Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
En
nuestro pueblo la tradición sigue
presente en la Navidad pero no se celebra como en el pasado porque
los elementos de entonces, los que recuerdo de mi niñez, se están perdiendo. ANTES, se deseaba la llegada de estas
fechas porque eran tiempos de escasez y unos días antes de ellas las familias
llenaban la despensa con los productos de la “matanza del cerdo”; con los “mantecados”,
cuya masa era elaborada por las familias en la casa y luego la cocían en los
hornos de las panaderías del pueblo; el “pavo,
el gallo o el cabrito” tradicionales que eran condimentadas con las recetas
familiares y las típicas “botellas de
aguardiente dulce”.
En la noche del día 24 las familias se reunían en la
casa de los abuelos y, concluida la comida, cogían las “panderetas” que ellos mismos se hacían con dos maderos dentados y
las chapas de las cervezas aplastadas con un martillo y clavadas, en la
parte contraria de los dientes, con puntas pero sin estar sujetas las chapas
para que se movieran y sonaran; las “zambombas”
hechas con diferentes objetos de barro o lata, la vejiga del cerdo, un carrizo
y adornadas con papeles de seda de diferentes colores; el “almirez” y las “botellas rizadas
de anís” que eran frotadas con un cuchillo o cuchara metálica.
Al
acabar la cena, como ya estaban pintones por los vasos de vino tomados durante
la cena, se pasaban a los mantecados, atizándose con ellos unas copas de anís,
así se calentaban un poco más y se cantaba en casa las canciones tradicionales
de Villargordo, siempre eran las
mismas. Por ejemplo:
CAMPANA SOBRE CAMPANA
Campana sobre
campana
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás a un niño en la cuna.
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás a un niño en la cuna.
Belén,
campanas de Belén,
que los ángeles tocan
que nuevas me traéis.
Recogido tu rebaño
¿A dónde vas pastorcillo?
Voy a llevar al portal
requesón, manteca y vino.
Belén,
campanas de Belén,
que los ángeles tocan
que nuevas me traéis.
Campana sobre
campana
y sobre campana dos,
asómate a la ventana,
y sobre campana dos,
asómate a la ventana,
porque está naciendo
Dios.
Belén,
campanas de Belén,
que los ángeles tocan
que nuevas me traéis.
campanas de Belén,
que los ángeles tocan
que nuevas me traéis.
Caminando a media noche
¿Dónde caminas pastor?
Le llevo al niño que nace
como a Dios mi corazón.
Belén,
campanas de Belén,
que los ángeles tocan
que nuevas me traéis.
Campana sobre campana
y sobre campana tres
en una cruz a esta hora
del niño va a padecer.
Belén,
campanas de Belén,
que los ángeles tocan
que nuevas me traéis.
Agotada esa fase, los mayores se iban a la cama y los más jóvenes ya se
lanzaban en grupo a la calle, recorrían el pueblo e iban a las casas de los
familiares o conocidos para darles el “aguinaldo”.
Los dueños, normalmente, les abrían las puertas, los invitaban y ya se iban con
la música a otra parte. Algunos se resistían y no abrían pronto pero tenían que
ceder porque no se marchaban, les porraceaban las puertas y les cantaban
machaconamente esta canción navideña:
¿DE QUIÉN ES ESTA CASA GRANDE?
¿De quién es esta casa
grande,
que tiene tantos balcones?
Será del señor ----- (Se nombraba al dueño de la casa visitada),
que tiene muchos millones.
que tiene tantos balcones?
Será del señor ----- (Se nombraba al dueño de la casa visitada),
que tiene muchos millones.
Y al kirikikí.
y al kirikicuando;
de aquí no me voy
sin el aguilando.
y al kirikicuando;
de aquí no me voy
sin el aguilando.
Si no me das el
aguilando,
al Niño le voy a
pedir,
que te dé un dolor de
muelas
y no te deje dormir.
Y al kirikikí,
y al kirikicuando;
de aquí no me voy
sin el aguilando.
y al kirikicuando;
de aquí no me voy
sin el aguilando.
El aguilando real
son tres kilos de morcilla,
cuatro de longaniza
y media arroba de vino.
son tres kilos de morcilla,
cuatro de longaniza
y media arroba de vino.
Y al kirikikí,
y al kirikicuando;
de aquí no me voy
sin el aguilando.
y al kirikicuando;
de aquí no me voy
sin el aguilando.
Cuando
iban por las calles, bien cargados de copas, ya les importaba todo un comino y
también cantaban esta canción, tenía una letra muy de nosotros:
EN EL PORTAL DE BELÉN
En el portal de Belén
han entrado los
ratones
y al bueno de San José
le han roído los
calzones.
Ande, ande, ande la
Marimorena
ande, ande, ande que
es la Nochebuena.
En el portal de Belén
han entrado los
ratones
y al bueno de San José
le han roído los c_ _
_ _ _ _.
Ande, ande, ande la Marimorena
ande, ande, ande que
es la Nochebuena.
Si no me abres la
puerta
para ponerme un
mantecado
te la pongo patas
arriba
y me marcho a otro
lado.
Ande, ande, ande la
Marimorena
ande, ande, ande que
es la Nochebuena.
Tenía
más estrofas y algunas se improvisaban sobre la marcha, según la inspiración de
los artistas, pero las que siempre permanecían eran éstas.
También
era muy cantada por los mayores esta otra canción:
LA VIRGEN SE ESTÁ PEINANDO
La Virgen se está
peinando,
entre cortina y cortina,
entre cortina y cortina,
los cabellos son de
oro
y el peine de plata fina.
y el peine de plata fina.
Pero mira cómo beben los peces en el río,
pero mira cómo beben por ver a Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber
los peces en el río por ver a Dios nacer.
La Virgen está lavando
y tendiendo en el romero,
los pajaritos cantando
y el romero floreciendo.
Pero mira cómo beben los peces en el río,
pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber
los peces en el río por ver a Dios nacer.
AHORA, en el 2016,
se mantiene el reunirse la familia para comer esa noche pero las salidas de
entonces para cantar los villancicos por las calles ya no molan a los jóvenes y
han sido sustituidas por reuniones en cocherones o en fiestas organizadas por
los establecimientos públicos, allí sólo se escucha música enlatada y con los
decibelios a tope...
Muchas
familias siguen adornando un rincón de sus el “PESEBRE o BELÉN” que nos
recuerda el acontecimiento del “Nacimiento
de Jesús en Belén”, el que inspiró a San
Francisco de Asís para intentar aproximar al pueblo sencillo a lo que había
ocurrido entonces en aquella aldea de Israel.
Por esa razón, este gran hombre lo hizo con figuras vivas y un lugar adecuado,
en una cueva, pero los cristianos sólo hemos aprendido de él lo que no nos
compromete a nada, hacer un Belén
con figuras compradas en el mercado y el consumidor, según sea su poder
adquisitivo, lo monta en casa con mayor
o menor grandeza. Acabada la Navidad
se desmonta, se guardan las figuras y ya nos olvidamos del Niño hasta el año siguiente.
En
Villargordo hay personas que hacen
un trabajo muy detallista, les lleva meses su acabado, los pasaremos por esta
ventana desde mañana. Hoy voy a mostrarles el de nuestra parroquia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario