Colaboración de Paco Pérez
En 1994, la
Unesco proclamó el “El día mundial de los docentes”.
Ayer,
eran las 07:30 horas, conecté la radio para escuchar la información que me
podía ofrecer Carlos Herrera mientras hacía los deberes con la higiene
personal. De la información recibida me llamó la atención, de manera especial, que
ese día se celebraba el “Día Mundial de
los Docentes”.
Me
impactó la noticia porque 39 años de mi vida los pasé dedicado a esa labor
rodeado de pequeños y, aunque ya llevo seis años jubilado y muy feliz con la
libertad que gané con ella, no pude reprimir que apareciera en mí un
sentimiento de añoranza hacia los muchos años que pasé como docente y también hacia
el conjunto que la rodeó durante ese tiempo: Colegio, niños, compañeros,
padres…
Mi
mente voló y recordé que también fui un niño en edad escolar y que no tienen
comparación ambas etapas pues las circunstancias políticas y económicas de
ellas marcan las diferencias… ¿Qué poco
se celebraba entonces en las aulas recordé?
Se
ha pasado del nada al mucho por la ley pendular de la vida, no ha habido
términos medios. Ahora mea un pájaro y se celebra pero antes sólo había en las
aulas un poco de relajación los jueves por la tarde, no todos, cuando nos “llevaban de campo” hasta los terrenos
aledaños al Cementerio porque allí podíamos saltar y pelotear un poco. El resto
de los días, de lunes a sábado, había clase en horario de mañana y tarde.
Unos
años después se consiguió que los sábados por la tarde no hubiera docencia y
poco a poco se logró la implantación del descanso completo para el sábado.
Con
la democracia, el primer Gobierno
del PSOE abordó la reforma del Sistema Educativo y hubo que luchar para que los
viernes no hubiera clase por la tarde, al final se logró. No obstante, el gran
logro de las reivindicaciones de los docentes de entonces estuvo en conseguir la
implantación de la “jornada continuada”.
No fue fácil conseguir conciliar los intereses de tanta gente implicada en el
proceso porque en el fondo del debate preliminar los sectores afectados ponían sobre
la mesa de negociación argumentos variados que se sustentaban en opiniones de
docentes, médicos, psicológicos o en lo que hiciera falta para defender el SÍ o
el NO.
Muchas
de las opiniones que se escuchaban para el No estaban fundadas, además de hacerlo
en los soportes técnicos anteriores, en unos intereses muy personales. Muchos
no querían la jornada continuada, sobre todo en las grandes ciudades, porque la
escuela era para sus hijos una guardería con la jornada partida de mañana y
tarde pues en muchos colegios había comedor escolar. Con ese horario se les
educaba y, además, estaban los hijos atendidos hasta que los padres los recogían
después del trabajo.
Quienes
vivían en las zonas rurales no tenían ese problema porque las mamás no
trabajaban mayoritariamente y la jornada continuada hasta las 14:00 horas les
venía mucho mejor porque se ahorraban dos visitas diarias al colegio y, además,
porque también había educadores, médicos
y psicólogos que daban argumentos muy razonables en la dirección contraria,
éstos pensaban en los niños y en los
docentes y no en los intereses de sus progenitores: Más tiempo para el descanso,
para los juegos, para hacer los deberes en casa, para corregirles los trabajos
y para las programaciones.
La
experiencia en el aula me llevó a posicionarme en esta segunda opción porque siempre
defendí su coherencia y, con el tiempo, se demostró su viabilidad. Yo atestiguo
su eficacia porque durante muchos años experimenté, con resultados inmejorables
y comprobables, la realidad de los argumentos técnicos dados por los
profesionales que hablaban en su favor.
Mi
método particular para conseguir que cinco horas no resultaran inaguantables
para los alumnos fue muy sencillo y dio un resultado muy bueno:
1.-
Programación milimétrica del trabajo contemplado en las Unidades Didácticas, repartido
en quincenas y secuenciado día a día.
2.-
Puntualidad total del maestro y los alumnos para entrar y salir. Así se
aprovechaba el tiempo al máximo y se les inculcaba un hábito de responsabilidad;
todos estaban en el aula antes de que tocara la sirena, su material de trabajo
en el pupitre y preparados para arrancar unos minutos antes no les hacía daño.
