Colaboración de José Martínez Ramírez
Donde habite el
olvido,
la vida sigue,
como siguen las cosas
que no tienen mucho
sentido.
Entonces
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo.
Os
recuerdo ahora,
mirando
la nieve caer,
con
versos de Lorca
en
este quieto invierno.
Entonces
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo?
Ya,
todo lo que fue, es ayer.
Entonces,
apenas eras sólo
una
mano temblorosa
y
aliento en mi cuello.
Así
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo?
Entre
la arena y el mar, un cielo
que
no quería lo prohibido,
el
mundo satélite del sentido
espejeaba
en la luna de la playa.
Así
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo?
La
vida, allí resumida,
era
un profundo suspiro,
una
caricia tímida
y
una mirada al olvido.
Así
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo.
Llueve
lentamente y muy lejano.
Sueño
con tus besos imaginarios,
también
con tu tez serena
y
con tu anhelo pagano.
Entonces
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo?
¿Adónde
fue lo perdido,
adónde
lo esperado?
¿Por
qué aún te aguardo
en
el sofá tendido
si
llega a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo?
Como
el verde en el olivo,
en
ti todo es falacia
y
en mí para siempre descansa
el
color de tu nostalgia.
Esa
que llega lacerante, a mi memoria,
por
no quererme como yo te amo.
El
aire, como espada blandida en tu cielo,
espumando
el agua por tus labios de hielo.
Esos
que cantan al olvido,
como
paloma desgarrada,
llegan
a mi lacerantes, con tu memoria,
por
no quererme como yo te amo.
Lamía
la luz de tu rostro,
emergía
de tus ojos en noches de verano.
Veinte
años de tus ojos no son nada,
Apenas
aleteo sutil en una foto.
Llega
a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo.
Fluye
puro tu recuerdo,
como
el agua de los arroyos,
cuando
discute con las piedras
buscando
la mar de tus ojos.
Llega
a mí lacerante, tu memoria,
por
no quererme como yo te amo.
Un
suspiro en una rosa
os
envío, rendido mi canto
a
vuestro pies, de pétalos
brillantes
y sombras.
Así
llega a mí lacerante, vuestra memoria,
por
no quererme como yo os amo?
Todas
las lunas de verano
os
arropan como manto,
como
el rocío a la hierba,
como
el alma al quebranto.
Llega
a mí lacerante, vuestra memoria,
por
no quererme como yo os amo.
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