Colaboración de Paco Pérez
Capítulo IX
DE ALBAÑIL EN BARCELONA
El contenido de este relato también ha
salido del recuerdo que conserva Paqui, su hija, de la época en que
Francisco trabajó allí en la construcción.
No
puedo situar los hechos en una época concreta porque no se me comunicó pero no
me cabe duda de que eran unos tiempos complicados para todos los españoles, en
Cataluña menos y en Andalucía más, por la escasez del trabajo y de ahí que
quienes tenían en sus manos el dar o negar la ocupación laboral lo supieran
bien y por esa razón apretaran a los trabajadores en su labor con un recargo
indebido.
Un día
cualquiera de trabajo, mientras Francisco
hacía la labor que le habían asignado al comenzar la jornada laboral, recibió
la visita del “encargado” de la obra
y le dijo:
- Sr. Francisco, tengo que darle unos cuantos
encargos.
En ese
momento él estaba en una habitación del piso enluciendo las paredes. Al ser
requerido, dejó de trabajar, se puso frente al “encargado” para escuchar con atención su mensaje y le dijo:
- Usted
dirá lo que quiere que haga.
Inmediatamente
comenzó a darle instrucciones en estos términos: - Sr. Francisco cuando acabe
lo que está haciendo quiero que haga las siguientes cosas: Se va usted a la
habitación contigua y le pone los marcos, después limpia los escombros que
resulten en las dos habitaciones y los lleva al contenedor y una vez limpias
habla con el capataz.
- ¿El
sabrá a qué voy o me lo tiene que decir usted ahora? – le preguntó un poco
mosqueado.
–
Quiero que le diga que ya acabó el encargo que le di, que le muestre las
baldosas y rodapiés que vamos a poner en esas dependencias, visita el almacén
para retirarlas, las sube…
Francisco tomó la palabra y cortó al “encargado” su retahíla de acciones
futuras para decirle:
- Por
lo que estoy comprobando me veo obligado a hacerle una pregunta, si es posible.
– Usted
dirá –le contestó.
- ¿Es
que se va usted de vacaciones? – le preguntó.
La
pregunta lo dejó muy sorprendido y le contestó:
-
¡¡¡Nooo!!! ¿Por qué me hace esa pregunta?
- ¡¡¡Porque me ha puesto usted faena para un
año, coooño!!! ¿O nooo?
El
encargado comenzó a dar carcajadas, lo abrazó, le pidió disculpas y se marchó
riendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario