EL “AÑO VIEJO”
EN
VILLARGORDO de
JAÉN
Colaboración de Paco Pérez
Hace ya algunos años, para los jóvenes serán
demasiados y para mí más de los deseados, que comenzó a tomar forma la
celebración de esa noche mágica en la que el convencionalismo consigue que en
unos segundos pasemos esa línea del tiempo que separa un año del siguiente, “Año Viejo” y “Año Nuevo”.
Poco a poco y sin darnos cuenta se fue formando un
grupo humano amplio en el que unos ya estábamos casados, la mayoría, y los menos novios o solteros. Las personas
que nos fuimos integrando en él proveníamos de relaciones amistosas diferentes:
Unos éramos amigos desde hacía años y otros nos divertíamos en panda de manera
esporádica.
Estos ingredientes, unidos a las ganas de juerga que siempre llevábamos
bien guardadas en la mochila, propiciaron que, en la casa que había comprado Miguel Delgado, acordáramos reunirnos
para pasar el “Año Viejo”.
A la celebración de la primera “Noche Vieja”, allá por 1977, asistimos unos pocos, los impulsores de aquel posterior gran grupo; no nos disfrazamos; fuimos vestidos con normalidad, mujeres y hombres, y cenamos un menú sin complicaciones en la “casilla”, así la llamábamos.
A la celebración de la primera “Noche Vieja”, allá por 1977, asistimos unos pocos, los impulsores de aquel posterior gran grupo; no nos disfrazamos; fuimos vestidos con normalidad, mujeres y hombres, y cenamos un menú sin complicaciones en la “casilla”, así la llamábamos.
Durante todo el año la “casilla” siguió acogiendo nuestras juergas porque lo pasábamos muy
bien y gastábamos poco. Estábamos muy bien organizados y, aunque siempre los
había que sólo aparecían a la hora del masconeo, teníamos las responsabilidades
bien compartidas.
Miguel nos traía el vino de Bailén y su cuñado Felipe Bautista de Lopera. Como éramos muchos pues las garrafas
de dieciséis litros no descansaban y en las cooperativas donde lo compraban se
hicieron muy populares.
Alonso
Jiménez y Paco Pérez
se ocupaban de la compra de los aperitivos
para las ligueras y de los borregos para las comidas, la especialidad
culinaria de nuestro restaurante.
Los hermanos Lerma,
Paco y Diego, eran los matarifes: Sacrificaban los animales, les quitaban
las pieles, los dejaban esa noche al oreo y, al día siguiente, los despiezaban
por la mañana.
Teníamos buenos cocineros, Sebastián Moral “Galgo viejo”
fue el cocinero que preparó las carnes
el año que debutamos en serio con la celebración de “Año viejo”, es decir, cuando nos disfrazamos por primera vez, en 1978.
La planificación de la noche se realizó
concienzudamente y se puso una condición a los que desearan pasar aquella “Noche Vieja” con la PEÑA “Bota y jamón”, ir
disfrazados.
Todos llevamos la
elaboración de los disfraces con mucho
secreto y aquella tarde estábamos reunidos en la “casilla” muy nerviosos, nos fuimos allí para esperar que llegara la
hora de irnos a casa a ponernos los disfraces.
Aquella noche se presentó un gran problema para la
celebración, diluvió durante el anochecer y no paró de caer agua mientras
estuvimos cenando. Antes de salir a tomar las uvas paró y gracias a esa
coincidencia no se nos estropeó el proyecto.
Algunos vecinos del pueblo, no muchos, se enteraron
de la que estábamos montando y se acercaron para vernos con los disfraces.
Hubo algunos muy originales, Diego Lerma siempre presentó el mejor, para mi gusto y creo que también
lo era para el de todos. Además de elaborarlo muy bien tenía algo que para
algunos puede que pasara desapercibido, por el alboroto que se formaba a su
alrededor, pero para otros no y era un espectáculo presenciar la interpretación
tan buena que hacía del personaje que había elegido ese año.
Sus dos interpretaciones cumbres, durante los años
que estuvimos animando esta fiesta, fueron:
1.- “El pirata”. Otro día os mostraré las peripecias
que vivió aquella noche de agua por culpa de su pata de palo.
2.- “El mecánico”. Este papel fuel de “Óscar”. También conoceréis las
curiosidades que rodeaban la vida de este personaje que, de vez en cuando,
recorría las calles para arregla a las amas de casa los útiles de cocina.
En dos años el Paseo
se vio totalmente lleno de gente esa
noche, los espectáculos que ofrecíamos los disfrazados eran muy buenos y
variados, nosotros y otros muchos.
Lo que nació muy bonito, poco a poco, perdió su
interés para nosotros y ya pasamos a la fase de cenar en los restaurantes del
pueblo y a no disfrazarnos.
Perdimos el interés porque pasamos muchos años
siendo los animadores sanos de aquella fiesta y en pocos años observamos que la
gente joven, nuestros lógicos sucesores, no tenían imaginación para continuar
nuestra siembra y convirtieron esa noche fantástica en lo que no se pensó al
iniciarla, una rutina aburrida… ¿Por qué?
Porque unos pocos molestan a la mayoría. Lo hacían, y lo hacen, tirando peligrosos
petardos o mojando con las bebidas a quienes se acercan para divertirse
sanamente.
Pensé salir esta noche, después de muchos años sin hacerlo, a grabar
imágenes pero he desistido porque me pueden estropear la máquina.
OS
DESEO, PARA ESTA “NOCHE VIEJA”, LA MEJOR
DE LAS FIESTAS Y PARA
2013 MUCHA SALUD
Y, COMO NO, QUE VUESTROS FAMILIARES NO PIERDAN EL
TRABAJO SI LO TIENEN Y QUE ENCUENTREN OTRO SI LO PERDIERON.
Un abrazo sincero para todos.
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