogidos del brazo es una muestra más de que en
cada momento hacen lo que les da más votos y, al día siguiente, ya no hacen lo
que realmente soluciona los problemas que azotan a los sin techo: el hambre,
las epidemias y los conflictos bélicos.
Quienes
marchaban cogidos del brazo son quienes originan estos dislates, en los lugares
más pobres, para llevarse las pocas riquezas naturales que tienen.
Respeto
las publicaciones realizadas en los medios que hemos visitado estos días sobre
los hechos ocurridos en Valladolid. Ellos han hecho uso de su “libertad de expresión”, cierto, pero no
comparto el tratamiento que hacen del tema porque se olvidan de que los
cristianos católicos tenemos otra visión diferente de la noticia, porque
también nos asiste el derecho a ser respetados en nuestra creencia y a no ser
tratados como unos borregos.
Cuando
alguien niega algo debe de demostrar lo que niega y, en este caso, creo que
queda muy claro que no demuestran nada. El avance científico presentado es una
realidad tangible para la enfermedad conocida como “Encefalitis anti receptores NMDA”. Lo que no se demuestra con esa
publicación es que las personas afectadas por ella sean realmente un caso que
puede ser confundido como de “posesión
demoniaca”.
Tampoco
demuestran que los exorcismos sean
una pantomima de la Iglesia, yo considero que hay que ser respetuosos cuando no
podemos demostrar con pruebas tangibles nuestra postura y por eso ni me postulo
en su favor ni en contra.
Creo,
sinceramente, que las personas autorizadas para aplicarlos estarán contrastados
como hombres de fe, la clave, y expertos en la práctica… ¿Qué gana la Iglesia
aplicando un exorcismo si es un teatro? Si lo hace es porque está amparada en
los relatos de la Biblia y porque desea ayudar.
Si
no surten efecto esas prácticas habrá que aceptar la posibilidad de que sea un
cuadro clínico que esté encuadrado en una enfermedad de las descritas y ahí
habría pasar a la fase del milagro… ¿Creemos
con la fe que Jesús nos enseñó para hacerlos?
El
trabajo concluye con esta serie de interrogantes:
¿En cuántos de los casos exorcizados en
nuestro país desde 2007 se ha descartado este proceso inmunomediado?
¿Quién ha emitido los informes psiquiátricos
y neurológicos de tales casos?
¿Cuáles son sus avales?
¿Se ha contado con los verdaderos expertos?
¿Se han considerado otras posibilidades
diagnósticas, como otras tantas causas de encefalitis límbica o el trastorno de
trance y posesión, personas, animales o cosas incluidos, catalogado en el
DSM-5, y otros estados disociativos?
Estas interrogantes… ¿a quienes iban
dirigidas?
Yo,
con mis gafas de melón, creo que son unas acusaciones que van dirigidas al
dirigente eclesial que autorizó tales prácticas exorcistas y quien las propone
lo hace para acusarlo de incompetente y dejarlo en mal lugar.
De
ir dirigidas a él considero que son un grave error porque quienes primero
debieron atender a la paciente fueron los colegas de quien las propone y,
consecuentemente… ¿No deberían dirigirse
esas preguntas, más bien, a la profesión médica?
Digo
esto porque, como padre, cuando mis hijos tenían un problema a quienes acudía
era a los médicos pues, supongo, que eso harían los padres de la muchacha que
ha generado la noticia cuando le detectaran sus problemas, físicos o mentales.
Entonces…
¿Por qué recurrieron a la Iglesia para
que su hija recibiera el exorcismo?
Intuyo
que, como la ciencia médica no supo arreglar el problema de su hija, se
sentirían desesperados y entonces sería cuando los familiares derivaron a la
enferma hacia “el exorcismo”, guiados
por su fe cristiana se agarraran a la posibilidad de que fuera la presencia del
Maligno en ella la que estuviera
originando esos “trastornos de
comportamiento y sufrimiento” y que el exorcismo
pudiera liberarla de él. Después ya se desencadenaron los tristes sucesos que
originaron la noticia que publicó el Diario
de Burgos…
Hacerse
eco de una noticia es un derecho pero tratarla se puede hacer de diversas
maneras y la más incorrecta e inadecuada es cuando se enfoca, como en este caso,
para dejar mal a la Iglesia que
fundó Jesús, en la cual creo y de la que formo parte.
Como
estamos en un tema de CREENCIA o INCREENCIA pues a mi entender, quienes
no creen, han perdido la ocasión de demostrar que su postura es verdadera y
ahora me corresponde usar las pruebas que considero adecuadas y con ellas
intentaré dejar claro en qué me baso para creer que pueden darse casos de “posesión demoniaca” y que Dios es un
realidad, eso sí, si entendemos que la fe es necesaria y que el ejemplo de Jesús
es la única prueba porque al Padre nadie lo ha visto.
Yo
me voy a basar en la fuente que me alimenta la fe (reconozco que debería tener más) que profeso a Jesús de Nazaret, la Biblia
(Nácar-Colunga), y para ello transcribo algunas citas que recogen los hechos
históricos que hablan de las curaciones extraordinarias de las personas endemoniadas:
Mateo
4:24 [Extendióse su fama por toda la Siria; y le
traían a todos los que tenían algún mal: a los atacados de diferentes
enfermedades y dolores, y a los endemoniados, lunáticos paralíticos y los sanó.]
