Colaboración de Paco Pérez
Capítulo
III
No
debemos olvidar, jamás, una norma elemental: [Para comprender el presente el mejor camino que debemos seguir es no
perder de vista la estela del pasado y por ella llegaremos a profundizar y a
razonar en las causas del aquí “Las cosas siempre se han hecho así”.].
Cuando
arañamos en el origen de los protagonistas encontramos las minucias que
determinaron sus actuaciones y entonces comprobamos que nada ocurre por
casualidad.
Hoy
mezclaremos en
la coctelera histórica los ingredientes conocidos como fascismo, nazismo y machismo; agitaremos los elementos introducidos y probaremos el potingue resultante.
Empezaremos por conocer los elementos que configuran cada
uno de los planteamientos que tanto dolor causaron y causan a las personas:
1.-
FASCISMO
Incluía
en su programa ideológico: El militarismo, el nacionalismo, el anticomunismo,
la violencia como método político y
el empleo de fuerzas paramilitares
como apoyo del régimen que nacería si triunfaban, una dictadura dirigida por el Estado
totalitario.
2.-
NAZISMO
Era
un calco del “Fascismo” y le añadía
un elemento más: Defender la pureza de
la raza aria. Este genial sentimiento los llevó a intentar exterminar a las
razas judías y gitanas; a los Testigos de Jehová; a los clérigos protestantes
que rechazaron su proceder; a las personas que nacieron homosexuales; a quienes
se enamoraron de los planteamientos teóricos que configuraban las ideologías
del comunismos, socialismo, anarquismo y masonería; a quienes por nacimiento
tenía la piel del color negro y a los que eran sus opositores políticos.
Ellos
eran los seres perfectos y nadie que mostrara en su currículum una pequeña
arista de esas imperfecciones que estaban registradas en su ideario les valía
para ser consideradas como persona dignas y de ahí que aplicaran sobre ellos
los procedimientos sistemáticos de “exterminio
masivo de seres humanos”.
3.-
MACHISMO
Esta
palabra viene de "macho" y
significa: Actitud de prepotencia de los
varones respecto a las mujeres.
El
machismo es una ideología que engloba un conjunto de actitudes, conductas, prácticas
sociales y creencias con las que
se pretende fomentar la negación de
la mujer como sujeto, independientemente de
la cultura, tradición, folclore o contexto en el que ésta
esté inmersa.
No
hay que olvidar que esta negación de la
mujer no tiene un origen único, son varios:
1.-
Familia patriarcal. Cuando hay una
dominación masculina y sus retoños crecen en ese ambiente, dando por bueno ese
proceder.
2.-
Sexual. Cuando se considera que la mujer, en la
sexualidad, camina en un plano inferior pues la consideran como un sujeto
pasivo.
3.-
Económico. No se valora de manera
correcta el trabajo de ellas y las catalogan como trabajadoras de segunda fila,
adjudicándoles sueldos inferiores.
4.-
Legislativo. No daban a la figura de
la mujer presencia en las leyes y, consecuentemente, no daban legitimación a su
condición de ciudadanas. Aquellas leyes no promovían la protección de la mujer
ni sus necesidades.
5.-
Intelectuales. Las consideran
inferiores en inteligencia, en capacidad matemática, en capacidad objetiva, en
lógica, en análisis y las tratan con maldad y subjetividad.
6.-
Anatómicas. Quienes piensan así se
dan una supremacía sobre ellas debido a la fuerza física natural masculina,
estableciendo así una diferencia aumentada a favor del hombre. Por el contrario
dan poca importancia al parto y al papel
crucial que desempeñan en la reproductividad biológica.
7.- Históricas.
Siempre hubo mujeres importantes dentro de la historia de la humanidad y
quienes así piensan tratan de no publicitar sus logros.
8.-
Culturales. Cuando intenta presentar
a la mujer en los medios de comunicación como un cuerpo y no como una persona,
así la convierte en un objeto.
9.-
Especulación. Las convierten en
iconos portadores del placer visual para que el hombre disfrute al mirarla.
10.-
Académicas. Dando poca importancia a
estudios de género, es decir, no queriendo reconocer la importancia de esa
cualidad innata en ellas, el ser femeninas.
En
los ejemplos que propusimos con animales se puede comprobar con facilidad que
siempre es necesario que haya una mente generadora de las ideas que den forma,
en el futuro, a la consecución del objetivo buscado. Este camino se aplica en
el campo de la investigación científica y es de dominio general el desarrollar
proyectos basados en los descubrimientos o avances por la técnica de “ensayo y error” que se ejecutan en los
laboratorios de experimentación, lo que hicieron con los monos.
