Colaboración de Antonio Cañas Calles
Capítulo I
Leído la noche del 24 de
julio en el recinto municipal de las fiestas en honor del Cristo de la Salud,
Patrono de Villargordo (Jaén), después de su bajada desde la Ermita a la Iglesia
Parroquial, siendo alcalde José Gómez Marfil, que hizo la presentación.
SALUDO
Queridos
amigos todos:
perdonad
mi atrevimiento.
Pretendo
que el pregón sea
leído
en romance viejo,
a
la más antigua usanza,
como
se hacía en otros tiempos.
Como
estamos en familia
y
confío en vuestro afecto,
como
me siento en mi casa
y
entre la gente que quiero,
os
aseguro que lo hago
sin
ningún temor ni miedo,
confiado
en que disculpéis
mi
osadía de pregonero,
pues,
si no de fina pluma,
poeta
al menos me siento,
poeta
de brocha gorda
con
tintes de romancero,
que
comparte con vosotros
un
precioso sentimiento,
aquel
que aquí nos reúne:
el
amor a nuestro pueblo,
el
apego a sus costumbres
y
el cariño hacia lo nuestro.
Quiero
hablaros esta noche,
noche
de fiesta y contento,
con
humor y desenfado,
pero
veraz y sincero,
algunas
cosas en broma
y
muchas cosas en serio,
con
el corazón alegre
¡pues
son fiestas, que no entierro!,
y
si alguno me replica,
alardeando
de ingenio,
que
celebramos las fiestas
en
honor de Cristo muerto,
he
de contestarle yo,
sin
dudarlo ni un momento,
que
es un Cristo de Salud
que
vive en el Sacramento,
al
que nosotros llevamos
con
fervor en nuestro pecho.
No
quiero que nadie vierta
lágrimas
por los recuerdos
de
las personas queridas
que
otras fiestas compartieron
con
nosotros buenos ratos,
gozos
y divertimientos,
pues
seguro que han de ser
sus
gozos más que los nuestros.
Que
todo el mundo se sienta
feliz,
alegre y contento;
que
en estos días rebosen
gracia,
simpatía e ingenio,
que
a Cristo ya hemos bajado
y
las fiestas, no olvidemos,
son
porque está con nosotros
y
Él felices quiere vernos.
AGRADECIMIENTO
Gracias
doy por el honor
de
haberme hecho pregonero
el
día más grande del año
en
la vida de mi pueblo.
Pregonero
por un día
me
nombró el ayuntamiento,
pregonero
que en voz alta
proclame
a los cuatro vientos
las
cosas de Villargordo,
presentes
o en el recuerdo,
que
logren que nos sintamos
orgullosos,
satisfechos,
felices
en estos días
todos
los villargordeños,
sean
jóvenes o mayores,
ya
sean niños o sean viejos;
y
los que vengan de fuera
también
se sientan contentos,
que
de siempre Villargordo
tiene
tan grande su pecho
que
cobija como suyos
a
propios y a forasteros.
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