Colaboración de Paco Pérez
Capítulo II
MANOLILLO “EL DE VISITACIÓN”
Cuando
acabaron los aplausos las presentadoras regresaron al punto de partida para recodar
a Manolillo, el gran impulsor de
esta FIESTA. Lo hicieron con la sana
intención de intentar conseguir que, después de este año, el recuerdo de este inolvidable
villargordeño
perdure
entre los jóvenes y así su trayectoria como autor e intérprete de “LETRILLAS de CARNAVAL” no se pierda. Si
esta fiesta tiene alguna historia rancia que sea merecedora de ser recordada y contada es por el legado dejado por
él. Manuel nació en 1910, en un
lugar muy popular para los pueblos de Mengíbar
y Villargordo, en el “Molino de Agudo”, edificación situada
junto al puente que hay sobre el río Guadalbullón.
En el momento de venir al mundo sus padres estaban
trabajando en él como caseros. Allí
dio sus primeros pasos y un tiempo después, como es normal en los jóvenes, se
enamoró de Agustina Jiménez Jiménez,
se casaron y tuvieron cinco hijos: Visitación,
Francisca, Juan Antonio, Miguel y María del Carmen. Para ganar el
sustento de la familia trabajó siempre en las labores del campo como obrero agrícola.
Decir de Manolillo
que ha sido el compositor más
genial que hemos tenido para las letras de las comparsas carnavalescas no es exagerar y sí decir la verdad porque
él conocía el pueblo y sus gentes a fondo debido a sus relaciones con ellos en
el mundo laboral. Si a esta circunstancia le unimos la gracia que tenía para
comunicar las cosas, sus ocurrencias, su genio creador para decir dicharachos
y, además, lo ponemos de protagonista en sus canciones pues nos resulta el
personaje inolvidable que fue.
Este hombre reunía, además, las condiciones de investigador, recopilador de datos, escritor,
poeta, músico y actor cómico.
De no ser así jamás hubiera podido componer esas letras maestras que nos dejó y
que ya forman parte de la historia “CANAVALESCA”
de nuestro pueblo.
Sus “Comparsas”
las formaba con los hombres y mujeres que trabajaban con él en las
cuadrillas como braceros cuando segaban el trigo o la cebada, quitando las malas hierbas a las
siembras o recolectando la aceituna.
Todos querían participar en ellas porque se lo pasaban muy bien en los ensayos, en los días de la fiesta y, además, porque recibían regalos de los
paisanos, cuando les cantaban sus coplas por las calles, los que les venían muy
bien en aquellos años de penuria
económica pues sacaban unas buenas
pesetas, según contó él a Pepe Gómez
“Porroncho” y a Paco Pérez en una visita que le hicieron con sus alumnos cuando ya
estaba muy mayor.
Los días de la fiesta recorrían las calles y plazas
del pueblo, siendo en esos escenarios callejeros improvisados donde
representaban sus actuaciones.
Fueron numerosas sus creaciones pero se recuerdan,
de manera muy especial, dos que fueron rescatadas
en conversaciones mantenidas con familiares de los protagonistas o con
vecinos de aquella época por José Carlos
Castellano Calles. Me refiero a las canciones tituladas “LA RIADA DE JOSÉ IGNACIO” y “EL ACEITE DE LOS CHARCONES”.
Hoy vamos a recordar la segunda y, para que se
comprenda bien porqué escribió Manolillo
esta canción, empezaremos por hacer una breve reseña de la historieta que la
inspiró.
Él
vivía junto a José “El del
huerto” y como frente a su casa pasaban al descubierto, y aún pasan, los
desagües del pueblo pues los vecinos observaron que durante la recolección de
la aceituna bajaba algún aceite
cuando las cooperativas soltaban las
jamilas resultantes de la molienda.
Los villargordeños, en esas
fechas, hacían pozas junto a la reguera y luego castraban el aceite que flotaba sobre el agua al
quedar retenidas en ellas las jamilas.
Cuando llevaban a casa la mezcla recogida ésta la usaban después para hacer
jabón casero y lavar con éste la ropa.
Una noche bajaron a castrarlo una abuela,
la nieta y el novio. Como la casa de Manolillo
tenía una situación privilegiada pues los hechos que observó los plasmó con
su humor en la letra de su canción.
EL ACEITE DE LOS CHARCONES
De los que cogen aceite,
en el huerto de José,
te contaré.
Lo sé porque vivo enfrente,
y lo que pasaba,
yo me enteraba muy bien.
Una noche vi a unos,
con un candil
y un latón,
y al llegar a la reguera,
corría aire y el candil
se les apagó.