La
mili, sin ser un laboratorio ni
buscar la modificación de conducta del ser, ponía en marcha cada día una serie de
estímulos obligatorios que nos llevaban a ejecutarlos con automatismo:
acostarte, levantarte, alimentarte, ducharte, no responder a la injusticia para
evitar unas consecuencias peores, responder a un silbato, saludar por
imposición y no porque es de buen ciudadano hacerlo… Después de un cierto
tiempo te habituabas a ello y ya no eras tú de manera total, eras el ser
acomodado a una nueva situación injusta que limitaba tu personalidad hasta
hacerle recalar en unos niveles de supervivencia porque en la mili “Las cosas siempre se habían hecho así”.
Quienes
llegaban subidos de soberbia o convencidos de que aquella forma de vida no se
debía de aceptar eran masacrados por la mayoría de los que tenían alguna
posición de mando, aunque fuera mínima. Quienes procedían así eran privados de
la poca libertad que teníamos y, para colmo, pasaban más tiempo en el calabozo
que en las compañías.
¿Por qué ocurrían estas cosas?
Porque
el ejército entendía que cada mono podía comerse en la selva el plátano cuando
lo necesitara pero no podía consentir que el mismo mono, en la selva del cuartel, se
comiera el plátano cuando le pareciera bien. En el cuartel la disciplina
era excesiva y, a su vez, necesaria. También había excepciones honrosas, es
decir, mandos que sabían mantener el orden sin recurrir a la injusticia. Esos
casos siempre eran respetados porque no aplicaban por norma el aquí “Las cosas siempre se han hecho así”.
El
caso de José Carlos no se puede ni etiquetar, aunque los resultados lo
enmarquen en este grupo. Supongo que acabaría cuando un día entrara de guardia
un señor con dos dedos de frente y se diera cuenta de la inutilidad del puesto
de vigilancia.
Cuando
el fascismo y el nazismo se impusieron el problema fue gravísimo porque de ellos se
derivaron unas consecuencias, en
muchísimos casos, irreversibles. En
la mili “Las
cosas siempre se han hecho así” por disciplina, aplicada para mantener un orden justificado, pero en los otros dos casos no hay
justificación posible ni equiparable. En estos dos casos fue por implantar usando
la fuerza de las armas, en otras naciones y culturas, una ideología equivocada que
se gestó después de vivir sus
inspiradores en unos ambientes y en unas circunstancias familiares y personales, en el caso de Adolfo Hitler, propiciadoras de resentimientos y pensamientos
distorsionados de la verdad.
La
realidad es que el tiempo que duraron ambos regímenes, los mandos hicieron
actuar a las personas bajo ese lema y quienes no comulgaban con sus
planteamientos lo pasaban mal o morían, era lo normal mientras ostentaron el
dominio.
Muchos
de ellos actuaban convencidos por el sentimiento de superioridad que les inculcaron
con la filosofía creada pero también los hubo que eran unos vividores sin
escrúpulos que preferían servir al fuerte para así poder ellos vivir
opulentamente mientras flotaban sobre el dolor de los inocentes.
Es
verdad que, sin corresponderles a estos procederes la condición de “Las cosas siempre se han hecho así”, mientras
duraron su actuación fue en esa línea y que, por miedo, nadie se atrevió a
cortar ese grifo del mal. La suerte de la humanidad fue que duraron pocos años en
el polletón porque de no ser así los jóvenes hubieran sido educados en esa
filosofía de pensamiento, hubieran resultado cuadriculados para esas formas de
proceder, hubieran visto ese funcionamiento como algo natural y después de
muchos años todos hubieran proclamado que allí “Las
cosas siempre fueron así”; sus mentes hubieran respondido en esa
línea de aceptación; nunca habrían estado preparadas para evaluar los hechos
con espíritu crítico y analítico y después poder responder o protestar con LIBERTAD.
Hay
que tener el sentimiento muy jodido para pensar como un fascista o un nazis.
¿Y de un
machista qué podemos decir?
Los
puntos programáticos reseñados definen a quienes lo son, porque comulgan de
manera total con esa filosofía, como unos casos demasiado estudiados y
retorcidos. Yo, de manera muy personal, considero que serán muy pocas las
personas que sean de esta condición por creer
que esos postulados son ciertos. Lo entiendo así porque considero que en la
mayoría de ellos el origen hay que buscarlo fuera de la filosofía y a continuación hacer una búsqueda más minuciosa en el contexto familiar en el que se crían
las criaturas, es decir, hay que intentar descubrir por qué llega un hombre a
pensar que aquí “Las cosas siempre se han
hecho así”. Estoy convencido de que la mayoría de los hombres que
tienen actitudes y comportamientos machistas son por la mala enseñanza que
recibieron en el hogar paterno por exceso de cariño. Los padres que educan a
sus hijos, con cariño y sin pamplinas, les ponen normas internas de
responsabilidad en el momento adecuado, éstos se acostumbran a “Las cosas siempre se han hecho en casa así de bien
legisladas” y después, cuando se casan, no cometen acciones de
maltrato o imposiciones vejatorias hacia la mujer porque asimilaron en casa que
las mujeres son iguales en derechos y obligaciones que nosotros.
