Colaboración de Paco Pérez
Los
españoles estamos viviendo todos los días la experiencia lamentable de
levantarnos y acostarnos con escándalos que nos están deparando unas
sensaciones inaceptables y por ellas se está reclamando un cambio radical del
sistema… ¿Por qué?
Porque
cuando algo no marcha se deben tomar decisiones individuales o corporativas con
responsabilidad que permitan cambiar lo que no sirve y se pongan en marcha las
que enderecen el rumbo torcido.
Jesús, para que los
hombres pudieran poner en marcha su proyecto, les dejó la “parábola de la vid” y en ella les mostró el papel que deberían
tener en sus relaciones con Él (la vid) los sarmientos (las personas).
En ella se nos enseña que, para que demos buenos frutos, será necesario que permanezcamos
UNIDOS a Jesús, fieles a su mensaje, cambiando nuestros actos, cumpliendo
con nuestro cometido y entonces daremos buenos frutos… ¿Qué sucede a los sarmientos cuando se secan?
Si
formamos parte de la familia de los “hijos
de Dios” todos tendremos que cumplir con los preceptos que nos dejó y si no
lo hacemos nos ocurrirá como a los sarmientos
secos… ¡¡¡Seremos cortados, echados
fuera y arrojados al fuego!!!
Debemos
recordar que Jesús llamó a Pablo cuando lo derribó del caballo, le
mostró el camino, él lo escuchó y cambió
de comportamiento… ¿Por qué seguimos
sin fijarnos en este mesaje?
Lo
que vivió él es aleccionador porque su realidad nos demuestra que cometer
errores no es un problema, si lo reconocemos y cambiamos a tiempo, porque si
procedemos así el Padre nos perdona.
Lo que sí es grave es continuar dando la espalda a sus llamadas y seguir por el
camino equivocado. El cambio que se operó en Pablo fue radical pues pasó de perseguir a los cristianos a ser
perseguido como uno de ellos y a morir por esa causa.
Después
de dos mil años seguimos caminando sin rumbo, perdidos en las rutinas y
alejados de la verdad que nos regaló Jesús
y de las
las
pautas que Juan nos marcó para
nuestro comportamiento: Vociferar que tenemos
fe, que amamos al prójimo y después seguir sin hacer algo diferente no resuelve
nada a quienes necesitan algo de nosotros, el camino que debemos recorrer es
ayudarles en silencio.
Es
necesario que practiquemos un actuar coherente, haciendo lo decimos creer.
Si lo logramos nuestra conciencia nos dejará en paz y dormiremos pero de no
hacerlo nos lo recordará, no dormiremos bien y deberemos cambiar nuestra
actuación cristiana antes de presentarnos al Padre.
No
olvidemos que si creemos en Jesús y
cumplimos con el prójimo el Padre
nos acogerá y su Espíritu nos
ayudará.
En
el AT se contemplan las relaciones entre
el pueblo, los que los dirigen y el PADRE:
Isaías 3, 14: [El Señor entra en juicio con los ancianos
de su pueblo y con sus príncipes:
Pues vosotros habéis devorado la viña, el despojo del pobre está en vuestras
casas.].
Jeremías 12,
10:
[Muchos pastores han
arruinado mi viña, han hollado mi heredad; han hecho de mi hermosa heredad un
desierto desolado.].
Trabajar
por el “Reino de Dios” es misión de
todos, pastores y fieles, pero si no corrigen los pastores la ruta equivocada del rebaño
este se despeñará… ¿Todos tenemos la
misma responsabilidad?
Yo
creo que no y ya va siendo hora de que se dé el paso definitivo, abandonar las
rutinas y puesta en marcha del verdadero plan de Dios.
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