Mateo
8:16-17 [Ya atardecido, le presentaron muchos
endemoniados, y arrojaba con una palabra los espíritus, y a todos los que se
sentían mal los curaba, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías,
que dice: <Él tomó nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias>.]
Marcos
1:21-27 [Llegaron a
Cafarnaum; y luego, el día de sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba. Se
maravillaban de su doctrina; pues la enseñaba como quien tiene autoridad y no
como los escribas. Y luego, hallándose en la sinagoga, un hombre poseído
de espíritu impuro, comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué hay entre ti y
nosotros Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Te conozco; tú eres el Santo
de Dios. Jesús le mandó: Cállate y sal de él. El espíritu impuro, agitándole
violentamente, dio un fuerte grito y salió de él. Quedáronse todos estupefactos,
diciéndose unos a otros: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de
autoridad, que manda a los espíritus impuros y le obedecen.]
Esta
es mi prueba, está impresa en nuestro libro sagrado.
Ahora
voy a proponerles otro enfoque del tema que tratamos, este nuevo planteamiento
lo tomo de la CIENCIA.
Siempre
ha habido y habrá científicos a los que la ciencia les hizo creer en Dios con
fuerza, estando apartados de él, y otros al contrario, se alejaron. En ambos
posicionamientos hay cientos, sería inviable presentar los casos de ambos
grupos, y por eso yo me voy a quedar con el ejemplo de ALBERT EINSTEIN, un hombre que profundizó en todos los temas,
siempre de manera profunda y sin dejarse llevar por nada y nadie.
Cuando
era un estudiante universitario protagonizó un hecho sonado, algunos intentan
restarle valor catalogándolo de leyenda urbana, no obstante considero que es digno
de ser propuesto hoy como prueba de
lo que la mente humana es capaz de hacer para CAMBIAR el pensamiento de las personas inocentes o incultas
mediante la manipulación de la VERDAD
para así poderlas llevar hasta el campo que ellos desean, una postura
denigrante pero de suma actualidad.
El
relato de los hechos nos cuenta que
un profesor universitario retó a sus estudiantes con esta pregunta:
-
¿Creó Dios todo lo que existe?
Uno
de los estudiantes, valientemente, le respondió:
-
Sí, por supuesto.
-
¿Dios creó todo cuanto existe? - preguntó el profesor.
-
Sí señor - contestó el estudiante.
El profesor le contestó:
-
Si Dios creó todo lo que existe entonces Dios creó la Maldad y, de acuerdo al asunto que nos concierne y en relación a
quienes somos, entonces… ¡Dios es Maldad!
Los
estudiantes se quedaron callados ante tal respuesta. El profesor, muy feliz
consigo mismo y en una actitud arrogante, presumió ante sus estudiantes de que
una vez más les había probado que la “fe
cristiana” era un mito.
Uno
de los estudiantes levantó su mano y dijo:
-
Profesor… ¿puedo hacerle una pregunta?
-
Por supuesto - le contestó el profesor.
El
estudiante se puso de pie y dijo:
-
Profesor… ¿existe el frío?
-
¿Qué clase de pregunta es esa?
Por
supuesto que existe… ¿Alguna vez has tenido frío?
Se
escucharon risas en tono de burla de los demás.
El
joven estudiante dijo:
-
En realidad, señor, el frío no existe. De acuerdo con las leyes de la física lo
que consideramos frío es en realidad
ausencia de calor. Todo cuerpo u
objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que un cuerpo o
cosa tenga o transmita energía. El cero
absoluto (0°C) es la total ausencia de calor; todo queda inerte e incapaz
de reaccionar a esa temperatura. Luego, el frío no existe.
Hemos creado esa palabra para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor.
El
estudiante continuó:
-
Profesor… ¿existe la oscuridad?
El profesor respondió:
-
Por supuesto.
El estudiante le contestó:
-
Una vez más está usted equivocado señor, la oscuridad no
existe tampoco, la oscuridad
es en realidad la ausencia de luz.
Nosotros podemos estudiar la luz pero no la oscuridad. Podemos utilizar el “Prisma
de Newton” para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está
compuesta y con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple
rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de
luz… ¿cómo podemos saberse cuan oscuro está un espacio determinado?
Con
base en la cantidad de luz presente en ese espacio… ¿no es así?
La
oscuridad es un término utilizado por
el hombre para describir qué pasa cuando no
hay presencia de luz.
Finalmente
el joven preguntó al profesor:
-
Señor… ¿existe la maldad?
Ahora,
dudosamente, el profesor respondió:
-
Por supuesto, como ya les he dicho anteriormente lo vemos todos los días y es
un diario ejemplo la inhumanidad del hombre para con sus semejantes. Está en la
multitud de crímenes y violencia en todas las partes del mundo. Esas manifestaciones
no son otra cosa más que maldad.
Ante
esto el estudiante le contesta:
-
La maldad no existe señor o, al
menos, no existe en sí misma. La maldad
es, simplemente, la ausencia de
Dios. Es como la oscuridad y la luz, la maldad es una palabra que el hombre ha
creado para describir la ausencia de Dios. Dios no creó la maldad. La maldad no
es como la fe o el amor, los que existen al igual que la luz y el calor.
La
maldad es el resultado de lo que pasa cuando el hombre no tiene presente el
amor de Dios en su corazón. Es como el frío que surge cuando no hay calor o la
oscuridad cuando no hay luz.
El profesor tomo asiento.
El nombre del estudiante era…
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