Colaboración de Paco Pérez
TEXTOS
ECLESIÁSTICO
15, 16-21
Si quieres,
guardarás los mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante
ti están puestos fuego y agua: echa mano a lo que quieras; delante del hombre
están muerte y vida: le darán lo que él escoja. Es inmensa la sabiduría del
Señor, es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones, él
conoce todas las obras del hombre; no mandó pecar al hombre, ni deja impunes a
los mentirosos.
1ª CORINTIOS
2, 6-10
Hermanos:
Hablamos, entre
los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo, ni de los príncipes de
este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina,
misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra
gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen
conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede
pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.»
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso
lo profundo de Dios.
MATEO 5,
17-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a
abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra
que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así
a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.
Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en
el reino de los cielos.
Habéis oído que
se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado.
Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno
llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo
llama "renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí
mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el
altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar
tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía
de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en
la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último
cuarto.
Habéis oído el
mandamiento "no cometerás adulterio".
Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero
con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un
miembro que ser echado entero en el infierno.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder
un miembro que ir a parar entero al infierno.
Está mandado:
"El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio."
Pues yo os
digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al
adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.
Habéis oído que
se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus
votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el
cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies;
ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues
no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir
"sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»
REFLEXIÓN
Los
judíos se sentían muy complacidos de haber recibido la LEY, por mediación de Moisés, directamente de Dios y eso los
llenaba de orgullo.
Cuando
Jesús comenzó a visitar las sinagogas y a participar en sus actos no dudó en
mostrarles su visión diferente a la hora de interpretarla. Ellos lo tenían todo
regulado y Él se salta ciertas cuestiones legales para dar prioridad al hombre,
la gran preocupación de Dios. Ellos no entendían que curara en sábado, o que se
juntara con los pecadores… ¿Por qué este choque?
Pasan
los años y seguimos interpretando la Ley de Dios en un plano humano, no
queremos pensar qué es lo que nos propone en ella y qué es lo que realmente
espera de cada uno de nosotros. Es verdad que el hombre fue creado libre y que delante
de él Dios colocó, como en un escaparate, todos los elementos que adornan la
convivencia: el bien y el mal, el fuego y el agua, la verdad y la mentira, la
luz y la oscuridad, la vida y la muerte…
Ante
las ofertas del supermercado… ¿cómo procedemos a la hora de llenar el carro de
la compra?
No
cargamos con todo lo que se nos propone en los paneles y elegimos lo que más se
ajusta a nuestros deseos y necesidades. ¿Hacemos igual cuando tratamos de las
cosas de Dios, seguimos el camino de su verdad o el de la nuestra, el que nos
hace más felices y no porque sea el más adecuado.
Él
siempre ve nuestras acciones y por eso debemos ser prudentes y cumplir sus
normas, lo que le desagrada enormemente es la MENTIRA.
¿Por qué seguimos haciendo como los judíos,
una interpretación de la Biblia a nuestra manera?
La
sabiduría de Dios es inmensa y nadie
de los terrenales se puede comparar en ese campo con Él. La mejor explicación
está en que, si fuéramos tan inteligentes como presumimos, nunca se hubiera
consentido que crucificaran a Jesús. Los
judíos todavía no han tenido tiempo de aceptar
que Jesús es el Mesías… ¿está clara la limitación intelectual del hombre o no?
Pues
pensemos que quienes sí aceptamos a Jesús como Mesías nos quedamos, la inmensa
mayoría, a la hora de poner en marcha su proyecto de AMOR y PERDÓN en el
escalón de las rutinas… ¿somos más
inteligentes que los judíos a la hora comprender a Dios e interpretar las leyes?
Jesucristo
nos enseña que la vida cristiana debe ser sacrificio personal y entrega a los
demás por amor a Dios y al prójimo,
todo lo contrario de lo que hacemos.
Si
husmeamos en la Biblia comprendemos muchas cosas y entonces la inquietud se nos
despierta… ¿por qué?