Supongamos
un caso literario, muy frecuente en la sociedad villargordeña. Unos padres
tienen varios hijos y una hija, las mujeres se dedicaban a las labores del
hogar y los hombres salían a por el sustento fuera. Pasaron juntos bastantes
años, vivieron inmersos en ese ambiente cultural familiar y, un dúa, uno de los
hijos se casó con una mujer que trabajaba en una supuesta fábrica del pueblo,
ambos estaban todo el día fuera de casa y regresaban a ella después de acabar
la jornada laboral.
En
el pueblo siempre tuvimos la cultura de que el hombre al acabar su trabajo
tenía que descansar y era libre para salir a distraerse. La mujer, si iba a la
aceituna, no tenía derecho a descansar y, al regresar a casa, tenía que hacer
muchas cosas antes de acostarse: comprar, cocinar la cena, preparar las talegas
para el día siguiente ir al trabajo, lavar la ropa (antes no había en las casas
ni agua potable ni lavadora), planchar, remendar los desperfectos de las
vestimentas, no ponerse enfermas y ser amables… ¿Hemos pensado cómo estaría el espíritu de estas señoras aunque no se
quejaran?
Como
no educaron a los hijos a compartir las responsabilidades, al casarse, consideraron
que ese era el camino, el que convertía al hombre en el rey de la familia y a
la mujer en su esclava… ¿Verdad o
mentira?
Quienes
fuimos de esa generación y vivimos inmersos en un contexto cultural como el
descrito se nos instruyó en un pensamiento que no tiene nada que ver con el
redomado proyecto de machismo propuesto. Lo que sí tengo claro es que cambian
los tiempos y en las familias los hijos siguen sin ser educados en el verdadero
papel que deberán desempeñar después al formar su hogar. Ahora hay un problema
añadido, los hijos y las hijas son educados en el marco familiar bajo el mismo
esquema y así los problemas han aumentado, multiplicándose por dos por el tema
de la paridad.
Con
esta formación, nos viene desde la cuna, llegan a unirse en pareja y, los que
no están bien amueblados en su pensamiento o temperamento se casan de responsabilidades
a los tres días y rompen la frágil atadura que los encarcelaba. Lo hacen así
porque meditan, añoran y entonces deciden que prefieren seguir pegando la gorra
en la casa de los viejos pues es más cómodo y barato al no tener que pagar
hipoteca, luz, agua, contribución, fontanero, contribución… Rompen con la
modernidad de compartir faenas domésticas, dar biberones, poner pañales a media
noche, tener que trabajar todos los días para pagar los gastos, acostarse con
la misma o el mismo todas las noches, no poder hacer botellón… ¡¡¡Ya está, se acabó!!! Dan un portazo y
no se ruborizan, él o ella, al regresar al hogar paternal y declararse fans del
principio histórico de “Las cosas
siempre se han hecho así”.
Habrá
machistas ajustados a los principios
injustos que hemos reseñado pero en la mayoría de los casos lo que mueve a los
hombres y mujeres que son etiquetados como machistas,
no olvidemos que una mujer puede tener también esos comportamientos, es a lo
que he comentado antes pero si lo analizamos detenidamente llegaremos al
convencimiento de que este es el modelo tradicional de MACHISMO que se nos ha vendido pero la realidad era esta otra: [Personas que se encontraban muy cómodas
bajo la sombra plácida de “Las cosas
siempre se han hecho así”.].
Entiendo
que todo sigue igual que antes y que ahora, como ya no les vale el
planteamiento que tenían en la casa paterna pues, si se empecinan en no
comprender la nueva situación, el conflicto estará servido en poco tiempo. Si
son inteligentes, justos y honrados se convertirán en un matrimonio moderno,
bien amueblado, serán felices y ninguno dañará a la otra parte, lo deseable.
Conclusión,
compete a los padres educar a los hijos/as en una línea distinta porque está
demostrado que lo anterior, “Las cosas siempre
se han hecho así”, ahora ya no vale y hay que educarlos para una convivencia fuera del hogar paterno.
(Continuará)
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