Colaboración de Paco Pérez
SÓLO NOS PIDE… ¡¡¡TENER FE!!!
Jesús, una vez más,
nos muestra su grandeza comportándose de manera diferente a las personas de su
entorno… ¿Dónde está la diferencia?
Allí
estaban educados en el judaísmo y cumplían
la Ley de Moisés, por esa razón arrinconaban a quienes tenían ciertas enfermedades,
la mujer enferma que se acercó a Él
y lo tocó entraba en ese grupo de rechazados. Esa circunstancia les hizo
sorprenderse cuando Él no le
recriminó que lo tocara sino que actuó interesándose por ella, tratándola de
manera cariñosa cuando se identificó y comunicándole que su FE la había curado.
La
mujer no respondió a su llamada con prontitud porque estaba educada en el temor que el judaísmo les inculcaba al hablarles de Dios, todo lo contrario del Dios
amor que les enseñaba Jesús.
Jairo era un jefe
de la sinagoga cuya hija estaba muy enferma y acudió hasta Jesús para pedirle su ayuda, cuando estaba junto a Él le comunicaron que la niña había
muerto, Jesús lo tranquilizó
pidiéndole que tuviera confianza y FE, lo acompañó hasta su casa y entró
en ella. Esta acción no fue entendida por los
judíos que había en la casa cuando les dijo que no lloraran porque estaba
dormida y tampoco por los suyos.
El
texto de la Sabiduría nos aclara el
origen de la muerte y con él, si reflexionamos, tal vez podamos comprender que
no debemos reprochar nada a Dios
cuando nos ocurre algún contratiempo personal o alguna desgracia familiar. Cuando
nos veamos afectados por esas situaciones deberemos reaccionar con serenidad
pues no es el momento de buscar culpables y sí el de aceptar los hechos tal y
como vienen.
Cuando
Jairo recibió la noticia de la
muerte de su hija no se mostró hostil con Jesús,
siguió manteniendo su FE en Él. Opino así porque pudo ofuscarse por
la noticia y haber pasado a reprocharle que no debió atender a otras personas
antes de acudir a verla sabiendo que ella estaba muy mal pues, de haber ido
antes, tal vez hubiera evitado que muriera… ¿No reaccionan algunas personas así?
Este
ejemplo nos confirma que quienes aceptan los contratiempos con naturalidad es
porque comprenden a tiempo que la humanidad está afectada por la muerte desde que Satanás le presentó a los primeros moradores del planeta la “tentación de grandeza”, éstos desobedecieron a Dios y esa fue la consecuencia de su acción. Desde aquel instante la
envidia sigue instalada en las
personas y haciendo estragos en su comportamiento.
En
el Salmo 29 se pone de relieve la
ayuda que recibimos del Señor
después de sufrir una adversidad y cómo debemos reconocérselo siempre.
Pablo nos aconsejó
sobre cómo debemos vivir, sin tener en cuenta nuestra posición social. Para
ello nos recordó el ejemplo de vida que nos regaló Jesús: [Siendo rico se hizo
pobre por nosotros.].
Este
mensaje pretendía orientarlos porque en las primeras comunidades cristianas la generosidad fue mal interpretada… ¿Qué sucedió?
Vendían
lo que poseían para compartirlo con
los demás pero no pensaron que un tiempo después se acababa lo ofrecido al
grupo y todos quedaban en la indigencia… ¿Qué
hacer entonces?
Él
trató de enseñarles algo importante, debían comprender que no se trataba de padecer para que otros tuvieran sino intentar alcanzar la igualdad sin perder de vista que este
planteamiento sólo sería posible si no
acumulaban más de lo necesario para, mediante la acción generosa de quienes tenían, repartir el sobrante entre los necesitados.
Siguiendo
ese principio: Cuando nos sobre daremos
y cuando nos falte recibiremos.
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