EL HUMOR VILLARGORDEÑO, FRASCO “PARATRENES”
Colaboración de Paco Pérez
EN LA MILI
Frasco, como todos los de su generación, tuvo que
servir a la Patria unos años como soldado de reemplazo.
Todos los que hemos cumplido con ese deber sabemos
que después de estar en el cuartel de destino un cierto tiempo los soldados
venían a casa con permiso. Lo normal era que al acabarse éste todos regresaran puntuales
el día que les cumplía pero también había algunos que por razones no
justificadas se retrasaban, Frasco no llegó puntual pero sí le ocurrieron
hechos que justificaban el retraso de unos días.
Su llegada al cuartel coincidió con la de otros dos
compañeros que tampoco cumplieron con la puntualidad, juntos se personaron en
el “Cuerpo de Guardia” y allí los
recibió el sargento que estaba de servicio. Éste preguntó a los soldados, uno a
uno, por la causa de su retraso:
- González, dígame… ¿Por qué no se presentó usted el
día que tenía que hacerlo?
– Mi sargento, no pude venir porque se murió mi
abuela Felisa.
El sargento, sin mediar más diálogo, le dio dos
guantazos.
– Soldado Jiménez… ¿Qué historia se ha inventado
usted para justificar su tardanza?
– No vine porque a mi padre lo tuvieron que operar
de apéndice.
El suboficial tampoco aceptó la razón dada y también
guanteó al segundo soldado tardón.
Frasco iba en
tercer lugar y tuvo tiempo de ver lo que hacía el sargento con los otros
compañeros y optó por no alegar nada pues pensó que no lo iba a servir para
perdonarlo. Por esta reflexión, cuando le preguntó el sargento por sus motivos
él le respondió con la originalidad que le caracterizaba… Le puso la cara
delante y le dijo:
- ¡¡¡Endiñe
usted mi sargento!!!
PEÓN DE ALBAÑIL
Frasco “Paratrenes” tenía como
cualidad, en un grado muy superior, el ser un trabajador muy responsable.
Cuando una persona piensa y procede así pues lo hace para llevar pan a su
familia en lo que salga, lo presenté en sociedad como vendimiador en Francia y
hoy lo hago en una nueva faceta laboral de su vida, como peón de albañil. Los otros componentes de la cuadrilla eran: el
popular Juan Guijarro Carretero “Papo”,
como maestro, y Francisco “Fulgencio”,
como oficial.
Un día estaban el oficial y el peón dando yeso a una
pared, Frasco amasaba y Francisco enlucía.
En una de sus múltiples masas el señor “Paratrenes” quedó muy satisfecho de
cómo le había salido y para comunicar lo feliz que era por ello le dijo al
oficial mientras le servía el yeso amasado:
- ¡¡¡Esta
masa es naaata para los niños de peeecho!!!
Cuando se enluce fino la masa tiene que tener un
punto de dureza justo porque si no es así el trabajo no se hace bien.
Cuando volvió con otra y diciendo la misma frase el
oficial que iba a recibir la masa simuló no poder cogerla, se dio media vuelta
y Frasco se quedó con la masa en la mano esperando que el otro viniera a por
ella. Como tardaba más de la cuenta Frasco movía los dedos pero comprobaba que
cada vez la masa estaba más dura, que éstos ya no se podían mover fácilmente y
que los dedos y la mano formaban con el yeso un solo cuerpo que amenazaba con
dejarlos encerrados dentro en poco tiempo. Entonces se acercó a su oficial y le
susurró al oído:
- Francisco,
hijo mío precioso y bonico, que esta noche tengo que comer con esta mano la pipirrana y el pan con aceite.
El oficial ya no pudo resistir más tiempo la risa
pues le faltó poco a Frasco para
tener que usar el martillo para quitarse la masa que le envolvía la mano.
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