Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
Ante
la impotencia que siento por la irresponsabilidad de nuestros políticos, y
supongo que también le ocurrirá lo mismo a la mayoría de los españoles que
tienen dos dedos de sentido común, me viene con el recuerdo una noticia que me causó
mucha indignación en el momento de saltar a los medios. Ocurrió el 14 de
diciembre de 2013 y al día siguiente nos despertábamos muchos andaluces con la
lamentable noticia del fallecimiento de los tres miembros de una familia en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), había
sucedido el día anterior.
Lo
sucedido no hubiera tenido tanta resonancia si la desgracia acaecida a esa
familia no hubiera sido difundida por los medios en el formato periodístico que
utilizaron, hablar de lo ocurrido sin tener las pruebas… ¿Qué noticia dieron?
Que
las muertes habían sido el fruto de “la
precariedad económica” que padecían, producida por el síndrome del desempleo y por
la presunta negligencia de los profesionales de la medicina que
acudieron al domicilio.
Así
fue presentada en los medios la noticia, fue un formato impactante para los
ciudadanos porque las primeras informaciones hablaban de que la situación de
indigencia en que estaban les hizo sobrevivir con la comida caducada que recogían en los contenedores de basura que
había cerca de los supermercados y con la recogida de cartones y ropa usada… ¿Qué persona bien nacida no quedó destrozada
cuando escuchó ese relato informativo?
Todos,
supongo, nos sentíamos en esos momentos muy afectados porque los tiempos en que
vivimos nos están enseñando que nadie puede considerar que la situación de
privilegio que hoy tiene es eterna pues puede cambiarle en cualquier momento y
mañana mismo todos podemos formar parte del “club de la indigencia”, nosotros o cualquiera de nuestros
familiares.
Unas
fechas después de la tragedia la información se mostró ya de manera diferente y
entonces fue cuando me percaté de que hay en España demasiado periodismo de “tres al cuarto”. Opino así porque hay algunas personas que ejercen
esa profesión con poca dignidad debido a que sólo buscan dar la noticia y no
reparan en los daños colaterales que causan a las personas por esa forma de
publicar: Lo impregnan de unos
niveles máximos de explosividad y de
unos mínimos de fiabilidad. Ocurrió
lo último por haber sido unos imprudentes profesionales que no contrastaron
previamente los hechos cuando hacerlo es la primera norma del periodismo y en
este caso la imagen dada es que se la saltaron a la torera esa norma. Se precipitaron
al comunicar que sobrevivían con los alimentos que encontraban en los contenedores
de los supermercados y que haberlos ingerido caducados podría ser la causa de
los fallecimientos.
Pedir
responsabilidades al Gobierno Central
por los recortes que nos habían aplicado a los españoles… ¡¡¡Hay que ser de piedra cuando se escuchan
estas barbaridades para que no se nos remueva el estómago!!!
Estos
señores, habiendo ocurrido los hechos en Andalucía y no en Madrid; elevaron la
voz para alejar de su partido la presunta responsabilidad política, si es que la había
habido; adquirir notoriedad o para sacar tajada electoral personal.
De
estos políticos no me fío porque, la mayoría de las veces, el verdadero motivo que
los empuja a actuar así es para distraer a la ciudadanía-electoral; en este caso considero que, tal vez, intentaban
impedir que los vecinos se manifestaran para pedir responsabilidades políticas
contra el alcalde de Alcalá de Guadaíra
y contra la Junta de Andalucía por
lo ocurrido a esos vecinos.
Después
de la desgracia acudieron con rapidez para mostrarse al público, aparecer en
las fotos y en los medios, así ya nos enseñaron sus verdaderas intenciones. Siempre
actúan jugando con el dolor ajeno para
intentar no recibir arañazos en las urnas. Estas patrañas tan descaradas no
suceden en otros lugares porque sus principios son más elevados que en España, y mucho más que en Andalucía. Quienes juegan con la mentira no saben que es un error y un
arma de doble filo porque en nuestro pueblo tenemos unos dichos muy populares
para quienes usan ese camino: “La mentira tiene las patillas muy cortas” o “Se pilla a un embustero antes que a un
cojo”.
