sábado, 3 de diciembre de 2016

ADVIENTO II

Colaboración de Paco Pérez
¿NECESITAMOS CAMBIAR O ESTAMOS EN EL BUEN CAMINO?
El conformismo no es el camino que debemos seguir pero el deseo de mejorar lo que hacemos sí porque con esa actitud nos regalaremos una buena dosis de esperanza para el futuro y ella nos llevará a intentar construir un sistema que sea diferente y mejor que el que tenemos.
Juan Bautista comenzó su predicación antes que Jesús iniciara su vida pública y muchas personas le seguían porque dio ejemplo de “cambio”, se apartó del modelo tradicional que ellos conocían en su entorno retirándose a vivir al desierto y así, apartado de las formas de vida de aquel tiempo, no se guiaba por el modelo que imponían las instituciones religiosas y políticas.

Proponía a los judíos que cambiaran sus formas de vida tradicionales y sustentaba sus afirmaciones en que el Reino de Dios, donde ellos habían puesto su esperanza, ya estaba cerca.
Les pedía hacerlo porque era necesario para obtener de Dios el perdón pues en aquellos tiempos se asociaba la injusticia con el pecado y éste era considerado como una forma más de oponerse al bien del hombre.
Dios perdona al hombre como muestra de su amor por él pero el hombre, por su parte, debe mostrarse amoroso con los demás hombres y no indiferente ante el dolor y el daño que hacemos a otros cuando practicamos la injusticia. De aquí se puede deducir que para tener una buena relación con Dios el paso previo que debemos dar es tener una buena relación con el prójimo.
Este modelo de vida que predicaba Juan le hizo ganarse el no estar bien visto por las instituciones judías y que lo miraran como una oposición a lo que ellos proponían al pueblo.
La predicación de Juan pretendía que la sociedad judía fuera liberada de la esclavitud y de la opresión en que estaba viviendo. Él consideraba que necesitaban, igual que en Egipto, vivir la experiencia de la liberación pero ésta no podría realizarse si no empezaban cambiando ellos mismos sus formas de pensar y de actuar.
Para iniciar ese cambio radical de vida Juan les habló del “Bautismo” y los que comprendieron su mensaje aceptaron ser bautizados por él, reconocieron así la injusticia que había en la sociedad de entonces y se comprometieron a dejar su práctica.
Ese pasado injusto quedaba borrado por el agua y ya empezaban una vida nueva. Este acto que les aplicaba Juan no era una ceremonia privada sino pública y, quienes lo recibían, reconocían en voz alta su participación en la injusticia existente en su entorno.
La respuesta que dieron a la predicación de Juan fue enorme y acudieron personas desde toda Palestina y Jerusalén pues les despertó la conciencia ante la injusticia generalizada que había, así surgió un movimiento que la rechazaba y que lo apoyaba.
El impacto popular que logró hizo que las autoridades religiosas y políticas se inquietaran, por eso le enviaron a personas de su confianza para que averiguaran qué decía realmente. Lo que les preocupaba de Juan era que fuera el Mesías, el líder que los judíos estaban esperando para que pusiera orden en las instituciones y para que acabara con la corrupción y la explotación que, desde ellas, se ejercían sobre las gentes humildes. Por eso consideraron, sin conocerlo, que el Mesías sería para ellos una persona peligrosa que les arruinaría el orden que ellos habían impuesto. Juan negó serlo y se proclamó su precursor, es decir, el encargado de preparar la llegada del liberador esperado. Por hablarles así de claro, chocó de manera frontal con los intereses de los poderes públicos, lo encarcelaron y le dieron muerte.
El cambio debe ser deseable y posible pero sabremos que, para alcanzarlo, no bastará con la reforma o el cambio de las instituciones pues también necesitaremos que sea personal y que nos lleve a una nueva relación con el prójimo.
Toda denuncia de un orden injusto y toda propuesta de cambio radical se toparán siempre con la oposición de quienes tienen el mando en los poderes que nos gobiernan. Ellos rechazarán por norma los cambios e intentarán, con todos los medios de que dispongan, de impedir que esos aires frescos nos ayuden a transitar mejor por el desierto de la INJUSTICIA.
REFLEXIONES FINALES
1.- El hombre sencillo contribuye al bien del prójimo, el retorcido le hace la vida imposible.
2.- El que vive con austeridad ayuda al necesitado, el ostentoso no se acerca a esas personas.
3.- La abundancia nos hace esclavos de muchos señores y no nos permite vivir con LIBERTAD.
4.- El Bautismo es el primer paso para cambiar.

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