Colaboración de Paco Pérez
Siempre
estuvo presente la salud en la sociedad y Jesús, en su permanente preocupación
por los hombres, hizo cosas en su favor para mejorársela o devolverles la vida.
Este conjunto de hechos están presentes en la Biblia y se encuadran en un grupo
de acciones prodigiosas que son conocidas como milagros. Para que éstas sean consideradas como tales es necesario
que lo sucedido sólo pueda ser realizado mediante una acción que se escape de
las posibilidades del hombre y que sólo pueda conseguirse con la intervención
de Dios… ¿Podemos afirmar o negar que el
autor de los hechos especiales o milagrosos es Dios?
El
cristiano se pasa la vida pidiéndole milagros para sus problemas y discutiendo
sobre el hecho religioso pero la realidad es otra bien distinta, conocerlos es
una obligación y profundizar en la esencia de porqué los hacía el camino. Según
los entendidos, para mostrarnos su gran
preocupación por la salud, la vida, la dignidad y la felicidad de los hombres.
Como
a Él, la realidad que afecta al prójimo es la que nos debe interesar y la que
nos debe empujar en nuestro caminar cristiano.
Este
mensaje debería modificar radicalmente nuestro “comportamiento religioso” para empezar a “entender” el hecho religioso
correctamente y después pasar a “practicar” lo que se nos pide: [No dar la máxima y única importancia al culto religioso, a las
ceremonias sagradas, a los rezos, a los templos y a todas sus liturgias porque
antes que lo anterior está la vida, la dignidad y la felicidad de las personas.].
Para
Dios, lo humano está antes que lo
sagrado. Y la razón es clara: [Él no se encarnó
ni en “lo sagrado” ni en “lo religioso”, lo hizo en lo “humano”.].
Las
curaciones eran una muestra de su
preocupación por el prójimo pero se convirtieron para Él en un problema grave, tuvo
que soportar un conflicto fuerte con la religión
y sus dirigentes… ¿Qué hizo para recibir de sus paisanos tanto
mal?
Hacer
el bien a los más desgraciados y por esa razón los dirigentes religiosos lo consideraron un escandaloso, un subversivo,
un peligro y una amenaza para el sistema.
Estos
argumentos fueron los que propiciaron su persecución
y posterior muerte.
Las
desgracias de la vida ocasionan tristeza, dolor y desolación en quienes sufren
los rigores devastadores de los contratiempos que nos azotan pero, a su vez, debemos
levantar el ánimo cuando seamos zarandeados y no olvidar jamás que “tener confianza” en Dios es el camino porque
su primer preocupación son los últimos de la sociedad, los que más sufren.
Para
Él todos somos iguales y nosotros, siguiendo su ejemplo, no debemos dar un
trato especial o diferenciado a los hombres que tienen una posición social
relevante porque eso iría en detrimento de las clases desfavorecidas. Dar
ventajas a quienes ya las tienen, los ricos, es una falta grave contra el
prójimo porque actuamos con un trato diferenciador que perjudica a quienes
menos tienen, los pobres.
También
se nos muestra cómo debemos proceder con quienes no conocen a Dios o no lo
aceptan, acercándonos hasta ellos. Jesús viajaba de un lugar a otro en su
búsqueda, esa es la enseñanza que nos regaló.
El
“sordo” es un reflejo de lo que
ocurría con el mensaje de Jesús. Él no podía escuchar sus palabras pero los
discípulos no tenían ese problema físico y se comportaban como él y tampoco comprendían
su mensaje universal. Con el milagro se nos enseña que debemos liberarnos
primero de lo que nos impide recibir y, una vez conseguido, proceder a la
práctica con la que mostremos a los demás el camino del Reino.
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