Colaboración de José Martínez Ramírez
Hasta siempre querido Pau.
Tú
que eres de mis hierbas
de
mis mismas deshoras,
por
las calles Barcelona
sin
Alsoris no es igual.
La
madrugada te llora
te
cierra los ojos ahora,
lamento
de olas en tu ciudad.
Y
esa luz fugaz de gasa roja,
ahora
vuela por Milán.
No
hay jarabe sin palo
ni
Nuria, ni Sara, ni Guzmán,
y
en California la mar
es
brava con el desamparo.
La
flaca da un salto
de
cama sin ropa,
y
los tejados sin gatos
no
paran de susurrar.
Con
la guitarra en la mano
la
veo cubierta de sal.
parece
bonito pensar,
que
es una broma del pasado.
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