Si se rompió alguna vez fue para salir.
3.-
Actividades propuestas en los textos y, además, les preparaba unas fichas adaptadas
a lo explicado. Con ellas reforzaba y recordaba lo que ya habíamos trabajado
antes, era algo muy personal que, de manera complementaria, lograba que quienes
acababan pronto las tareas propuestas estuvieran ocupados siempre y así no
perturbaran el silencio y el orden sin violencia en el aula. Con esta propuesta
de proacción tenían los alumnos el incentivo de que quienes las acababan allí no
tenían que hacerlas ya en casa, ahí las hacían los lentos en el aula y si no
querían perder el paso, porque al día siguiente lo primero que hacíamos era
salir a la pizarra para corregir las actividades propuestas y ellos eran los
correctores de sus errores.
Con
este sencillo camino o método llevé una promoción desde primero a octavo en EGB
y después, con el cambio de Ley, varias desde primero a sexto.
¿Por qué les he planteado este relato?
Porque
me ha recordado que estuve siempre en contra de las celebraciones que se nos
proponían en el Colegio pues cada vez eran más y yo siempre repetía en los
claustros lo mismo:
-
Estas celebraciones sólo sirven para
quitarle tiempo a nuestro trabajo en el aula.
A
medida que pasaban los años esta merma de tiempo fue cada vez mayor y pasé de
acabar las programaciones en los primeros días de junio a tener que estar hasta
los últimos días del curso con ellas.
¿Le interesa a la Administración corregir
esta realidad? ¿Para qué tanta
presencia de madres en el recinto escolar si sólo se fijan en que sus peques
aprueben? ¿Se han percatado de esta
realidad o es que ni han olido estos
despropósitos de la Administración?
Una
promoción subió al IES “Llano la Viña”,
el alumno que acabó Primaria como número uno de la clase me saludó en junio muy
feliz al finalizar el curso y me comunicó, en presencia de su madre, los logros
obtenidos allí. Lo que no sabían ellos era que los otros compañeros ya me
habían informado de que en algunas materias, como Lengua, sólo habían dado el
50% de los temas y que en otras tampoco habían acabado el temario.
Me
hice el tonto y comencé a preguntarle por los temas dados en cada una de ellas
y dejé la pregunta sobre Lengua para
el final, fue sincero y entonces le hice ver que su “Sobresaliente” no era tal porque la mitad del temario no lo conocía
y en el curso siguiente el profesor comenzaría a explicarle el temarios de
segundo porque él daría por sentado que los alumnos dominarían los temas de
primero en su totalidad.
La
mamá, inmediatamente, fue tan mamá que no se escandalizó por la noticia pero sí
se preocupó de salir en su ayuda afirmando:
-
En el verano, su hermano se los enseñará.
En
el curso siguiente tuvo que recuperar en junio Química y lo que tenía suspenso se convirtió, por obra y gracia de
ese examen, en un “Sobresaliente”… ¿Esta seriedad es la que queremos en
nuestros centros?
El
final de este número uno en Primaria fue no acabar el Bachiller… ¿Causas
posibles?
Tenía
una desgana grande para el trabajo y unos padres blandos que no apretaban en
casa. Creo que por esas razones se perdió un gran proyecto de hombre pues sus
cualidades intelectuales alentaban esa posibilidad futura en el mundo de los
libros.
La
Historia de España recogerá, en su
momento, el daño tan grande que hicieron sus políticos al desarrollo de la
nación cuando implantaron la Ley que erosionó los cimientos de la Educación.
Las
razones son muy sencillas de explicar y de entender. El PSOE acusaba al “franquismo” de haber sido una máquina
de hacer analfabetos porque así los manipulaba con facilidad. Con la nueva Ley
que ellos aprobarían se acabaría la que generó ese modelo social inculto y con
la nueva un pueblo culto se abriría paso y no se dejaría manipular por los
políticos que ocuparan el poder en cualquier época… ¿Se ha logrado ese ideal de ciudadano?
