miércoles, 24 de febrero de 2021

HISTORIAS RECORDADAS MIENTRAS SABOREÁBAMOS UN CAFÉ

                                Colaboración de Paco Pérez

LAS COSAS DE DOÑA PAQUITA “LA PELÁ”

Capítulo II


Estábamos en la cafetería y entró doña Paca, se acercó y nos dijo que el motivo de su visita era saludarnos pero que iba de paso porque tenía mucha prisa. Le propusimos que se sentara y tomara algo pero no aceptó y ese comportamiento me sorprendió cuando escuché las palabras que dijo al entrar y antes de marcharse.
Para que comprendan un poco lo que digo y cómo se despidió les voy a proponer que lean el significado de la palabra “AGONI”.
Ésta es muy popular en nuestro pueblo y hay que buscarle su origen en “AGONÍA”, la cual tiene estas dos acepciones:
1.- Período de transición entre la vida y la muerte, que se caracteriza por la subsistencia de algunas funciones vitales (respiratoria, circulatoria y nerviosa) y por la desaparición de las funciones intelectuales.
2.- Angustia o padecimiento intensos.
En Villargordo, como en el resto de España, hubo un tiempo de penuria económica en el que comer era complicado y por esa razón morían en mayor número los más débiles, los niños. Cuentan los mayores que casi todos los días tocaban las campanas para anunciar una muerte y cuando escuchaban ese toque decían:
- ¡Están tocando a “AGONI”!
Ha sido necesario hacer esta introducción porque sin ella muchos lectores no comprenderían las palabras de doña Paca:
Ana María, su hermana, supongo que la vio también rara porque lo normal es que se hubiera sentado, como otras veces, y le preguntó:
- ¿Te pasa algo?
- Hoy estoy muy mareada -le contestó.
Ana María como es lógico se preocupó y le preguntó de nuevo:
- ¿Has desayunado ya o todavía no?
– He tomado un vaso de leche – le aclaró.
Durante unos minutos no habló, nosotros esperamos que continuara con sus explicaciones y de pronto exclamó con fuerza:
- ¡Tenían que estar tocando a “AGONI” tres días seguidos!
Se marchó y nunca supimos por qué dijo aquella frase.
Después comenzamos a buscar respuestas a su forma de despedirse y llegamos a la conclusión de que sus palabras finales se debían a que le habían dado un disgusto, el posible origen de su malestar. Lo que no supimos descubrir fue para quién o quienes iban dirigidas esas palabras finales.
Después de su marcha, Ana María y Ramón recordaron  algunas ocurrencias suyas y las contaron:
a) Una mañana, estaban conversando con ella sobre las cosas de la vida y analizaban como a unos le iba bien y a otros mal. Ella, tomó la palabra y les informó de lo mal que le iba a un paisano:
- Ese tiene más mala suerte que aquel otro que fue a una corrida de toros y le dieron un banderillazo en un ojo. Pero la cosa no quedó ahí pues unos días después entró en un pajar, se sentó y se clavó una aguja en el culo.
b) Una noche, sin esperarla, fue a su casa de visita, al marcharse salieron a despedirla y en la puerta comenzó con sus cosas, se alargó la despedida mucho y, como Ramón es muy friolero, ella se dio cuenta de cómo estaba y dijo:
- ¡Vámonos de aquí que hace mucho frío y a éste le vamos a tener que atar la barbilla como no se meta pronto en el brasero!
c) En otra ocasión, estando una mañana en la puerta de la casa con su hijo, éste se estaba comiendo una rodaja de sandía y, como vio que le chorreaba por la cara y las manos, le dijo:
- ¡Anda, pasa y lávate que estás como el “Bichejo”!
En ese momento pasó un vecino y se rio al escuchar lo que dijo al Nono. Entonces ella arremetió contra él por reírse:
- ¡Mira cómo se ríe el cabrón ese de ti, porque es de tu misma calaña!
d) Una mañana bajó de compras a la Cañailla, estaba de muy mal humor, se le acercaron unos rumanos para pedirle dinero y les respondió con malas formas así:
- ¡Os voy a dar un par de p_ _ _ _ _! ¡Iros a rebuscar aceitunas “so escardillos”!

 

 

 


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