Porque
hay muchos pasajes en los que se nos habla de cómo escoge el Padre a ciertas
personas para que desempeñen en el futuro labores de gran calado: Abrahán,
Moisés, David, Salomón, Jeremías, Juan
“El Bautista”, los apóstoles…
Si
nos fijamos en cómo actuaban llegaremos a la conclusión de que algunos de ellos
fallaron por sucumbir ante las debilidades humanas pero en la esencia, darle
gloria, no.
Me
fijo en estas figuras y entonces comprendo que la sociedad necesita de grandes
personas, elegidas por Él y, consecuentemente, que estén fortalecidas por su
Espíritu para la comprensión perfecta de quién es Él, qué nos pide y como debemos
proceder.
San Pablo nos dice hoy:
[Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede
pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.]
Por
eso opino que como nadie puede hablar de aquello que no vio ni escuchó, pues
intentar explicarlo ante quienes tienen menos idea aún del tema es sinónimo de
éxito. Nadie levanta la voz ante este proceder para opinar o pedir aclaraciones
porque somos conscientes de que no hemos leído la Biblia, tememos meter la pata
o no deseamos que se nos interprete mal, estas razones ayudan a que hablar de
lo que no se ve con teorías rocambolescas coseche aplausos… ¿Qué cosechan
quienes se enfrentan a esa realidad y piden poner en marcha la Iglesia que
Jesús propuso a los apóstoles?
La
transformación del hombre ocurre cuando desea cambiar realmente, cuando es capaz
de desprenderse de todos los lastres que le aplastan, cuando realmente lo
intenta por amor a Dios y al prójimo y, dado el paso, abandona la vida de
comodidades y arbitrariedades que lleva… ¿Estamos dispuestos?
Hay
cristianos convencidos de que el NT es el camino y el fundamento de nuestra
religión, yo he manifestado repetidas veces que hay que conocer a fondo el AT
antes y hoy queda muy reforzada mi postura cuando Jesús nos dice que no viene a
abolir nada y que deberemos de cumplir todas las leyes. También nos recomienda
el enseñarlas de manera correcta.
Entre
el conjunto de normas que nos enseña queda muy claro cómo debemos de proceder con
la mujer del prójimo. No damos importancia a las miradas, a los malos
pensamientos sostenidos, al hecho de tomar relaciones con quienes estén
comprometidos por el matrimonio o a formalizar nuevas relaciones con quienes ya
lo estuvieron y lo han roto. Hemos convertido estas escenas, al airearlas sin
pudor en los medios, en algo muy normal y por ello ya no le damos importancia a
nada… ¿Es conocido este pasaje, por los
cristianos, en profundidad?
Creo
que no y como los principios o creencias religiosas no nos impidieron romper el
compromiso formulado ante Dios, “hasta
que la muerte nos separe...”, pues después tampoco nos impiden emprender
nuevas aventuras, aunque estén prohibidas.
Otro
aspecto que no es respetado es el
juramento. Lo hemos hecho, y hacemos, sin maldad y por desconocimiento convencidos
de que es el camino pues, al poner a Dios por testigo, reforzábamos nuestra
declaración de verdad. Cuando lees la palabra de Dios comprendes que fue un
error grave esa ligereza de comportamiento porque Jesús nos enseñó el camino
cuando le preguntan si es el rey de los judíos. Él no se esforzó para demostrarles
que lo era jurando o buscando testigos, se limitó a decirle a quien le preguntó:
Tú lo has dicho.
Con
este formato entiendo que es la manera de decirnos que la verdad siempre está
presente en el ambiente, que corresponde a los presentes verla o no a la hora
de aplicar la justicia y que nuestros juramentos no modificarán el veredicto
final porque, en la mayoría de las veces, la sentencia ya está redactada con
antelación.
El
hombre, ante tantos males que ocurren a las personas, se cuestiona por qué lo
consiente Dios y entonces es cuando tenemos la confirmación evidente de su
ignorancia religiosa. Existen, desde el principio de los tiempos: La libertad,
el bien y el mal.
Todo
lo que nos ocurre no es imputable a la casualidad o a Dios y sí es fruto de la
ausencia del BIEN en las conciencias de los hombres porque, cuando hacen uso de
su LIBERTAD, toman decisiones egoístas que derivan en abusos que les deparan un
incremento de su poder económico, esta decisión libre genera el MAL a otros, quienes
están más necesitados.
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