Colaboración de Paco Pérez
Mientras
vivió nos regaló sus enseñanzas, lo hizo con ejemplos de la vida y practicando
un comportamiento perfecto cuando se
relacionaba con las personas, perdonando las ofensas y no devolviendo las
agresiones que le hacían, denunciando lo incorrecto, proponiendo respuestas
viables…
Todo
esto lo hacía, a diario, en su labor misionera de predicación de la Palabra, quienes le siguieron iban junto
a Él de un lugar a otro y, con este modelo, fueron enriqueciendo su etapa formativa.
Después de su muerte los apóstoles y seguidores formaron un grupo de vida
comunitaria en el que compartían sus bienes y se ayudaban. A este grupo se
incorporaron gentes que vivieron mucho tiempo fuera de Jerusalén y que tenían
sus antepasados entre quienes fueron deportados, por eso entraron en contacto con
otras culturas, se enriquecieron con ellas y al final de sus días regresaban al lugar de
sus orígenes para morir porque eran personas de avanzada edad y por ello, si moría
el hombre, la esposa quedaba desamparada. Estas gentes eran conocidas como los
“helenistas”. Por las circunstancias
que vivieron tenían un pensamiento más abierto que los judíos cristianos de
Jerusalén y, cuando el momento lo requería, se manifestaban de manera crítica
contra las instituciones locales, la sinagoga
y el templo.
Estos
cristianos helenizados practicaban
un enfoque muy radical del mensaje recibido, chocaron con la cultura del lugar y
sufrieron el rechazo y la persecución de las gentes de Jerusalén después de la
muerte de Jesús.
Hoy
queda reflejada esta realidad en HECHOS
6, 1-7. En él los “helenistas”
denunciaron que sus viudas no eran atendidas de manera correcta. Ante la nueva
situación planteada, los apóstoles reaccionaron y, para evitar situaciones como
la que se les planteó, decidieron que un grupo se encargaría de atender estos
problemas y otros de la labor misionera.
Leamos
el texto :
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua
griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro
diario no atendían a sus viudas. Los
Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:
-No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la
administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de
buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta
tarea, nosotros nos dedicaremos a la oración
y al ministerio de la palabra.
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe
y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás,
prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les
impusieron las manos orando.
La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos
sacerdotes aceptaban la fe.
Al vivir en comunidad los problemas se multiplican
y, como es lógico, hay que darles respuesta. Ya ocurrió entonces y hoy podemos
comprobar qué hicieron sus componentes para darle solución. Los apóstoles
aceptaron las críticas de los “cristianos
helenistas”, por ellas comprendieron
que la labor que tenían encomendada requería de un reparto de funciones para
ser más eficaz y por ello les propusieron que eligieran al grupo de “SIETE DIÁCONOS” de entre ellos.
Su
comportamiento, en comparación con el de los apóstoles, tenía un tono nuevo y más directo, hasta el punto de
atreverse a criticar la Ley y lo que
se hacía en el Templo, por actuar
así chocaron con los fariseos y, por
esa razón, los integrantes del grupo fueron perseguidos, Esteban murió martirizado, se marcharon de allí y llevaron el
evangelio fuera de las fronteras de Jerusalén; hasta Judea, Samaría y las
regiones colindantes.
Mientras
ellos eran acosados, los apóstoles y sus seguidores no tuvieron que moverse de
la ciudad ni esconderse. Esta realidad me intriga y me obliga a preguntarme… ¿Cómo es posible que se dieran estos dos
hechos tan contrarios si todos predicaban a Jesús?
Si
los “apóstoles y seguidores” no
fueron molestados y los “helenistas”
sí me hace pensar en que, tal vez, fue porque en aquel momento los segundos
seguían con más fe a Jesús que los primeros, que por ello su comportamiento les
hizo denunciar con radicalidad todo lo que no funcionaba y que no agradaba a
quienes dirigían los destinos del pueblo.
Soy
partidario de un comportamiento radical que anteponga las VERDADES de la BIBLIA
como CAMINO, VERDAD y VIDA. No quiero rupturas pero sí deseo que se acaben las
posturas plastilinas que están convirtiendo el cristianismo en un circo que gira
de manera permanente alrededor de las imágenes y el folklore cultural que las
rodea… ¿Para seguir ese CAMINO murió
Jesús en la CRUZ y el montón de mártires que hubo y hay?
El
RADICALISMO lo enseñó Jesús de manera práctica: Con la escena
de los cambistas, denunció los
abusos que cometían las autoridades en el Templo; perdonando a la pecadora, denunció la hipocresías de todos los
pecadores presentes; comiendo con los
marginados, denunció que todos somos iguales y que Dios no hace acepción de
personas; curando en sábado, les
enseñó que lo primero es atender al necesitado…
Una
vez más, comprobamos que los hombres nos perdemos cuando abrazamos, por miedo o
ignorancia, lo que no debe ser y dejamos a un lado la esencia. Vamos a leer una
parte del texto 1 PEDRO 2, 6-9:
Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en
ella no quedará defraudado.
Para vosotros, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos
es la “piedra que desecharon los
constructores: ésta se ha convertido en piedra angular”, en piedra de
tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra,
ese es su destino.
Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada,
un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a
salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.
Si creemos realmente en Jesús entonces aceptaremos
que la labor misionera que Él inició hay que continuarla y que ésta es de todos,
curas y no curas.
¿Entendieron los apóstoles a Jesús de inmediato?
¿Lo entendemos nosotros ahora?
Él nos dice hoy en el texto de JUAN 14:
- En 5-6:
Tomás le dice:
- Señor, no sabemos dónde vas, ¿cómo podremos saber el camino?
Jesús le responde:
- Yo soy el Camino, y
la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Mientras vivió hizo cosas, las vieron todos y las
conoceremos si leemos la Biblia. Ahora somos nosotros los que debemos continuar
nuestro viaje terrenal por el camino que nos dejó construido.
– En 7-10:
Si me conocierais a
mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora lo conocéis y lo habéis visto.
Le dice Felipe:
- Señor, muéstranos al
Padre y nos basta.
Jesús le replica:
- Hace tanto que estoy
con vosotros ¿y no me conoces Felipe? Quien me ha visto a mí, ha visto a mi
Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre
y el Padre está en mí? Lo que yo os digo, no lo hablo por cuenta propia. El
Padre, que permanece en Mí, él mismo hace las obras.
Aquí
nos muestra Jesús su condición humana, el reproche que le hace a Tomás es fruto
de la decepción que debió sufrir cuando comprobó que atado a las cadenas del
hombre viejo no había visto el CAMINO que le dejó durante su predicación. Igual
les ocurrió a los demás y tuvo que resucitar para que ya se les cayera la venda
que les impedía ver quién era realmente.
Nosotros,
lo tenemos más complicado que sus contemporáneos porque no entramos en la
Biblia para conocerlo, el único CAMINO que nos queda para conocerlo.
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