Colaboración de Paco Pérez
Capítulo V
RECUERDOS DEL CINE “CERVANTES”
Durante
unos años el cine “Romera” abría sus puertas al público en
verano pero un día Benigno, su
fundador, decidió dejar la labor de empresario y quien tomó el relevo de esa
responsabilidad hasta su cierre definitivo fue Juan Miguel “El de la tienda”.
Fue Juan Manuel “Juanche” quien me comunicó la noticia. Parece ser que esa experiencia
que vivió Juan Miguel como
empresario de cine le sirviera después para comenzar a dirigir los destinos del
nuevo cine “CERVANTES”, haciéndolo en una propiedad urbana amplísima que había
junto al Sindicato Agrícola Católico, aquel
emblemático edificio local de mi
niñez que fue fundado en la década de los años veinte D. Ángel Méndez Orbegozo, un ingeniero de origen vasco.
Los
que tenemos algunos años recordamos el matrimonio perfecto que formaban el
edificio del “Sindicato” y el del “Cine Cervantes” hasta su jubilación y
posterior derribo, fueron muchos los años que permanecieron unidos.
El
nuevo cine tenía una parte cubierta,
con fachada al “Paseo”, en la que se
proyectaban las películas durante el invierno
y un corralón enorme con salida
a la calle General Aranda,
popularmente nombrada como “El Centro”
y que hoy es conocida como Pablo Iglesias,
mediante unos portones de madera, pues en esa propiedad fue donde se habilitó
el local del nuevo “cine de verano”.
La
andadura de Juan Miguel fue corta y después
entró en escena el señor Agustín
Castellano pero no fue una aparición sencilla sino compleja y, la verdad,
desconocida para mí.
Un
día, indagando sobre los orígenes de este cine, hablé con Adriano Jiménez Almagro “El de
José Miguel”, y me comunicó que su padre, José Miguel Jiménez Vallecillos, comenzó con Agustín la aventura empresarial y que después se retiró. Seguí con
mis pesquisas sobre esa inesperada noticia para ampliarla y para ello tuve que
entrar en contacto con Dulce Marfil
Castellano y su esposo, José Delgado
Delgado. Parece ser, según ellos, que el abuelo Agustín, José Miguel, Juan Cañas Martínez “El del estanco o
Canuto” y otro más que no pudieron identificar. Entonces le comenté que ese
señor tal vez fuera Juan Miguel
porque Juan Manuel “Juanche” me lo había comunicado en otra
ocasión.
Dulce no me pudo
confirmar quién fue el cuarto socio pero sí que ese grupo de personas decidieron
emprender la aventura del negocio del cine pero no pudo explicar cuáles fueron las
razones que concurrieron para que finalmente se quedara su abuelo solo.
El cine “CERVANTES” cerró sus puertas, de manera definitiva, el año 1982 y durante
el tiempo que estuvieron al frente de él la familia de José y Dulce lo hicieron como arrendatarios.
Con
el paso del tiempo los herederos de Agustín
vendieron la propiedad a una constructora y en el solar ésta edificó el “Edificio Cervantes”, en él se instaló una
comunidad de propietarios en la que hay “pisos”,
un “sótano” y un “pasaje comercial” que permite el paso
entre ambas calles durante el día. Así es la transformación que experimentó el
inolvidable “Cine Cervantes”.
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