Colaboración de Paco Pérez
Jesús
oraba, sus discípulos deseaban
aprender cómo hacerlo, Él les respondió con el texto del Padrenuestro y les puso unos ejemplos para que comprendieran mejor
lo que quería enseñarles.
La
práctica de la ORACIÓN es
interpretada por las personas de manera diferente, entonces… ¿Cuál es el verdadero camino?
Cada
persona tiene el suyo pero considero que debemos meditar sobre lo que hacemos cada
día con la ayuda del texto que hoy se nos propone.
Si
ORAR es HABLAR con Dios pues considero que debemos hacerlo manteniendo con
Él una conversación normal en la que le expongamos nuestras cosas, las luces y las
sombras que cada día nos acompañan. En esa línea tendremos que pedirle perdón por los errores que
hemos cometido, por lo bueno que hemos dejado de hacer y manifestarle nuestra gratitud por lo que nos ha regalado, y regala
cada día.
Orar
repitiendo como autómatas los textos de las oraciones no tiene, a mi entender,
sentido. Por eso, al regalarnos Jesús el texto del Padrenuestro, también nos abrió los ojos sobre qué es, qué debemos
hacer y qué no.
Algunas
personas entendidas consideran que esta oración es un resumen del Evangelio porque en ella se muestra a
los hombres el camino de la salvación.
Según ellos, comienza con una invocación, en la que señala a quién va dirigida: “Padre nuestro que estás en el cielo”. A
continuación hay una manifestación de peticiones, agrupadas en dos partes:
En
la primera se hacen tres: “Santificado sea”, “venga”
y “hágase”. En ellas se recogen tres grandes deseos que comprenden el nombre, el reino y la voluntad de
Dios. En la segunda encontramos otras
cuatro, en las que abordamos las
necesidades del ser humano: “Danos
el pan”, “perdona nuestros pecados”,
“no nos dejes caer en la tentación”
y “líbranos del mal”. Estas dos
partes no se pueden separar.
Yo
considero que si le pido a Dios el pan de cada día y luego no se lo doy al que
me pide o si llaman a mi puerta y, después de asomarme por la mirilla, no le
abro… ¿No será que todavía no me he dado
cuenta de que rezo el Padrenuestro y no he entendido su mensaje?
Si
Jesús les respondió con la letra del Padrenuestro…
¿Por qué no se nos habla con insistencia
y crudeza de la verdadera línea de ese mensaje? ¿Por qué permiten quienes nos hablan a diario desde el ambón que las
formas de oración repetitivas y ausentes de reflexión se sigan practicando y no
toman el ejemplo de Jesús, mostrar el camino verdadero?
Si
partimos del modelo de ORACIÓN que
nos legó Jesús podríamos viajar hasta la conversación que mantuvo Abrahán con Dios sobre el castigo a Sodoma
y considerarla como una forma de oración
porque en ella encontramos cómo Abrahán
le expone sus planteamientos y peticiones, cómo le escucha Dios y cómo le va
concediendo cosas y cómo se demuestra que los hombres no conocemos nada sobre
las decisiones que toma Dios.
La
lectura refleja una situación en la que, analizados los hechos desde la óptica
humana, el destruir a Sodoma por
culpa de sus actos era una respuesta injusta de Dios porque todos los justos que hubiera en esa ciudad serían
castigados también y no tendría en cuenta su buen comportamiento.
Es
una prueba, para mí, de que los hombres siempre reaccionamos igual, nunca
entendemos porqué ocurren las cosas y por eso no debemos pedir explicaciones a Dios.
Las
peticiones de perdón que Abrahán
hizo por ellos fueron atendidas por Dios
pero le demostró que no conocía la realidad del género humano, es decir,
solemos pensar una cosa y la realidad siempre suele ser otra.
En
este pasaje se pone de manifiesto que las personas debemos hablar para intentar
aclarar los puntos discrepantes y llegar a un acuerdo. El diálogo siempre será sincero y pediremos a Dios, de manera permanente, su comprensión
y ayuda.
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