Colaboración de José Martínez Ramírez
Recuerda
que un día, princesa,
te
escribí poemas y no casuales.
Que
tus sueños no sean letales.
No
te abandones si caen fresas
de
tus labios formales.
Que
tus trenes no lleven cardenales
a
las faldas ligeras de las francesas.
Que
tus sonrisas sean totales,
y
de tus sueños de verdes eriales
quiero
que salgas siempre ilesa.
De
los duelos del corazón actuales
pasará
lo que el destino quiera.
Porque
eres única te doy mis avales.
Del
viento ilusorio la mar turquesa.
De
las mariposas vuelos joviales.
Del
llanto y la risa solo la promesa.
Del
alma y del corazón fidelidades.
De
nada te daré todo vampiresa.
Ella,
ya lo dije, es única en los hostales
y
por eso, cuando el recuerdo regresa,
comparecen
las hijas de los lacrimales.
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