Colaboración de José Martínez Ramírez
Hoy
he vuelto a pasar por tu pueblo
y
he respirado, y olido profundo, el aroma
del
Guadalquivir, ese que yo tanto quiero.
Su
verde orilla me ha gastado una broma,
me
faltaba el aire, batido en duelo,
de
querer y no poder, su agua tocar a solas.
Cuando
de nuevo viene a mí el desconsuelo,
y
el humo blanco de leña de olivo, cobra,
un
regusto de impaciente y negro hielo.
Permanecemos
juntos en la orilla y flota,
lo
que pudo ser llamado ayer, nuestro.
Eres
el olvido que el recuerdo roba,
el
tacto de ceniza de quemado enebro,
el
mismo que un día nos daba vida y sombra.
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