Más
adelante las autoridades apuntaron, como posible causa de las muertes, hacia una
intoxicación causada por algo ajeno
a la alimentación, que ésta pudo haberse debido al contacto de los alimentos comidos con algún producto tóxico y que,
al mezclarse ambos elementos, esta circunstancia les podría haber ocasionado la
muerte.
Cuando
los acontecimientos ya no tuvieron el mismo color me pregunté… ¿No hay en España la posibilidad de condenar
a quienes proceden como lo hicieron estos insensatos individuos, periodistas y
políticos?
Debería
de haberla porque enturbian la
convivencia en un país que está muy revolucionado y necesitado de lo contrario,
de paz. Ellos, con sus opiniones, convirtieron en un circo el dolor de una familia y ese proceder
es, a mi entender, algo incalificable.
¡¡¡Ya está bien de mentir tanto y no
preocuparse de quienes padecen precariedad!!!
No
entiendo que los partidos que defienden la UNIDAD
de España no tengan los arrestos necesarios para ponerse de acuerdo en la
gobernanza de la nación para reformar las leyes que sean necesarias para
arreglar los problemas que nos agobian: Poner firmes a los corruptos, sean del
color que sean; la Ley Electoral;
reducir el número de políticos; leyes que impidan el desmadre que tenemos para
que quienes delinquen no queden impunes… ¿Por
qué no hacen lo que deben y para lo que se les paga muy bien?
No
quiero pensar que hemos puesto a “los
zorros a guardar las gallinas”.
Hablamos
de la problemática que hay en la sociedad como consecuencia de los desplazados
por las guerras injustas y el hambre pero me pregunto… ¿Tan difícil es tomar medidas internacionales para que el EGOISMO no
monte más guerras inútiles y que se ayude a los países pobres para que puedan
ser autosuficientes y así no tengan que desplazarse
Visualizamos
la indigencia por las calles y normalizamos que unos durmamos en buenas camas
bajo techo y que otros tengan que hacerlo sobre cartones y en la calle, sea
invierno o verano. También que unos tengamos exceso para vivir y a todo tren
pero nos olvidamos de que otros no tienen ni un chusco que llevarse a la boca…
¡¡¡Por eso buscan en los contenedores!!!
Os propongo una foto publicada en
Internet, como ejemplo de lo que ocurre en nuestra sociedad.
Pasamos
de largo junto a los indigentes, no los miramos o no tenemos el gesto de
acercarnos al supermercado más próximo para comprarles una bolsa de alimentos
básicos para que coman, al menos, ese día.
¿Qué
podríamos hacer con la INDIGENCIA si
se acabara con la administración recargada que tenemos al anular los parlamentos regionales, las
diputaciones provinciales y el Senado…?
¿Cuántos
vividores tendrían que tomar el tren de Guadalajara después de abandonar esos
despachos que tan felices les hacen? ¿Cuántos miles de millones de euros nos
ahorraríamos los españoles anualmente con esas anulaciones y que podríamos
emplear en pagar esa trampa nacional tan gigantesca que nos agobia?
¿Qué ocurriría
a estos señores si se reformara la JUSTICIA,
de verdad, para que se transformara, por fin, en lo que debe ser y dejara de
ser lo que no debe?
Sería
conveniente que meditáramos bastante estas últimas interrogantes, a las que no
damos demasiada importancia los ciudadanos de a pie.
Si
se ajusticiaran los políticos corruptos como debe ser éstos comenzarían a ir en
manadas a las cárceles y así, los que se presentaran en el futuro para regir
nuestros destinos, ya hilarían muy fino en su gestión, temblarían cuando vieran
pasar cerca de ellos un euro público porque la espada de Damocles pendería
sobre sus cabezas y ya nadie se metería a chupón por miedo a ser puesto al
fresco por la fuerza de la ley.
¿Es justo que nos estén abocando estos
señores a unas terceras elecciones, que la recuperación de la economía no les
preocupe aunque saben mejor que nosotros que así se irán los inversores y que
nos hablen, cuando les conviene, de democracia para no respetar después lo que
España ha decidido en las dos ocasiones anteriores?
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