Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
RECUERDOS DEL PASADO
Todo
tiene su historia y, si rascamos en el pasado, tal vez logremos encontrar sus
huellas para, partiendo de ellas, intentar aproximarnos a lo que ocurrió
escuchando de algunas personas que vivieron en esos tiempos los hechos
noticiables que nos interesan o escucharon de los mayores lo que rodeo al tema porque
lo presenciaron. Siguiendo esa línea he recopilado alguna información sobre la
trayectoria que tuvo esta rama del arte en nuestro pueblo y os lo voy a mostrar
en capítulos.
El
objetivo de estas publicaciones no es profundizar en los aspectos técnicos, esa
línea queda reservada para las personas doctas y las publicaciones
especializadas, sólo intentaré que no se pierdan las huellas que esta rama del
arte aportó a la historia de Villargordo (Jaén):
Los cines que hubo, personajes que estuvieron unidos a
ellos, anécdotas que se generaron
durante los años que estuvieron abriendo sus puertas a los villargordeños y mostrarles
algunos ejemplares inolvidables de la colección
de “CARTELES”, “AFICHES” y “FOTOGRAMAS” que logró reunir Tomás Lendínez García, de
diferentes cines, durante sus años
de juventud. Con éstos nos podremos aproximar al diferente tratamiento que se
le fue dando en el pasado a la publicidad de las películas cuando se estrenaban
éstas en ellos.
Al
mostrarles estas huellas del pasado reciente de nuestro pueblo, entrarán en
contacto con recuerdos imborrables de
lo que se hacía entonces; también, para quienes ya tenemos algunos años de más,
éstos serán un retorno a los años
jóvenes del lector; una sorpresa
para quienes nunca tuvieron noticias de ellos y tendrán, tal vez, poca o ninguna relevancia para quienes todavía son jóvenes. Opino así
porque éstos viven el cine inmersos en el modelo de su tiempo, en él ya no se
publicitan los estrenos cinematográficos con la técnica de entonces y porque descargarse
una “peli” de Internet es mucho más
cómodo y barato que visitar una sala de cine, pueden verla cuando estén
aburridos en casa sin gastar un euro tantas veces como deseen.
He
de resaltar que estos recuerdos van a ver la luz gracias a la labor de coleccionista que, desde hace muchos
años, viene haciendo Tomás Lendínez García.
Quienes lo conocemos bien sabemos que a él siempre le gustó coleccionar cosas por placer, sin
pensar que con el paso del tiempo se ganarían el calificativo de antiguas pues para
él lo más importante era poder saborear la cultura que se atesoraba en ellas.
Cuando
me habló de sus colecciones cinematográficas acordamos que me las llevaría a
casa para escanearlas, publicarlas después y evitar así que se perdieran las
huellas que esta rama del arte, gracias a su labor silenciosa y anónima, nos legó
para la “Historia del cine local”. Cuando
me las llevó, mientras las pasábamos por la máquina, hablamos del tema y
decidimos acompañar esos ejemplares con los recuerdos de los hechos que se
protagonizaron en nuestros cines durante
el tiempo que estuvieron abiertos; los personajes
locales que formaron parte de ellos y las
anécdotas de diferente índole que sucedieron mientras estuvieron ofreciendo
al público las películas del momento.
Los
progenitores de Tomás eran de Villargordo pero vivieron en Torreblascopedro porque su padre
ejercía allí la medicina y esa circunstancia le hacía, por la proximidad, ir
con cierta frecuencia a Linares; también
solía venir a Villargordo en épocas
puntuales para visitar a la familia y, como nos ocurría a todos, de vez en
cuando también viajaba a Jaén para
ir de compras con sus padres. En aquellos años la publicidad de las películas
que se proyectaban en nuestro pueblo se hacía de dos maneras diferentes. Por
las mañanas un señor repartía, de mano en mano, el “AFICHE” de la que se proyectaría esa noche. Éste era un folleto informativo del tamaño de un
cuarto de folio que tenía una presentación delantera de gran colorido en la que
iba el título; la imagen de los actores más importantes; los nombres del
director, de los artistas, del director de fotografía, el autor de la banda
musical… En la parte trasera iba impreso el nombre del cine, las funciones que
se proyectarían, el horario de cada una y los precios de las entradas –éstos
eran diferentes para cada una de las clases de asientos que se ofertaban.
En
nuestro pueblo teníamos las sillas, las
entradas del precio más alto, y un
graderío de albañilería que era conocido popularmente como “Gallinero”, las de precio más asequible.
Además
de la publicidad anterior también se ofrecía al vecindario la “cartelera”, ésta siempre se colgaba en
el mismo sitio, cuyo contenido era: Cartel,
fotogramas de las escenas, precio de las localidades, funciones y horarios.
En
los desplazamientos que Tomás hacía desde
Torreblascopedro a otras poblaciones
es cuando recogía los “AFICHES” que
se iban repartiendo por las calles a los transeúntes, él los fue guardando y así
es como logró tener ese bonito recuerdo de sus años infantiles y juveniles.
Los
“CARTELES” eran como los “AFICHES” pero de un tamaño mucho mayor.
Éstos
se usaban para ponerlos grapados sobre una plancha de madera ligera y ésta se
colgaba junto a un esqueleto rectangular de madera sobre el que se clavaban los
“FOTOGRAMAS”.
A
este conjunto le llamábamos la “cartelera”
y cada cine tenía su lugar fijo para colocarlas. Éstos los recibió de un señor
que trabajaba de acomodador en un cine de Linares.
El
primer cine de Villargordo se llamaba “Romera”
y después hubo otros, éstos se llamaron “Godoy”,
“Cervantes” y “Maravillas”.
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