Yo,
sinceramente, quedé maravillado con esos postulados que eran principios de
vida; participé junto a un grupo de docentes
del C. P. “Francisco Badillo” de nuestro pueblo en el desarrollo de la
experiencia como “Centro Piloto” y
así pude comprobar, en su momento justo, que una cosa fue predicar y otra
demostrar que era verdadera la filosofía inspiradora.
Considero
que esa Ley fue forjadora de los “analfabetos”
que no acabaron nada, tal vez más que las anteriores, y de “personas desilusionadas” que no podían
orientar su vida “ni por los estudios ni
por cualquier trabajo”… ¿Estos no
son manipulables ahora?
Yo
diría que más porque con edades avanzadas no pueden trabajar en lo que creían
poder hacerlo cuando acabaran y tampoco formar una familia, así quienes les
prometen más mentiras los atraen por si suena la flauta. Tenemos los ejemplos
de varias ciudades de nuestra geografía con Podemos en las municipales… ¿Qué
están haciendo después?
El
lema del Día Mundial de los Docentes en 2015 es: [Empoderar al profesorado para construir sociedades sostenibles.].
Empoderar significa: [Hacer poderoso o fuerte a un individuo o
grupo social desfavorecido.].
Si
quienes nos dirigen creen que con celebraciones
o lemas se arreglan los
problemas de la sociedad estamos apañados. Así no y se lo digo porque ya llegan
tarde a la rehabilitación de la figura del DOCENTE
pues, con sus leyes inútiles sólo se habla en el aula de DERECHOS y los DEBERES quedan encerrados en los armarios. Así la AUTORIDAD del maestro quedó
empequeñecida pues pasó de asustar a
ser asustado por los alumnos y padres
de la modernidad y con este procedimiento se educó durante años a unos hijos
que pasaban de curso sin aprobar por la normativa o para que los padres no le
metieran alboroto. Por todo este proceder erróneo ahora recogemos estas pobres
cosechas educativas.
Aquí
podremos decir lo que más convenga en periodo electoral pero los informes PISA nos colocan donde
realmente estamos.
Hay
que buscar el interés general y aquí a nuestros políticos sólo les preocupa el
anunciar que van a derogar la “Ley
Educativa” de quienes gobiernan y que lo harán cuando gobiernen ellos. Esto
ocurre en España porque no miran por la nación y sólo pretenden gobernar para
enriquecerse con sus salarios desproporcionados, por no decir cosas más graves.
Digo
esto porque si se educa bien el país progresa y si se hace mal el desarrollo se
detiene o no crece al ritmo deseado. Pongamos como ejemplo a EEUU. Allí, hace
236 años, un joven gobernador del Estado
de Virginia, llamado Thomas
Jefferson, hizo una reforma educativa con la que impulsó “un sistema de instrucción general” que
llegó a todos los ciudadanos, ricos y pobres.
Este
fue el primer paso para la aprobación del “Sistema
estadounidense de Educación Pública”.
Un
tiempo después ese paso ayudó a desarrollar el crecimiento general del país en
todos los estamentos. A este país no le importó que fuera el gobernador de un
estado quién lo ideara para generalizarlo porque era bueno. Así actúan quienes
aman a su país y quienes sirven al bien común.
Invertir
en educación es buenísimo pero planificar bien es mejor porque sabremos
encaminar nuestra actuación de manera correcta.
Los
34 países desarrollados de la OCDE
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que más invierten de su PIB nacional en
educación son: Dinamarca, un 8%; Islandia, el 7,70%, Corea del Sur, el 7,60% y
Noruega, el 7,60%. El que menos gasta
es Grecia, el 4,30%. España se sitúa en la parte media-baja con el 5,60%.
En
el mundo, el campeón es EEUU y la evidencia de su desarrollo y potencial
económico lo dice todo de la bonanza de este proceder.
Aquí,
potenciamos un sistema cargado de celebraciones y actividades que quedan muy
bien si los centros educativos fueran un circo pero la realidad es otra.
Hay
que hacer varias cosas bien: Invertir
más, empoderar a los DOCENTES como
les corresponde, eliminar las
celebraciones y desarrollar una ley
nueva que corrija lo que no funciona.
Como
despedida os propongo hacer un clic en INFORMES PISA,
están publicados en el EL PAÍS.
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