Colaboración de José Martínez Ramírez
Si
Oscar Wilde te hubiera conocido,
hubiera
sido consciente de tu dandismo.
Cambiado
el vino de la Ribera por la absenta,
trajes
ceñidos por calzones de los setenta.
Tu
arrogante belleza interna, el abismo,
de
siglos. Trajes grises, ausentes de sofismo.
Tu
elegancia innata cargada de belleza.
De
tu lucha hubiera hecho una tormenta.
San
Antón te echa de menos, violenta,
el
destino, pensar lo que hay de nuevo,
entre
lo justo y la realidad sangrienta.
Tus
hijos te unen a nosotros, aunque se intenta,
recordarte
único y elegante, yo me atrevo,
a
cantarte esta noche, pero mi voz se ausenta.
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