domingo, 14 de febrero de 2016

LA CUARESMA

Esta celebración no arrancó con el diseño actual, a mediados del siglo II, sino que es el resultado de una evolución a lo largo de los años y, durante ese tiempo, se le han ido introduciendo modificaciones hasta quedar configurada con el ritual de nuestros días… ¿Está recogida en la Biblia la Cuaresma?
No. Sí contiene nuestro “Libro Sagrado” los elementos con los que se ha configuración ésta y el sentido de cada uno de ellos.
¿Qué es la Cuaresma en el ritual católico?
Un periodo de CUARENTA días en el que debemos estar vigilantes, hacer penitencia por nuestros pecados, intentar la renovación interior de nuestros comportamientos y mostrarnos dignos de recibir al Señor Resucitado el domingo de Pascua.

La fiesta de la Pascua hebrea tenía un sentido diferente pues se conmemoraba que el pueblo salió de Egipto cuando fue liberado de la esclavitud, después de padecerla 400 años. Entonces, Moisés recibió de Dios todas las instrucciones para tal celebración y lo que hacían estaba ajustado al mensaje recibido.
Con el paso de los años la cristiandad católica comenzó a celebrar la Pascua pero con otro motivo diferente: [Jesús padeció, murió y resucitó para el perdón de los pecados de los hombres.].
¿Es un mandato de Dios o porque nuestros clérigos lo decidieron para instituir el ritual?
Creo que es el fruto de una decisión humana que fue elevada a la categoría de ritual religioso y los cristianos-católicos, que somos muy cómodos, no profundizamos sobre lo que nos proponen porque a la hora de la verdad hacemos cada uno nuestra Cuaresma, es decir, vamos a lo nuestro y no nos preocupamos de buscar la verdad para encauzar nuestro caminar e ir al encuentro del Señor.
Son innegables los elementos de la Cuaresma: el ayuno, la abstinencia, la modificación de nuestros malos hábitos, la reconciliación con el prójimo, la preocupación por los problemas ajenos, el ayudar a quien esté necesitado de algo, la penitencia y el encuentro con Jesús… ¿Podemos negar esa verdad? ¿La ponemos en marcha a diario o esperamos a la Cuaresma?
Jesús no quería los circos y, por desgracia, ella tiene más de circo que de religiosidad. Hago esta afirmación porque, previamente a ella, los cristianos nos lanzamos a los desenfrenados días del Carnaval y durante los días centrales de este tiempo cuaresmal abundan las manifestaciones procesionales, para mí, carentes de religiosidad y sentido.
Retomando su perspectiva histórica nos topamos con que arrancó como preparación de la Pascua cristiana, se desarrolló poco a poco y fue un proceso con en el que se buscaba alcanzar: La preparación de los catecúmenos para el bautismo de la Vigilia Pascual, la reconciliación de los penitentes públicos con la comunidad, y la preparación de ésta para la gran fiesta de la Pascua.
Jesús debe ser nuestro referencial religioso, yo me fijo en lo que Él hizo y está claro que se bautizó de mayor y que ese detalle no se ha tenido ni tiene en cuenta. Por eso me pregunto muchas cosas… ¿Nos deben bautizar sin dar nuestro consentimiento? ¿Debemos esperar a la Cuaresma para perdonar las ofensas recibidas y practicar la reconciliación?
Si Jesús padeció, murió y resucitó por nosotros fue para que los hombres fueran perdonados. Recordar el hecho es una cosa y caminar a diario con los elementos que inspiran la Cuaresma es lo que deberíamos hacer, que es otra bien distinta.
Opino así porque, no hace mucho, leí un razonamiento muy serio: [La venida de Jesús y su Pasión tuvo lugar una vez y surtió los efectos deseados sobre la humanidad, por ello no se puede repetir pues lo que se repite es porque la acción anterior que se hizo no fue válida o porque no consiguió alcanzar el fin buscado.].
En este caso todo fue perfecto y ya lo único que falta por hacer es caminar por donde Jesús nos enseñó y no repetir a nuestra manera. En esta realidad creo que debemos de esforzarnos mucho, y a diario, para poner en marcha las dos cosas que sí nos pidió Jesús que hiciéramos y que no hacemos la mayoría:
1.- Amar a Dios sobre todas las cosas.
2.- Amar al prójimo como a nosotros mismos.
Ambas prácticas no tienen espera pues deben ser acciones diarias y susceptibles de mejora siempre pero… ¿No nos quedó claro lo que debíamos de hacer?
Jesús nos enseñó, además, que hay que huir de los preceptos humanos porque no son religión, lo enseñó oponiéndose a las prohibiciones del judaísmo.
Durante muchos años se nos inculcó machaconamente que la abstinencia consistía en no comer carne. Pasaron los años y, como fruto de esa siembra poco sensata, todavía sigue una buena parte de la sociedad cristiana adulta con esa idea desfasada y, consecuentemente, aferrada a esa práctica casi única. Seguimos así, entre otras cosas, porque introducir un hábito vendido como válido y querer después modificarlo es muy complicado. Recordemos que, hasta 1966, se siguió vendiendo en las parroquias la Bula de la Santa Cruzada para librar a los compradores de sus obligaciones cuaresmales.
¿Quién es el hombre para liberar a los otros hombres de sus obligaciones con Dios pagando dinero?   
El cristiano debe tener claro que abstenerse y ayunar son prácticas que implican el preocuparse de quienes no tienen y ayudarles, para conseguirlo habrá que aplicar acciones diversas y no tan simples como se nos enseñaron en el pasado.
No es nueva esta obligación porque en el A.T. ya se hacía la ofrenda de las primicias del suelo para agradecer al Señor las cosechas recibidas de la tierra y el reparto de los “diezmos” entre los necesitados para solucionarles sus problemas.
La fe es el motor que nos hará creer en Jesús, en su mensaje y en su Pasión, Muerte y Resurrección. Este es el camino que Dios nos propone para que lo recorramos con libertad, no nos lo impone. Haciendo uso de ella nosotros deberemos decidir si lo abrazamos y lo proclamamos sin miedo o si optamos por otra ruta diferente.
Según San Pablo: [Si proclamas con tu boca que Jesús es el Señor y crees con tu corazón que Dios lo ha resucitado de entre los muertos, te salvarás.].
Si hablamos de que en Cuaresma hay que rezar, ayunar, preocuparnos por los demás, luchar para vencer las tentaciones… Si se nos propone desde la “sede” que hagamos todo esto y paralelamente se sigue permitiendo que las imágenes paseen nuestras calles en estos días se propicia que vayan acompañadas por la multitud y que, además, lo haga convencida de que lo está haciendo correctamente. Pues yo, mientras siga representándose este espectáculo religioso, proclamaré cada vez que se me presente la ocasión que sólo creo en Jesús; en su enseñanza; en su Pasión, Muerte y Resurrección y que lo haré debido a que no me queda otro camino que dar testimonio de lo que creo y para ello os recuerdo lo que hay escrito en la Biblia, ahí me agarro; lo encontraréis en Éxodo 20:4-6 : [No te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo sobre la tierra, ni lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas y no las servirás; porque yo soy Yavé, tu Dios, un Dios celoso que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian y que hago misericordia hasta mil generaciones de los que me aman y guardan mis mandamientos.].
¿Quién no ha visto a las personas acercarse a las imágenes en los templos para tocarles las partes corporales que se ven de ellas, sus ropas o las cintas que les cuelgan? ¿Quién no las ha besado o se ha inclinado ante ellas en actos solemnes?






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