Colaboración de José Martínez Ramírez
IMPONER UNA BARBARIDAD
Cuando
las cosas se establecen y duran años, décadas o siglos, es muy posible que no
sean lamentables. Todo es susceptible de mejora como está de sobra demostrado.
Los
seres humanos tenemos tendencia en los primeros años de nuestras vidas al inconformismo, que algunos confunden
con revolución o con una mala educación. Con los años nos
volvemos más estables.
Los
representantes de la autocracia, más
o menos contemporánea, no han durado mucho, con matices, porque son sistemas
ilógicos que no se sustentan con mecanismos acondicionados naturalmente al
hombre. Nos acribillan, las televisiones y las emisoras de radio, con la actual
crispación política que no se sufría desde el treinta y poco.
Antídoto
por todos lados, intentando arruinar a empresarios que triunfaron por su
capacidad resolutiva para generar riqueza o recibieron un golpe de suerte. Los
mismos que celebran la ruina de otros que no supieron gestionar su empresa por su
incapacidad o por mala suerte.
Mucha
gente endemoniada con lo que no encaja en su criterio. Haciendo todo lo que
está en su mano a fin de prohibir nuestras costumbres de siglos, nuestras
creencias, nuestra fe, cambiar nuestro abecedario con palabras imposibles e
incoherentes.
Esa
niña consentida que desea independizarse sin tener trabajo, arruinando a sus
padres en ese proceso, carente de lógica, justicia, o de sentido común.
Circunstancia que de llevarse a cabo su vecina también lo intentaría. Si lleva
a mal fin ese proceso, al poco tiempo volverá a casa cabizbaja y arrepentida, y
no le quedará nada de lo que se llevó, en el mejor de los casos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario