Colaboración de José Carlos Castellano Calles
Muchos
poetas y poetisas cantaron al amor. Naturalmente que a la mujer u hombre que
les inspiraba. Otros, simplemente, cantaron a los gozos y pesares que la mujer
le reporta a los hombres.
He
aquí un ejemplo, en este soneto, de
autor desconocido o anónimo:
De
quince a veinte es niña; buena moza
de
veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil
mujer de veinticinco a treinta,
¡dichoso
aquel que en tal edad las goza!
De
treinta a treinta y cinco no alboroza,
mas
se puede comer con salpimienta.
Pero
de treinta y cinco hasta cuarenta,
anda
en vísperas ya de una coroza.
A
los cuarenta y cinco es bachillera,
gansea,
pide y juega del vocablo.
Cumplidos
los cincuenta da en santera.
A
los cincuenta y cinco hecha retablo,
niña,
moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja
y santera, se la lleva el diablo.
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