LOS PROBLEMAS DEL NECESITADO
Colaboración de Paco Pérez
El Sr. “Cachaflatas”
era el padre de Rafael Álvarez Bonaque, “Cachaflatas”
hijo, y de José Mararía Álvarez Bonaque, padre de Blas
Álvarez “Pololo”. Rafael vivió con su familia en una
humilde casa de la calle Tiradores,
pasaron muchas necesidades y, a
pesar de ello, siempre tuvo un humor excepcional para dar solución a los
problemas que la vida le iba planteando. También hay que recordar que fue muy
amigo de Arturo y ambos protagonizaron
escenas inolvidables.
1.- DE MADRUGADA Y EN EL CATRE
Toda la familia dormía en la misma cama, unos acostados
en posición normal y los otros al revés, con la cabeza en los pies.
Para mitigar los rigores del frío invierno se
cubrían con una manta muy deteriorada, era tan vieja que hasta tenía algunos
agujeros.
Una noche, de madrugada, se despertó uno de los
niños pequeños y dijo:
- Papa, quiero mear.
Cuando Cachaflatas
se despertó y el zagal le repitió su necesidad él no se cabreó por haberlo
despertado y le respondió con su humor característico:
- Andrés, te sales por un agujero de la manta y así
no nos desarropas, que hace mucho frío y nos podemos resfriar.
2.- EL REMEDIO PARA EL INSOMNIO
Una noche, la familia se acostó a la hora de
costumbre y Rafael comenzó a darle
vueltas a sus problemas. Por más que maquinaba posibles soluciones de inmediato
comprendía que éstas no eran posibles, en esta línea se pasó varias horas y
cuando quiso dormirse los ojos no se le cerraban. Comenzó a inquietarse y llegó
el asunto a un punto en el que no vio otra alternativa que levantarse. Se
vistió y, cuando se puso los calzones, comenzó a pasear en la casa con las
manos metidas en los bolsillos. Estaba en esta acción cuando una de sus manos
tocó una moneda en el bolsillo y él, cuando comprobó que era una “perra chica" o "perrilla”, despertó a la familia cuando gritó:
- ¡¡¡Ya sé por qué no me podía dormir!!!
Todos se despertaron asustados y la mujer le
preguntó:
- ¿Por qué?
– ¡¡¡Porque tenía cinco céntimos en el bolsillo!!!
- ¿Ese era tu problema? – le preguntó cabreada su mujer.
– ¡¡¡Sí. Ahora verás cómo se arregla todo!!!
Inmediatamente salió al corral, cogió la moneda de
cinco céntimos y la tiró al tejado de la casa y dijo:
- Se acabaron los problemas, ahora a dormir.
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