Oí que decía una:
Aquí estaremos mejor,
juntos los dos.
Y si me manchó la ropa,
como llevo aceite
haré bastante jabón.
Subieron para su casa,
y a la madre le decía:
- He cogido mucho aceite,
pero de manchas
traigo la ropa perdida.
- Alto mejor te lavaras
y te quitaras el mandil.
- Yo culpa de nada tengo,
si con el aire
se apagaba el candil.
Una
señora mayor que estaba en el “Salón de Actos”, Juanita Acosta, cuando escuchó la letra que leía la presentadora le
pidió el micrófono y la cantó. La escena vivida fue inolvidable y muy emotiva.
Gracias
a la recopilación realizada por Tomás
Lendínez García, se recordó que esta Fiesta
tenía sus desfiles diarios y en el último, como “Final de fiesta”, había uno que
reunía unas características especiales… ¡El
entierro de la sardina!
Ese día, desfilaban las comparsas con esa
escenificación. Ésta era una representación “satírica-burlesca” de un
“entierro” en él que tomaban parte un gran número de vecinos, todos iban vestidos de riguroso luto y caminaban
muy tristes y silenciosos, unos, y otros lo hacían dando fuertes gritos y lastimeros
suspiros, aquí también desfilaban las populares lloronas de los entierros, las que cobraban por hacerlo.
Como vivimos en una comunidad de cultura religiosa
católica pues el ritual también incluía un supuesto sacerdote y sus monaguillos,
éstos iban detrás de quienes encabezaban el cortejo fúnebre y los hombres que
llevaban a hombros una caja de la
que colgaban unas sardinas.
Algunas comparsas sustituían la caja por una caña
vertical y otra, más pequeña, atada sobre la primera en horizontal para formar con la mayor una cruz. De ésta última se ataban las sardinas por la cola.
El espectacular cortejo alternaba los llantos y el canto de canciones. Recordemos una de esas letras:
[Ya se ha muerto la sardina,
ya la llevan a enterrar,
entre cuatro monaguillos,
el cura y el sacristán.
La sardina ya se ha muerto
y la llevan a enterrar,
no cabiendo en la calle
la gente que va detrás.]
Esta fiesta de origen pagano se implantó para dar rienda suelta a los instintos carnales y así poder aguantar
después los cuarenta días de
privaciones que se avecinaban a los creyentes cristiano-católicos por la Cuaresma.
La tradición marcaba tres días de duración, los anteriores al “Miércoles de Ceniza”, día de inicio de
la Cuaresma.
A continuación las presentadoras despidieron al PASADO
y dieron la bienvenida al PRESENTE
para que los artistas del momento
nos ofrecieran sus obras y con sus aciertos literarios, musicales y dramáticos pudiéramos pasar una noche
inolvidable.
Antes de pasar a ver la actuación del “SEÑOR DE LOS GRANILLOS” quiero resaltar,
desde aquí, la figura de Juan Benigno
Agudo Delgado, conocido popularmente también como “JB”.
¿Se
han preguntado mis queridos paisanos qué “testimonio
gráfico” tendríamos desde hace algunos años de nuestros eventos, fueran de
la clase que fueran, hiciera calor o frío y aunque cayeran chuzos de punta?
Si
no hubiera estado presente con su cámara el amigo Juan, probablemente, tendríamos poca documentación y por ello la
historia actual se diluiría poco a poco con el paso de los años.
Por
esta labor callada e impagable le doy mi reconocimiento público a su labor
incansable pues gracias a sus reportajes los villargordeños que por razones
diversas no asisten a ellos después pueden verlos en sus fotos o vídeos… ¡¡¡Gracias, Juan!!!
Su
buena pasta la ha dejado patente grabando el “Festival”, incluida la canción que le dedicaron, y su posterior
publicación en vídeo.
Ahora, para ver y escuchar las
canciones deberán hacer un clic en las palabras escritas en mayúscula, y
tintadas, de cada uno de los títulos.
Estas
son las CANCIONES:
1.-
La línea AMARILLA entre “Cerote” y “Alberfas”.
2.-
El CLUB de los “Montans… Cicletas”.
3.-
Paquita, ARROBA,
sois unos cabrones punto es.
4.-
Del “Despacito” al “DESPACHITO”.
5.-
El Agudo JUAN.
6.-
Y se MARCHÓ, la Cooperativa triste se quedó.
7.- MAGUILA dime porqué.
8.- El KIOSCO de Barrera.
9.- Horror en los HIPERMARCADOS.
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