Colaboración de Paco Pérez
LA FE NOS EMPUJA… ¿TENEMOS?
La
FE es un don que recibimos de Dios
al nacer y después necesita ser cuidada pero la mayoría de las personas no la
atendemos bien… ¿Por qué?
Porque
si vivimos la religiosidad en un plano contemplativo y no lo hacemos de manera práctica,
la que se nos propone en el mensaje de Jesús, entonces se cumplirá que “una fe sin obras es una fe muerta”.
Queda claro que, en función de los niveles que tengamos de ella, la respuesta
que daremos a la llamada del Padre será
en positivo o no.
El
nivel de la FE también apareció
cuando Jesús les predicaba una
doctrina nueva que intentaba cambiar las formas tradicionales de entender el hecho religioso y las relaciones humanas. Su aparición tuvo
éxito pues les hablaba con un estilo
tan sencillo que lo entendían todos y, además, haciendo cosas que se escapaban del poder humano cuando los curaba, les daba de comer… Un tiempo después Jesús se percató de que esas acciones los atraían pero comprobó que
no comprendían quién era Él y porqué
les ayudaba, hasta el punto que no lo habían comprendido ni quienes lo
acompañaban a diario, los discípulos.
Por esta razón, Jesús subió al Monte con Pedro, Santiago y Juan… ¿Por qué les concedió a éstos el privilegio de asistir al acto de la Transfiguración?
Porque
ellos eran quienes más resistencia habían ofrecido, dentro del grupo de
discípulos, a la recepción del mensaje a pesar de haber presenciado sus hechos
portentosos. La realidad es que lo identificaban como el Mesías pero no en el plano
espiritual porque ellos lo esperaban como un guerrero poderoso que los libraría de la opresión de los romanos.
Al estar junto a Jesús en el Monte, ellos fueron testigos del
momento en el que la identidad de Él
se reveló a los hombres y también qué le ocurriría al final de sus días, este hecho
extraordinario que presenciaron los fascinó y contribuyó a que les aumentara,
de manera definitiva, su FE en Dios.
Ese
acto los llevó a dejar de hacer lo viejo,
a comprender qué esperaba a Jesús como consecuencia de la misión
que estaba cumpliendo, qué debían hacer ellos
en adelante, las consecuencias que
les sobrevendrían por ello y que, además, tendrían que guardar silencio sobre la revelación presenciada.
La Transfiguración nos debe llevar a un
comportamiento práctico en el que, por la FE,
seamos empujados a mostrarnos solidarios
con la necesidad del que padece y a denunciar
las injusticias que hacen padecer al
débil y triunfar al fuerte, a vivir con sencillez y alejados de la
ostentación, a no acceder a puestos de
poder para servirnos sino para ayudar al que realmente lo necesita…
Con
la aparición en aquel acto de los dos personajes
bíblicos se proclamó que todo lo anunciado sobre Jesús era cierto y desconcertó tanto a los discípulos que no comprendieron de inmediato lo presenciado.
Pablo opinaba que Dios siempre está al lado de las
personas y por ese convencimiento les decía que nadie nos haría daño… ¿Por qué lo afirmaba con tanta vehemencia?
Porque
consideraba que si Él permitió que
su Hijo muriera para salvar a los
hombres pues con ese argumento él opinaba que si Dios tuvo ese gesto con nosotros después no va a estar esperando
que cometamos algún error para juzgarnos y condenarnos.
Si
creemos, de verdad, que Dios está
con nosotros… ¿Por qué tenemos tanto miedo
a encontrarnos con Él? ¿Por qué
buscamos nuestra seguridad en la materialidad y no en Él? ¿Por qué somos tan violentos cuando se nos
tuercen los caminos o mientras intentamos dar solución a los problemas?
La
respuesta es lógica… ¡Porque no
confiamos plenamente en Dios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario