Colaboración de Paco Pérez
DESPUÉS AMARLE
Creer
en Dios nos debe llevar a creer en Jesús y así, quienes aman al Padre, también amarán al Hijo. Si somos hijos/as de Dios también seremos hermanos/as de Jesús y deberemos amar a todas las
personas, hombres y mujeres. La salvación
que buscamos está relacionada con el amor
a Jesús. No es fácil para las personas entender esta necesidad pues para amar a los demás debemos estar cargados
de fe… ¿La tenemos realmente o creemos que la tenemos?
Se
habla de crisis religiosa pero yo me pregunto… ¿Es verdadera esa afirmación o está en el mismo nivel de siempre?
Yo
creo que está igual –salvando la distancia temporal y las excepciones
personales- porque la hubo, la hay y la habrá. Ésta no se solucionará mientras no demos los pasos que hagan cambiar
el modelo actual.
Las
personas suelen afirmar, en momentos puntuales, que su comportamiento se debe a
que tienen fe en Dios pero… ¿En qué Dios?
La
propongo porque a diario nos topamos con muchos dioses y entonces nosotros,
ayudados por esa afirmación, seremos quienes debemos decidir cuál es el
verdadero y cuáles no.
Antes
de Jesús, los hombres se confundían
con facilidad a la hora de identificar al Padre
porque, guiados por sus miedos o por
las ambiciones personales, construían su creencia en cualquier “dios” y, como es lógico, este formato
religioso no tenían nada que ver con la realidad de Dios que nos mostró Jesús
cuando les regalaba sus ejemplos de vida.
Para
conocer mejor el hecho religioso debemos empezar por leer la Biblia… ¿Nos hemos planteado alguna vez
hacerlo para fijarnos bien en lo que hizo Jesús
y por Él conocer al Padre y lo que desea que hagamos?
Quienes
no lo han hecho están perdiendo la
oportunidad de aprender que se preocupó de las personas que sufrían,
de los que caminaban perdidos, de los pequeños indefensos, de dar acogida a
quienes no tenían aposento, de comprender sus problemas, de perdonarles sus
errores, de amarlos… Con estas acciones nos enseñó a construir un mundo más
humano en el que todos pudiéramos disfrutar de una vida digna y dichosa, sin
olvidarnos de los últimos. Lo dijo Jesús:
[Una religión que va contra la vida, o es
falsa, o ha sido entendida de manera errónea.].
Después
de la resurrección de Jesús sus seguidores cambiaron sus
comportamientos, experimentaron un proceso de transformación que les hizo no
estar escondidos porque, después de su muerte, tenían miedo a dar la cara por Jesús, a divulgar su mensaje y a vivir
en comunidad como verdaderos hermanos… ¿Por
qué cambiaron?
Porque
cuando se les apareció ya comprendieron bien lo ocurrido y entonces sí supieron
con certeza quién era Él. Este suceso
nos enseña que cuando una persona conoce a Jesús,
de verdad, ya lo ama profundamente y entonces lo acepta como es, Hijo del Padre.
Cuando
se llega a este convencimiento ya es fácil amar
a Dios y cumplir con los mandamientos
pues entonces estaremos ayudados
por la fe y podremos vencer las dudas
que nos acechen sobre Él.
Así
quedó establecida la relación entre el amor a Dios y a los hermanos.
Cuando la comprendieron los apóstoles ya no tuvieron dudas, dieron testimonio
de su resurrección sin miedo y sus seguidores formaron una comunidad muy unida
en la que todos se ayudaban, quienes
tenían alguna propiedad la vendían y lo que recaudaban se repartía para que
nadie pasara necesidades, celebraban el
culto y oraban.
Tomás, con su
increencia, nos enseñó la realidad de que los hechos tangibles convencen a las
personas y por eso vivimos en un mundo donde creer es complicado… ¿Por qué?
Porque
la fe no se compra en el comercio y
la ausencia de hechos portentosos dificultan
el poseerla a quienes no conocen suficientemente a Jesús. Por esa razón cuando
pasan los años la cristiandad ya no está tan convencida del hecho religioso
como lo estaban los primeros cristianos después de comprender quién era Jesús…
¿Por qué ocurre?
Porque
la sociedad está sumida en una crisis profunda de valores que está
deteriorando los pilares fundamentales de la vida: familia, religión, amistad, justicia, responsabilidad…
Hoy
ya no basta con decir que somos creyentes, tendremos que clarificar nuestra
idea de Dios porque podemos creernos
que lo somos, no ser verdad y estar agarrados a cualquiera de los dioses que a
diario se acercan a tomar café con nosotros: Un vendedor de cupones que nos ofrece la oportunidad de ser
millonarios, una cadena de televisión
que nos proyecta imágenes escandalosas de las personas sin ningún pudor, un sistema judicial con más sombras que
luces cuando aplica las leyes, una corrupción
casi masificada que nos incita a seguir el ejemplo… Estos procederes han sido
el fruto de esa crisis y, como estamos desnortados, ya no es suficiente con
cualquier medida.
Quienes
nos sentimos cristianos debemos saber que en estos tiempos no nos basta con
creer en cualquier dios, necesitamos descubrir
cuál es el verdadero y después
ofrecerle los frutos de nuestro correcto actuar. Por eso no podemos vivir
encerrados en nuestro interior pues la sociedad necesita conocer nuestra
experiencia sobre quién es Jesús.
La
FE nos hace abandonar las TINIEBLAS si reconocemos a Jesús como Hijo del Padre y le
seguimos. La de Tomás necesitó
pruebas tangibles… ¿En qué situación está la nuestra para dar TESTIMONIO?
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