A MI PUEBLO,
Villargordo
de
JAÉN
Colaboración de Tomás Lendínez Garcia
Me gusta recorrer tus calles,
subir hasta tu ermita
y sentir mi infancia
en una apacible y dulce morriña.
Me gusta, cuando todo está dormido,
bañar mi alma de luna y recuerdos
en el oleaje de tus plateados paisajes,
poblados de paz y sosiego,
con sus añosos y verdes olivares.
Me gusta escuchar,
el alegre gorjeo del agua en tus viejos pilares,
con sus oscuras y verdes piedras
y, ver en el fondo, el aleteo de sus peces de colores.
Esos caños, bruñidos de sol y estrellas,
murmuran leyendas de “Martinillos”,
de mozas y de muchas cosas viejas.
Caños que vierten sus chorros de agua fresca
cuando la luna de plata los llena,
dejándola caer en el espejo de su alberca.
Las mozas llegan a los pilares al atardecer,
cuando el sol muere tras ellas,
cantando alegres canciones
y murmurando viejas leyendas...
También hablan de amores,
airean los desamores, las cosas viejas
y, todo, al rumor del agua fresca
que vierten sus caños en las albercas.
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