Colaboración de José Martínez Ramírez
Miro
tu fotografía
y
veo en la mirada
sólo
paz y armonía,
quietud
pausada,
mansedumbre
diría
si
la mar, a tu espalda,
no
fuera tan bravía.
Pelo
de flor de encina,
la
arboleda alada
es
verde y callada…
Los
cielos se enfrían
alegres,
yo mataría
siempre
su madrugada.
Me
lo impide tu mirada
noble,
dormida
con
pureza y señoría.
Si
se rompe mañana
tu
corazón y tu alma,
yo
te daré, niña mía,
una
lluvia de poesía,
lo
mejor para el alma.
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